OTRA VEZ Y VAN.... Cansado de triunfar: Macri se fue de vacaciones después del “éxito” del G20

En la conferencia de prensa al final de la cumbre del G20, el presidente manifestó ante la prensa que estaba cansado de hablar. Fueron días intensos. Estrés, mucho estrés. Ese fue el costo de garantizar un evento internacional de tal evengardura y con tanto éxito. Por eso, una vez que el sueño del G20 con pocos anuncios, sin represión y sin wifi llegó a su fin, Mauricio Macri aprovechó para tomarse el palo una vez más: está de vacaciones con su esposa Juliana Awada y su hija Antonia, en Neuquén.

El dato indica que todos los recesos que Macri se ha tomado, todas esas escapadas de fines de semana a distintos puntos del país, suman con este último viaje, más de 100 días de vacaciones desde que se colocó la banda presidencial. ¿Quién pudiera no?

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La costumbre de Macri fue objeto de chiste en la novela de Telefe, 100 días para enamorarse. “Tenés más vacaciones que el Presidente, no estás nunca en mi casa”, increpó el personaje de Jorgelina Aruzzi al de Gil Navarro.

El llanto en el teatro Colón ya advertía el desborde emocional y el cansancio del hombre tras la investidura presidencial. Es injusto, mientras todos los porteños tuvieron la posibilidad de pegarse una escapada el finde largo del G20, tal como aconsejó Patricia Bullrich, él se tuvo que quedar trabajando. ¡Y de qué manera! Nunca dio dos conferencias de prensa tan seguidas. Nunca respondió tantas preguntas. Nunca tuvo que reunirse con tantos mandatarios en un lapso tan breve. Qué decir de Awada. Ella también estuvo muy ocupada agasajando a las acompañantes de los funcionarios que participaron.

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Para descansar con la familia, según trascendió Macri habría elegido la villa turística de Chapelco, ubicada en la cordillera de los Andes. El paradisíaco lugar, se encuentra a 19 kilómetros de San Martín de los Andes. No se informó oficialmente, pero se presume que se aloja en el Chapelco Golf & Resort, country donde tiene varias propiedades el titular de la ex Side, Gustavo Arribas. Claro, no vaya a ser cosa que alguien intente entorpecer su descanso con alguna manifestación o reclamo. Mejor esta vez, dejar sembrada la incógnita del destino que emprendió la familia presidencial.

Breve repaso

Macri suele tomarse un descanso, luego de esos momentos en que la agenda se le vuelve demasiado exigente. En 2015, ni bien ganó el balotaje contra Daniel Scioli, se tomó unos días. Lo mismo hizo tan sólo 11 días después de asumir, ocasión en la que eligió su lugar en el mundo: Villa La Angostura. El receso se extendió desde el 25 de diciembre de 2015 al 4 de enero de 2016. Lástima que justo se inundó el litoral, fenómeno climático por demás inoportuno. Desde su retiro, envió un mensaje de Facebook a los damnificados. Luego lo pensó mejor y sacó la conclusión de que no daba quedarse y tuvo que interrumpir su break. Eso sí, después de recorrer un poco las zonas bajo agua, volvió a la Patagonia para pasar el año nuevo.

Esa primera incursión sería todo un gesto de una tendencia que se sostendría a lo largo de su gestión.

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En febrero de 2018 Macri ya acumulaba 91 días de vacaciones en dos años. El último verano se había tomado tres semanas. Según los cálculos periodísticos, a comienzos de año la suma de los días no trabajados del Presidente superaba los tres meses, en tan sólo dos años de gestión.

Durante el fin de semana largo de carnaval, se retiró a la estancia de Chapadmalal. En ese momento, batió el récord y acumuló 29 días de vacaciones en dos meses.

En marzo aprovechó la semana santa para volver a Chapadmalal, destino al que retornó también el finde largo del día del trabajador. A fines de noviembre, la ciudad costera lo encontró de nuevo en sus playas. Por entonces, trabajadores y trabajadoras de Siam en lucha contra los despidos, enfrentaban la represión.

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Desde que asumió, Macri se tomó días de descanso en Tandil, Córdoba y Corrientes, además de la Patagonia y Mar del Plata.

Entre 2005 y 2007, acumuló 277 ausencias en votaciones en la Cámara baja donde se desempeñaba como diputado nacional. En sus ocho años de Jefe de Gobierno, llegó a 261 días sin ir a trabajar. Lo que se dice, un verdadero alérgico al trabajo.