La crítica situación en las cárceles bonaerenses inició una serie de huelgas de hambre que ya alcanzó a una parte importante de la población alojada.
Miércoles 11 de diciembre de 2019 16:01
Foto/ AnRed
Hace unos días se inició, en varias unidades penitenciarias de la provincia, una huelga de hambre. Si bien la protesta apunta a las condiciones generales de detención, la principal demanda giró, en un principio, en torno a la falta de alimentación.
Actualmente, aparecen también con fuerza las demandas por el hacinamiento en el que conviven y las condiciones generales de detención, incluidos los largos tiempos sin sentencia firme.
Las unidades penitenciarias donde se ha registrado mayor acatamiento de la protesta son las de Lisandro Olmos, Los Hornos, Campana, Sierra Chica, Batan y Dolores, siendo alcanzadas más de 10 de ellas por la huelga, de las 57 con las que cuenta actualmente el Servicio Penitenciario Bonaerense.
Como denunciara hace unos días La Izquierda Diario, en los últimos 15 años creció en un 40% la cantidad de personas privadas de su libertad en la provincia, mostrando una superpoblación exorbitante que alcanza el 113%. A este dato debe sumarse que se trata, en su gran mayoría, de población de sectores empobrecidos, habiendo crecido el número de mujeres en dicha situación, durante el mismo lapso de tiempo.
La superpoblación, sumada a las condiciones estructurales de los lugares de alojamiento, y la falta de insumos y alimentos, resultan ser un combo que impacta directamente en la situación de salud de la población carcelaria, habiéndose expandido los últimos tiempos la propagación de enfermedades como tuberculosis y hanta virus.
Recambio. ¿Qué hará el nuevo gobierno provincial?
El Gobernador electo Axel Kiciloff, quien asumió en la fecha su cargo al frente de la provincia, efectuó declaraciones a la prensa mostrándose preocupado por la situación, refiriéndose el agravamiento de la misma durante la última gestión.
Todavía no se conoce el plan de gobierno que contemple medidas concretas respecto a esta grave situación de violación de derechos en las cárceles bonaerense ni tampoco acerca de las históricas políticas criminales que se aplican sobre la población carcelaria.
La designación de Berni, como ministro de Seguridad en la Provincia y de Julio Alak, para el Ministerio de Justicia, del que depende el Servicio Penitenciario Bonaerense, augura más continuidad que cambios en la política represiva.
Alak, ex intendente de la ciudad de La Plata y ex Ministro de Cristina Fernández es conocido como un representante exponencial del neoliberalismo en sus épocas de intendente, que sentó las bases para los grandes negocios inmobiliarios en la ciudad y fue apadrinado por los personajes más oscuros de la política de la época: Carlos Menem, Domingo Cavallo, Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, entre otros.
Vigilar y castigar
Mientras tanto, el sistema carcelario, con la anuencia de los poderes Judicial y legislativo, sigue mostrándose como la cara más perversa de control y disciplinamiento de la clase trabajadora.
La maquinaria de ultraje y castigo adquiere su máxima expresión, con la negación del Estado a las necesidades más básicas. La falta de comida e higiene, el hacinamiento, los largos tiempos de encierro sin condena, la desatención en la salud, son expresión (adentro y afuera) de un sistema diseñado para el goce de unos pocos y el cuidado de sus intereses, mientras las grandes masas son sometidas al castigo cotidiano de la privación, y el encierro.