Jueves 26 de febrero de 2015
En Uruguay se celebra cada febrero la fiesta de carnaval, que está marcada especialmente por el desfile de llamadas en Barrio Sur y Palermo, históricamente de la comunidad afro, y por el concurso de conjuntos carnavaleros que tiene como escenario principal al Teatro de Verano, donde compiten murgas, parodistas, humoristas, comparsas y revistas.
Ya desde noviembre y diciembre se pueden escuchar las lonjas sonar por los barrios, las murgas ensayando en plazas y clubes que son los lugares donde todo empieza a prepararse. Esta fiesta popular congrega a miles de personas alrededor de los tablados que pueblan la capital y algunas localidades del interior. No quiero dejar de mencionar que quien se aproxime al litoral con Brasil verá algo absolutamente distinto, un carnaval ampliamente influenciado por el país del norte, con desfiles al estilo “escola do samba” que movilizan a pueblos enteros.
La murga y la crítica
Históricamente el carnaval ha estado políticamente ligado a sectores populares y de la izquierda, con la mayoría de las agrupaciones vinculadas claramente con el Frente Amplio. Las murgas en especial, por tradición, fueron el eco de demandas populares, el altavoz para denunciar a los gobiernos y para proclamar la solidaridad, tanto con los sectores oprimidos como con causas de derechos humanos. Debido a todo esto resultaba una gran incógnita ver qué pasaría con dicha tradición si el Frente Amplio era gobierno. Lamentablemente desde 2005 hasta acá la mayoría de las murgas son oficialistas, traicionando aquella tradición crítica. Baste recordar a distintas agrupaciones acompañando la gira de los candidatos del FA. Sin embargo aún podemos ver algunas demandas populares y críticas a los partidos de la derecha tradicional y a sus instituciones, pero la ausencia de independencia política resultó en la casi inexistente crítica al gobierno. Si bien siempre existió el humor y la ironía en las murgas, últimamente parece primar esto sin estar ligado a cuestiones sociales que afectan a los sectores populares y oprimidos.
Esto que describo anteriormente por suerte no es monolítico y algunas murgas de a poco van expresando alguna crítica al gobierno, o al menos con un contenido de clase o anticapitalista. En dicho sentido quiero destacar algunos fragmentos de las propuestas de este 2015, que de una manera u otra mantienen aquella tradición casi pérdida. Tal es el caso de La Gran Muñeca con el cuplé (fragmento temático del espectáculo) “de zurda”, en el que dicen cosas como: “no quiero otra zurda que no haga cosas de zurda o gambeteen de zurda con la promesa de un gol (…) que sigan diciendo que somos de izquierda, que piensen que uno no entiende una mierda y de a poco se siga estirando la cuerda (…) no quiero un estado de sitio en las calles por si hay un partido o hay un escrache, (…) no quiero aceptar ser un ser perseguido si voy a una marcha…”.
Otro ejemplo es Metele que son Pasteles, donde en el cuplé “Los Mega Empresarios o La teletón” (organización de ayuda a discapacitados que funciona por donación en una jornada televisada) dicen: “Durante ese día me hago el solidario y el resto del año te exprimo el salario, y la donación que hago por supuesto luego la desquito exonerando impuestos (…) cada vez que un empresario está colaborando vos de alguna forma lo estás financiando”, o el segundo cuplé Botija donde le hablan a las nuevas generaciones diciendo “vos aprendé que hay pobres porque hay ricos, (…) mientras uno padece su clase baja, el otro viene a nacer con todo clase e’ ventaja, (…) quien vive de tu ganancia, (…) te aviso el cuco es y fue siempre el mismo, se llama capitalismo. El juego electoral tiene limitada audacia, que va del conservador a la social democracia, y por eso siempre se habla de combatir la pobreza cuando lo que hay que combatir es la llamada riqueza. Y te tratarán de utópico y de ser poco práctico, de socialista nostálgico que vive melancólico, que hace catarsis mediante actor anárquicos, y lo más insólito es que eso te lo dirán cínicos, a los que golpeó en el estómago la caída del muro soviético …”.
Por último, La Buchaca presenta un espectáculo muy político en general, que pasa de la crítica a Huidobro, la solidaridad con los 43 estudiantes mexicanos, pero destaco una frase simple y contundente: “las murgas me enseñaron que con nadie hay que casarse, pero ahora en el 2015 hay que pedir permiso para expresarse”.
De estas tres murgas solo la primera pasó a la etapa de Liguilla del concurso de carnaval, etapa de definición de los primeros puestos.
Por supuesto que hay miles de cuestiones que no estoy abordando. Me dediqué exclusivamente al contenido de libretos de murga quedando muchos puntos por desarrollar. Uno de ellos es el caso de Cayó la Cabra, murga que fue amenazada por el grupo empresarial que compró los derechos de televisación del Carnaval, pues un fragmento de su espectáculo denunciaba la movida mafiosa que lleva a cabo este grupo. El hecho de tocar a sectores del poder que incluyen al Frente Amplio, de hacer referencia a la expulsión del presidente de la Asociación de Fútbol por no estar afín con las líneas del grupo empresarial que además maneja los derechos de trasmisión del fútbol uruguayo, redundó en una serie de presiones que sólo pueden ser calificadas de mafiosas.
Esta es una primer nota pero esperamos poder compartir más cubriendo este espectáculo histórico y arraigado en los trabajadores y el pueblo.

Claudio Álvarez
Docente de Secundaria. Montevideo, Uruguay