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Música / Rock. Pato Fontanet: Rock, negocio y revolución en entrevista inédita antes de Cromañón

El cantante analizaba el trepidante crecimiento que Callejeros experimentaba en 2004 mientras debutaban en Obras, llenaron Excursionistas y sentían que la industria de la música los estaba colocando en un lugar incómodo.

Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola

Lunes 30 de diciembre de 2024 12:00

“Hay bandas que parece que la van a pudrir, pero terminan quedándose. El único análisis que hago es que a la gente le gustó nuestra música: si haces un disco y no le interesa a nadie, te lo tenés que meter en el culo”, dice Pato Fontanet mientras apura un vaso de gaseosa con hielo una tarde de calor preveraniego en un bar del centro porteño. Callejeros acababa de publicar Rocanroles sin destino, su tercer disco de estudio, y aquel 2004 parecía encaminarse como un año histórico para una banda había debutado y llenado Obras el 30 y el 31 de julio de ese año. “No sé si Callejeros es un ‘fenómeno’. Lo que pasa es que la gente no tiene posibilidades de ver muchas bandas de afuera, y además en los últimos tres años crecieron muchas de acá”. El rock suburbano encontraba en el grupo de Villa Celina un estandarte que empujaba nuevos estándares de popularidad en la escena doméstica.

“La gente que ahora es de Callejeros antes no lo era, sino siempre hubiésemos metido 5 mil personas por show. El problema es cuando alguno piensa que si venís desde el principio sos un capo, pero si te sumaste recién sos un careta. El grupo de pibes que nos sigue desde 1998 está feliz de que nos vaya como nos va y no se hace problemas porque algunas personas que vienen ahora solo conozcan dos o tres temas. De todas maneras, los primeros fanáticos de Callejeros somos nosotros mismos, sus integrantes”. El cantante teorizaba sobre un problema en ascuas: el recelo de cierto público de antaño con el que se había sumado recientemente a la carga del éxito generado por la canción “Una nueva noche fría” de Presión, el disco anterior, editado en 2003.

“Esto no es eterno, hay un tiempo para hacer las cosas y hay que saber aprovecharlo. Yo no tengo la fórmula, pero creo que todo es parte de la perseverancia”, vislumbraba Pato en una entrevista que le hicimos promediando la primavera de 2004 para la revista independiente Si Se Calla El Cantor mientras la banda hacía pata ancha en un lugar recientemente inaugurado: la sala Cromañón entre la Plaza Miserere y al estación de trenes de Once. “Omar Chabán apoya a las bandas cuando no meten gente y, de esa manera, labura para que la movida crezca. El resto, en cambio, no”, sostenía Fontanet acerca de quien no sólo los había convocado a ese reducto que manejaba, sino también a otro sitio clave para el crecimiento de Callejeros como fue Cemento. Ambos lugares cerrarían para siempre después de la trágica noche del 30 de diciembre de ese año. Ese escenario estaba lejos de imaginarse, aunque durante la entrevista el cantante ya advertía las contrariedades que se iban presentando a medida que crecía el nivel de convocatoria y eso los obligaba a entreverarse en niveles de producción más complejos y riesgosos.

¿Cuánto vale realmente haber llegado a Obras para una banda tan nueva como Callejeros?

Lo que tiene Obras es que te empieza a conocer gente que antes no, y los que venían de antes se ponen más contentos de que llegaste ahí. A nosotros nos costaba mucho más de repente hacer un Cemento y llenarlo que un Obras, pero eso último logra tal magnitud que el entorno te rompe las pelotas y terminás poniéndote nervioso. No tanto por el show en sí, ya que estuvimos nerviosos desde el primer día, pero hay lugares fundamentales a los que hay que volver siempre, como Cemento, y otros que son de paso, como Obras. Nosotros no queríamos ir ahí porque no nos gustaban un par de cosas. Por empezar, la organización del lugar es distinta a la nuestra. Queremos que la gente se divierta y no echamos a trompadas a un pibe porque prende una bengala, como hacen ahí. Pero tampoco nos quedaban otros lugares: hicimos Cromañón en abril y al mes siguiente ya tuvimos que agregar dos fechas más, así que por cuestiones de espacio decidimos tocar en Obras, que es más grande y de hecho debimos agregar una segunda función. Estuvo re copado, pero ahora ya estamos pensando en otra cosa.

¿Qué sería esa “otra cosa” en la que están pensando?

Cuando hacemos los temas no nos fijamos qué es lo que le puede gustar a la gente. Pero cuando organizamos un show, sí. Existe una necesidad de tocar en un lugar abierto para que no haya problemas con las bengalas porque ya nos estamos empezando a intoxicar con toda la humareda…

En algunos shows recientes se te notaba fastidioso por tanto humo…

Sí, pero no tanto por nosotros, sino por el mismo público. En un recital que dimos hace poco en La Plata le pregunté a la gente si alguien podía respirar, todos gritaron que “no” pero al comienzo del siguiente tema vuelven a prender una bengala. Los shows los damos para ellos, no para nosotros, así que vamos a buscarle la vuelta para resolver eso.

¿Cuál sería ese lugar abierto en el que les gustaría tocar? ¿Se animan a hacer un River a partir de este crecimiento constante de convocatoria?

A River no lo llenamos, sino que lo vaciamos… ¡Tocaríamos en los vestuarios! La idea que estamos pensando es cerrar el año en algún estadio como el de Excursionistas, por ejemplo (NdeR: efectivamente, lo harían el 18 de diciembre de 2004, doce días antes de la noche trágica en Cromañón).

¿Las contrariedades de lugares como Obras representan el costo que hay que empezar a pagar a medida que la banda se vuelve masiva? Pareciera que la popularidad avanza en desmedro de la voluntad personal…

Sea el lugar que sea, siempre ponemos nuestra gente y nuestro control. Lo que pasa particularmente con Obras es que no es explotado por el mismo club, sino que está congestionado por un privado. Entonces no podés hacer lo que vos querés. Y eso no nos gusta ni a nosotros ni a la gente, porque a los intereses de la banda y del productor del show se les suman el del concesionario y el del dueño del lugar. Siempre dependerá de qué lado estés: no podes hacer tu movida sin joder a nadie y sin que te vengan a joder a vos. O estás de un lado o estás del otro, y en todo caso hay que cuidarse porque te van a querer cagar. Estas limitaciones las tienen todas las bandas, lo que pasa que haces estás de un lado, y otras del otro.

El público rockero idealiza a los artistas y los artistas a veces también refuerzan una dinámica que no siempre pueden sostener en su acción cotidiana. ¿Cuál es tu mirada sobre esto?

Hay músicos que se llenan la boca hablando de revolución pero después agachan la cabeza para firmar contratos que son un chiste y lo hacen solo por la guita. Revolucionario era el Che Guevara, quien fue todo un ejemplo de laburo y perseverancia, más allá de que algunos crean que se equivocó. Yo, en cambio, creo que murió en la suya y por eso generó algo tan groso. Como sea, no busquen ideales en una banda, solo busquen rock and roll. Si quieren hacer una movida relacionada con otras cosas, métanse en política que está buenísimo. ¡Mirá lo devaluado que está todo que la gente busca que un grupo de música le de respuestas! Yo tengo un montón de quilombos personales como para salir a levantar doctrina sobre lo que se debe hacer y sobre lo que no. Sé del partido político que quieras y escuchá la música que más te gusta. Y si encima tenemos la suerte de que te guste Callejeros, joya.