Después del inicio del paro impulsado por las y los trabajadores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, las autoridades del plantel llamaron a continuar con las labores académicas de forma virtual, ignorando el proceso y así dividiendo al estudiantado y profesorado de la lucha.
Emilia Macías @EmiliaMacas1
Martes 17 de mayo de 2022
Desde hace más de una semana las y los trabajadores de la FCPyS tomaron el edificio G (de gobierno) para presionar el cumplimento de sus demandas. Al no haber respuesta por parte de la dirección, el viernes 13 iniciaron un paro de labores con la toma de la facultad completa.
No pasaron ni dos horas de iniciado el paro y la misma Carola García (directora de la facultad) ya había sacado un comunicado diciendo que no se podían tomar clases en presencial y que se siguiera en línea:
Esto no solo apunta a la división al interior de la comunidad universitaria, sino que por la vía de los hechos termina rompiendo con la medida de lucha de las y los trabajadores, además de que muestra el nulo interés por parte de las autoridades de resolver el problema.
Lo que les conviene es que el estudiantado siga teniendo una carga académica pesadísima para no sumarse a la protesta y por eso hace un llamado al profesorado a continuar con las clases como si lo que estuviera pasando fuera “externo” a la facultad.
Es evidente que las autoridades tienen miedo de que el estudiantado y profesorado se unan a la lucha porque, mientras más grande el movimiento y más organizado, es mucho más fácil arrancar no sólo las demandas del sector trabajador, sino las de los estudiantes -como la cancelación del presupuesto a las prácticas de antropología-, o del profesorado -como el pago incompleto de salarios-, ya que todas estas problemáticas derivan de un mismo problema: quién controla el presupuesto.
Y no sólo el presupuesto, quién controla el funcionamiento de la universidad. Es ilógico que sea un puñado de autoridades universitarias, con sueltos altísimos, quienes decidan a dónde se destinan los recursos, pues no son quienes le dan vida a la universidad, somos lxs estudiantes, trabajadorxs y profesorxs. Somos quienes sabemos qué necesitamos; como becas universales para todo el estudiantado para que no tengamos que estudiar y trabajar a la vez, o transportes seguros y gratuitos para toda la comunidad que vive en las periferias o a largas distancias de sus planteles, condiciones laborales y salarios dignos para docentes y trabajadorxs.
Si nosotrxs tuviéramos el control de los recursos la universidad podríamos a que esta estuviera realmente al servicio del pueblo pobre y trabajador. Además de que esta demanda debería estar vinculada a que sea verdaderamente pública, gratuita y para toda la juventud tenga acceso irrestricto a la educación.
El movimiento impulsado por las y los trabajadores de polakas es una referencia para continuar en la lucha por una universidad al servicio de la comunidad. Apoyémoslo hasta el final y golpeemos con un mismo puño.
