Esta semana el Juez del Tribunal de Casación bonaerense, Víctor Violini, hizo lugar a un habeas corpus colectivo que otorga la prisión domiciliaria a unos 2300 presos detenidos en penales del Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos Aires.
Domingo 12 de abril de 2020 12:10
La presentación del hábeas corpus fue impulsada por los defensores generales de los 19 departamentos judiciales bonaerenses, acompañados por la Comisión Provincial por la Memoria que se presentó como amicus curiae.
Las personas comprendidas en la resolución componen grupos de riesgo, mayores de 65 años; con problemas de salud muy precisos, mujeres con hijos pequeños y embarazadas, siempre que no hayan cometido delitos violentos.
En las cárceles bonaerenses como en las de todo el país la situación es gravísima. La superpoblación, las condiciones de encierro sin acceso a elementos mínimos de higiene, sin la atención y tratamientos médicos necesarios para las personas detenidas, hacen que el peligro de que la pandemia haga estragos intra muros sea una cuestión de tiempo. En el Servicio Penitenciario Bonaerense, son más de 50.000 los presos, pero la capacidad es de 21.000 plazas.
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Para los genocidas, el único lugar en la cárcel común, perpetua y efectiva
Ni lerdos ni perezosos más de cien genocidas condenados por delitos de lesa humanidad solicitaron el beneficio del arresto domiciliario con la excusa de la pandemia como argumento.
Pero las condiciones de detención de este grupo de detenidos que son una minoría ya que la mayoría sigue gozando de impunidad, nada tienen que ver con las conidciones de detención de los otros presos.
Pabellones VIP, comodidades, acceso a atención médica y otras cuestiones les son garantizadas a los responsables del genocidio, mientras más del 60% de los presos lo están con prisión preventiva y sometidos a tratos crueles, inhumanos y degradantes que formalmente están prohibidos por la Constitución Nacional.
Hasta el viernes 3 de abril, según el comunicado emitido por la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) hubo 104 pedidos de domiciliaria en este período de pandemia y fueron otorgadas 17 prisiones domiciliarias
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El coronavirus en las cárceles de otras provincias
Las condiciones de detención en las cárceles de otras provincias no se diferencia a las de quienes están detenidos en unidades bonaerenses.
En provincias como Santa Fe y Córdoba se presentaron hábeas corpus colectivos ante el peligro de contagio dentro de los penales.
En Santa Fe, el Servicio Público Provincial de Defensa Penal (SPPDP) instruyó a los abogados defensores para que presenten recursos de hábeas corpus para aquellos internos e internas de las unidades provinciales que estén en condiciones de cumplir prisión domiciliaria, con el objetivo de disminuir la población penitenciaria en el marco de la pandemia. Las presentaciones hasta el momento son 131, y fueron hechas luego de las protestas realizadas por los presos en las unidades de Coronda y Las Flores, donde hubo un total de cinco muertos.
En Córdoba el reclamo por las condiciones de detenciòn y la falta de medidas para prevenir el contagio frente al COVID-19 fue hecho el pasado 29 de marzo.
Familiares de personas privadas de su libertad en Bouwer junto a otras asociaciones presentaron un hábeas corpus correctivo y colectivo ante la justicia de Córdoba.
El Juzgado de Control número 9, a cargo de la jueza María Celeste Ferreyra respondió al pedido presentado con un extenso escrito en el que enumera todos los marcos legales y resoluciones de organismos internacionales en relación al tema carcelario en general y el escenario del coronavirus en particular en relación a las personas privadas de su libertad, y los planes que se habrían implementado en el Sistema Penitenciario de Córdoba.
Sin embargo las denuncias desde adentro del penal muestran otra realidad, en la que las personas privadas de su libertad en Bouwer están en peligro, y que si el virus ingresa en el penal se propagará con gran velocidad.
En 2018 Nils Melzer, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, visitó de manera oficial las cárceles de Córdoba. En su informe destacó la situación de superpoblación y remarcó con preocupación que “las celdas de 3 x 4 mts tienen 12 camas cucheta triples.
En cada celda hay diez reclusos que permanecen encerrados durante 16 horas por día, sin instalaciones sanitarias, ni luz artificial, sin actividad de ningún tipo y ni espacio para moverse. No tienen mesas, ni sillas, y los reclusos comen en la cama. Orinan y defecan en recipientes plásticos, excepto durante dos períodos de cuatro horas diarias cuando se abren las celdas y pueden acceder al baño y a un pasillo estrecho iluminado con luz de neón de aproximadamente 6-8 m2, que tiene un televisor y conecta cuatro celdas idénticas con un total de 40 reclusos. Los internos permanecen en estas condiciones sin ningún acceso ni a la luz del sol ni a espacios abiertos durante períodos que oscilan entre varias semanas y más de 6 meses, lo cual genera una sensación general de profunda angustia y desesperación”.
En condiciones como el que el mismo Relator de la ONU describe en su informe y que pueden ser aplicadas a cualquier penal del país, ¿es posible pensar en que puede evitarse que la propagación en las cárceles no sea una masacre?
Las cárceles en el mundo
Tan grave es la situación de las personas privadas de su libertad en el mundo que la ONU tuvo que instar a reducir la población carcelaria para contener el avance del coronavirus dentro de las cárceles.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha solicitado a los gobiernos de todo el mundo que tomen medidas para evitar que el coronavirus se extienda de forma masiva en las cárceles. Para esto los ha instado a reducir la población carcelaria, teniendo en cuenta los colectivos de riesgo y los "presos políticos".
A nivel mundial las excarcelaciones y prisiones domiciliarias han alcanzado el record en casi todos los países: España, Francia, Irán, México e incluso los que tienen mayor tradición punitivista como Estados Unidos y Gran Bretaña.
En EEUU, donde la pandemia está haciendo estragos, el sistema federal otorgó la prisión domiciliaria a todos los mayores de 60, que comprenden alrededor de 10000 personas. Se calcula que Estados Unidos tendrá en los próximos días la menor cantidad de presos desde la Segunda Guerra Mundial.
Hay cifras dispares, pero hay diarios que hablan que el total de detenidos en cárceles de Estados Unidos se reduciría en unos 400.000 internos, del total de 2.200.000 presos. En EEUU y Gran Bretaña el virus ya entró a las cárceles, y en los próximos días este país liberaría a 15.000 presos de un total de 85.000.
Mientras tanto en otros países la situación se repite. En Brasil, país en que la pandemia golpea muy fuerte por la irresponsabilidad sobre todo del negacionista Bolsonaro, la justicia tuvo que ordenar liberar a 30.000 personas de las 700.000 que están detenidas, para intentar evitar un contagio masivo. Desde el inicio de la pandemia, en cárceles del vecino del país ubicadas en las ciudades de San Pablo y Brasilia, los presos llevaron adelante reclamos y varios de ellos ante la desesperación se fugaron.
La pandemia del COVID-19 ha dejado al desnudo todas las miserias del capitalismo, la falta de un sistema sanitario capaz de atender a toda la población y que es sostenido gracias al enorme esfuerzo de sus trabajadores, la desigualdad social y económica, y también el mundo intramuros, expuesto a la barbarie de los sistemas penitenciarios en todo el mundo.

Andrea Lopez
@lopez76_andrea Cronista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.