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Red Internacional
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JOSÉ LEÓN SUAREZ. Caso Agüero: "Si no hubiera sido por nosotros mi hermano no aparecía"

Son las palabras de una de sus hermanas. Luego de 21 días de una infinita búsqueda Gustavo vuelve a estar en su casa. Hay emoción y también un recorrido de ausencias, indiferencia y respuestas del Estado que nunca llegaron durante la búsqueda.

Martes 2 de marzo de 2021 00:54

La historia de la familia de Gustavo es un ejemplo de lo que le toca vivir a cientos de personas que buscan a un ser querido. Comienza con un largo camino por dependencias estatales que desoyen, maltratan y se ausentan sin aviso. Las responsabilidades quedan difusas y quienes deberían ponerse a disposición alegan no poder hacer mucho porque su tarea depende de que otros actúen. Y así hasta el infinito.

Pero volvamos al comienzo para entender qué pasó durante estos largos 21 días. Gustavo tiene 34 años, es un joven del barrio La Cárcova, que vive junto a su familia en José León Suarez. Eran las 8:30 de la mañana del 3 de febrero cuando estaba sentado en la puerta de su casa. Media hora después Epifanía, su mamá, salió a la puerta y ya no estaba. Caminó algunas cuadras y volvió pensando que en algún momento iba a regresar. Transcurrieron las horas y viendo que no volvía comenzaron a inquietarse. Era lógica la preocupación familiar puesto que Gustavo padece un grado de esquizofrenia y por tal motivo no suele tener encima su DNI, ni su SUBE. Tampoco tiene celular y no maneja dinero. Su rutina no variaba. Andaba por los alrededores, la plaza del barrio y como mucho caminaba unas cuadras y volvía a su casa.

La noche llegó y con ella la desesperación de quienes querían saber dónde estaba Gustavo, cómo hacer para buscarlo y dónde ir cuando no había indicios ni recursos materiales. Así comienza lo que días después se transformó en un reclamo conjunto del barrio, de amigos, de organizaciones sociales que acompañaron el pedido de búsqueda. También se devela la cara estatal.

Gustavo tiene 34 años, vive junto a su familia en el barrio La Cárcova, José León Suarez.
Gustavo tiene 34 años, vive junto a su familia en el barrio La Cárcova, José León Suarez.

Los familiares siguieron todos los procedimientos y pasos necesarios para estos casos. Hicieron la denuncia por averiguación de paradero, acudieron a la citación de una fiscal, hablaron con el intendente del municipio Fernando Moreira y también pidieron ayuda al cura José Maria Di Paola, conocido como el Padre Pepe. Nada parecía ser suficiente. Nada alcanzaba. Se encontraron con un sinfín de respuestas evasivas y un trato indiferente de quienes decían ponerse a disposición pero nada y muy poco hicieron para colaborar en la búsqueda.

Desde el primer día que intentaron hacer la denuncia en la Comisaría 4 de José León Suarez (al principio se negaron a tomarla), hasta que Gustavo finalmente apareció, la familia vivió emociones encontradas. De un lado todo un barrio que acompañó solidariamente y en la vereda de enfrente papeles, formularios, llamados, mails y un distante “estamos haciendo lo que podemos”.

Quienes dicen pero no hacen

Durante el tiempo que duró la búsqueda de Gustavo Agüero entró en acción un entramado complejo. La Comisaría 4 de José León Suarez cumplió un rol cuestionable. Desde no tomar la denuncia el primer día hasta llevar a las hermanas de Gustavo a pasear en el patrullero. “Nos hacen ir a los mismos lugares que ya recorrimos” manifestaba una de ellas. Tampoco dudaron en reprimir en la última movilización y llevarse detenidas a 4 mujeres, entre ellas, una menor.

A su vez la fiscalía 5 de San Martín a cargo de Gabriela Disman llevaba adelante su intervención. Citaron a la familia el 12 de febrero para explicarles que “Si vos trabajás con una bici y te ponen palos en la rueda no podés avanzar” en clara alusión a las marchas y cortes que hicieron visible el caso. Luego de esta sugerencia solo mails donde invitaban a la familia a que sean ellos los que comuniquen si averiguaban algo o tenían novedades.

Quien tampoco quedó atrás en esta carrera fue Fernando Moreira, el intendente del municipio con un mensaje poco claro. Al mismo tiempo que decía “estoy a disposición” planteaba “no puedo intervenir porque ya está la justicia”.

Y por último el Padre Pepe que siendo integrante de Comisión Provincial por la Memoria, una vez que la familia acudió en su ayuda, ofreció llamar a la secretaria del Ministro de Seguridad Sergio Berni. Es curioso que quien es parte de un organismo que promueve e implementa políticas públicas de memoria y derechos humanos tenga como primera respuesta llamar a las fuerzas de seguridad.

El barrio se movilizó junto a la familia para hacer visible el reclamo.
El barrio se movilizó junto a la familia para hacer visible el reclamo.

La solidaridad desde abajo

Fueron los vecinos y amigos de la familia de Gustavo, organizaciones sociales, cooperativistas de la zona los que sí acompañaron el reclamo desde el primer día. El barrio se movilizó para hacer visible el reclamo, bancó los cortes en la Avenida Marquez, pintó banderas para llevar a las manifestaciones, llevó fotos para que todos los que pasaban por los alrededores sepan que estaban buscando a Gustavo. Compartieron y difundieron por redes. Aplaudieron, alzaron la voz, se preocuparon y se ocuparon.

Tanto es así que Gustavo aparece el jueves 25 de febrero porque una vecina que trabaja cerca de Parque Avellaneda notificó a la familia haberlo visto. Y esta vez era verdad. Su familia salió a buscarlo y la calma volvió a sus cuerpos. Esa noche todos durmieron. La tarde del reencuentro estuvo cargada de alegría, de mensajes que iban y venían anunciando su aparición y de lágrimas contenidas. Y si bien Gustavo no pudo recordar cómo llegó tan lejos, por donde anduvo esos días, sí tenía claro que necesitaba volver a su casa, dormir en su cama y sentarse a comer en familia. No encontraba la manera y estaba aturdido.

De todos modos por la larga historia de la Policía Bonaerense y en particular en la zona de José León Suarez, se prendieron las alarmas. La masacre de La Cárcova, en el 2011, es uno de los casos mas resonantes que tenemos en la memoria. Las balas de la policía mataron a Facundo Almirón y a Mauricio Ramos. También hay antecedentes inmediatos ocurridos en distintos puntos del país como son los casos Facundo Castro, Alan Maidana, Lucas Verón y Brandon Romero. No es casual que en lo que fue la desaparición de Gustavo Agüero, los procedimientos llevados adelante y la reacción por parte de la policía, la fiscal y la intendencia frente al reclamo de la familia, fueran muchos los que comenzaron a pensar en la responsabilidad policial.

El jueves solo hubo risas. Quedó atrás la angustia porque finalmente apareció. También una lección importante y es que la solidaridad brotó desde abajo. Y como bien dice su hermana Pato “si no hubiera sido por nosotros mi hermano no aparecía”.