×
×
Red Internacional
lid bot

Caso Koldo: Ábalos, Aldama y Koldo declaran esta semana ante el Tribunal Supremo

José Luis Ábalos, exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE, Koldo García, exasesor de Ábalos, y Víctor Aldama, empresario, declaran esta semana por sus roles clave en la trama de corrupción iniciada durante la pandemia del Covid-19 con la compraventa de mascarillas y la concesión de mordidas.

Roberto Bordón

Roberto Bordón @RobertoBordon13

Martes 17 de diciembre de 2024

Esta semana declaran ante el Tribunal Supremo los tres protagonistas del caso Koldo: José Luis Ábalos, Koldo García y Víctor Aldama. Un caso de corrupción que presuntamente, según ha admitido el propio Aldama, incluye a más miembros de la cúpula del PSOE y alimenta la crisis de legitimidad del gobierno de Pedro Sánchez. La trama iniciada por presuntas comisiones en la venta de mascarillas y por una serie de pagos a cambio de favores por parte del ministerio de Transportes se erige en el enésimo caso de corrupción sistémica del régimen capitalista español en los últimos años y se ha transformado en una crisis política para el PSOE a pesar de que Sánchez trató de desligarse rápidamente de Ábalos.


¿En qué consiste el caso Koldo y qué rol jugaron sus protagonistas?


El pasado mes de octubre un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil llevó a Fiscalía Anticorrupción a solicitar la imputación de José Luis Ábalos, exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE, alegando que la trama de corrupción iniciada por el por entonces asesor de Ábalos, Koldo García, y el empresario Víctor Aldama, no se comprendía sin la participación del dirigente del PSOE. De esta forma, el informe colocaba las tres piezas centrales de la presunta trama de corrupción dando pie a que rápidamente se plantease la posible conexión entre dicho caso de corrupción y la figura de Pedro Sánchez.

A fin de cuentas, si era difícil a ojos de Fiscalía Anticorrupción que Ábalos no estuviese implicado, la misma lógica lleva a que la oposición de derecha plantee que Sánchez debería haber sabido en qué andaba el que fuera su mano derecha dentro del PSOE durante años. Si bien, no se ha demostrado aún esta última conexión, es este argumento del que se vale PP y Vox para golpear al gobierno PSOE-SUMAR con este nuevo escándalo de corrupción.

El informe de la UCO señaló el “papel relevante” del exministro José Luis Ábalos en la supuesta red de corrupción destapada por el caso Koldo. La antigua mano derecha de Sánchez tendría vinculación directa con Víctor de Aldama, el empresario que denominado como “el nexo corruptor” por los investigadores y que habría entrado en contacto con Ábalos en 2018 para comenzar a estrechar lazos y obtener favores del por entonces ministro. La relación de Aldama con Koldo y Ábalos le habría reportado grandes beneficios, como obtener contratos millonarios de compraventa de mascarillas en plena pandemia aprovechando información privilegiada o el acceso a altos cargos públicos y la apertura de puertas a otros negocios. Entre los favores se incluían facilitar “salvaconductos” a Aldama durante el estado de alarma.

A partir de esta información, Fiscalía Anticorrupción afirmó que se le podían imputar hasta tres delitos al exministro: el de organización criminal, debido al papel central que jugaba en el entramado creado por Aldama para la consecución de negocios con las Administraciones Públicas; el de tráfico de influencias por su intervención para la adjudicación de contratos de suministros de mascarillas a la empresa de Aldama; y el delito de cohecho, ya que recibió pagos por su mediación en la adjudicación de dichos contratos de suministros. Pagos que incluyen el uso y disfrute de un chalé de lujo en la Línea de la Concepción, Cádiz, y el pago de una vivienda en Madrid que utilizaba la pareja del exministro. En su posterior declaración ante la Audiencia Nacional, Aldama añadiría que las presuntas mordidas cobradas por Ábalos ascendían a 600.000 euros.

En su declaración voluntaria ante el Tribunal Supremo, Ábalos negó las acusaciones y afirmó que no cobró comisiones por la compra de material sanitario. Ábalos descargó la responsabilidad de lo sucedido en Koldo García, afirmando que encargó a su asesor acelerar la búsqueda de proveedores para la adquisición de mascarillas por parte del ministerio en el contexto de la crisis del Covid-19. Asimismo, Ábalos habría afirmado que Koldo no contaba con un cargo o pertenecía a la jerarquía de la Administración Pública. Por su parte, el exasesor de Ábalos, quien debe declarar este martes. no ha negado las palabras del exministro. Ábalos pone en duda la versión de Aldama debido a que no ha presentado, de momento, pruebas consistentes ante el juez, dando a entender que las palabras del empresario están siendo infladas por el contexto político del caso y no por la veracidad de su testimonio.

Por su parte, Víctor Aldama ha insistido en su versión de los hechos ante el juez añadiendo nuevos acusados y supuestamente complementando la información aportada previamente ante la Audiencia Nacional.


Otros altos cargos del PSOE señalados por posible corrupción


La investigación del caso Koldo ha levantado las alertas por la extensión de la trama de corrupción en las altas instancias del Estado. Además del exministro y su mano derecha, se han visto señaladas figuras como Rubén Villalba, comandante en el Servicio de Información de la Guardia Civil, que habría facilitado “líneas de comunicación seguras” a miembros de la trama corrupta a cambios de pagos mensuales.

Pero Ábalos no es la única figura clave del PSOE afectada por este caso de corrupción. Los informes policiales y las propias declaraciones de Aldama señalan que Koldo García habría contactado con líderes autonómicos del PSOE para facilitar vías de negocios para Aldama. Entre estos líderes estarían Víctor Ángel Torres, de Canarias, ahora ministro de Política Territorial, que supuestamente le habría pedido 50.000 euros; Concepción Andreu, de La Rioja; y Francina Armengol, de Baleares (hoy presidenta del Congreso). Armengol ha sido señalada por Més per Mallorca, socio integrante de Sumar, ya que habría facilitado a Koldo García el contacto de la exconsellera de Salud Patricia Gómez.

Aldama también señaló al nuevo Secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, afirmando que cobró 15.000 euros de la trama de corrupción, quien rápidamente ha negado siquiera conocer al empresario. También ha implicado a Carlos Moreno, jefe de Gabinete de la vicepresidenta María Jesús Montero, y al hijo del propio Ábalos.


No son manzanas podridas, es todo el árbol: la corrupción sistémica en el capitalismo


El caso Koldo nos remite una vez más, como hace años ocurrió con el caso Gürtel o la trama de los ERE en Andalucía, o decenas de otros casos de corrupción en la historia política del país, que no se trata de manzanas podridas. A diferencia de lo que afirman los reformistas, para quienes se trata únicamente de poner a personas virtuosas y “preparadas” a gestionar eficiente y honestamente las instituciones capitalistas, debemos señalar que la corrupción no es una excepción sino un fenómeno sistémico.

La corrupción debe entenderse como un elemento constitutivo del régimen político capitalista y como una consecuencia del poder que acumula el capital para introducirse en todas las esferas de la vida social. En su texto “Imperialismo: la fase superior del capitalismo, Lenin citaba los lamentos de Alfred Lansburgh, editor de Die Bank, un autor burgués que se preguntaba si la libertad económica defendida por la Constitución (burguesa) alemana no estaría imponiéndose a cualquier libertad política transformando al país en “una nación de hombres sin libertad”. Aunque en el texto Lenin está hablando más bien del fenómeno especifico de lo que ahora llamamos “puertas giratorias”, como un tipo de negocio más en el que compite el capital monopolista para acceder a la información o favores necesarios para sus negocios, la idea es aplicable a otros fenómenos de corrupción.

Carlos Marx, muy lúcidamente, calificó de “maniaca” la tentación de los empresarios por enriquecerse, no en base a la producción, sino a la riqueza ajena. Así, Marx derrumbó la figura idealizada del capitalista laborioso y altruista que deja la vida por la producción y el progreso. Al contrario, para ellos en el fondo la producción -o por caso, la distribución o el comercio-, “es un mal necesario” a los efectos de aumentar sus beneficios; si fuera por ellos recurrirían directamente al fraude para aumentar su riqueza sin acudir el escollo del proceso productivo. Por eso la corrupción, para el marxismo, no es un defecto del capitalismo o un fenómeno aislado, sino que es parte del ADN del sistema. Y encuentra su nicho de reproducción en la relación siempre espuria entre la alta burocracia política del estado, los partidos capitalistas hegemónicos y las clases dominantes a las que sirven. Y, no lo olvidemos, también las burocracias sindicales, que no dejan pasar oportunidad de vender a nuestra clase por un plato de lentejas.

Aldama no otorgó, presuntamente, grandes cantidades de dinero e inmuebles a Ábalos y Koldo por motivos altruistas. Como recogen los informes policiales el empresario hizo un cálculo de ganancia-riesgo y consideró que era rentable tratar de corromper a un alto cargo del gobierno con la capacidad de abrirle las puertas de un negocio muy lucrativo en el contexto de la pandemia del Covid-19. Algo similar ocurre con Ayuso y su entorno pero también con políticos como Alberto Garzón, excoordinador general de Izquierda Unida quien quiso jugar al mismo juego pero pintándolo como un esfuerzo “progresista” por “hacer llegar” ideas ecologistas a los centros de poder de la burguesía europea.

Sea con el enfoque “progre” de Garzón o con la falta de vergüenza de figuras como Ayuso, la cuestión es que no son casos aislados sino síntomas de una misma lógica, la lógica capitalista. Por ello, para acabar de forma definitiva con la corrupción que despierta una justa rabia en amplios sectores de la población, que observan como la clase política burguesa compite entre sí por obtener los pagos de los capitalistas y gestionar sus negocios de la mejor forma, es necesario organizar una fuerza con independencia de clase y el objetivo de abolir el sistema capitalista. Una fuerza con un programa político que siente las bases de la transición hacia un sistema socialista y democrático.


Roberto Bordón

Andalucía

X