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Red Internacional
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Opinión. Caso Ociel Baena: “Crimen pasional, mentira nacional”

Desde que se hizo público el crimen de odio a le magistrade Ociel Baena y su pareja, los medios y las instituciones que supuestamente velan por la justicia, no han hecho más que revictimizar y mal generizar a Ociel, además de fabricar una versión que pretende minimizar el caso.

Joss Espinosa

Joss Espinosa @Joss_font

Jueves 16 de noviembre de 2023

El lunes 13 por la mañana, se dio a conocer el asesinato de Ociel Baena y su pareja Dorian Nieves, al interior de su domicilio en Aguascalientes. Ociel Baena era conocide por llevar a delante litigio estratégico en defensa de los derechos de la comunidad LGBT+ en su estado, logrando incluso que el INE reconociera la identidad de las personas no binaries, siendo elle le primere que logró una identificación con un género no binario. Fue le primer magistrade con identidad no binaria.

Durante los días posteriores al asesinato de Ociel y Dorian, los medios de comunicación, alentados por la Fiscalía del estado de Aguascalientes, no han hecho más que revictimizarlos. La fiscalía de Aguascalientes quiere dar carpetazo, creando una versión en la que apunta a un “crimen pasional” perpetrado por Dorian quien procedería a suicidarse luego de ello. Mientras tanto las familias de Ociel y Dorian han rechazado la versión de la fiscalía y juntas exigen se haga una verdadera investigación para saber que fue lo que paso, pues es absurdo que en 24 hrs hayan cerrado el caso, sin mas indagación y solamente afirmando que no hay indicios de una tercera persona involucrada. La prensa incluso a filtrado el doping de Dorian con una clara intención de criminalizarlo.

Por si fuera poco, los medios de comunicación continúan con los discursos que invalidan la identidad de Ociel, malgenerizandole y entrecomillando su cargo como Magistrade, algo que hacían constantemente en entrevistas o notas en torno a Ociel y que elle misme tuvo que corregirlos en reiteradas ocasiones.

Incluso, periodistas como Ciro Gómez Leyva, han negado que en México haya un ambiente de odio o violencia hacia la comunidad LGBT+, declaraciones que han sido ampliamente rechazadas en redes sociales, y que las y los periodistas no dan cuenta que negar la violencia o continuar negando la identidad de una persona abona al caldo de cultivo de la situación de violencia que atraviesa la comunidad LGBT+ en México.

Para dar cuenta de a que nos referimos con la situación de violencia que atraviesan las disidencias, diversos activistas han señalado las cifras de la violencia y los crímenes de odio. Se han contabilizado hasta ahora en cifras oficiales 87 crímenes de odio en lo que va del año, pero señalan que la cifra real es aun más alta, pues al igual que en los casos de feminicidio, muchos de los crímenes de odio no son juzgados como tales, pues no se contempla ese móvil dentro de las investigaciones, y algunas investigaciones independientes hablan de que la cifra real apunta a por lo menos 200 casos en lo que va del año. En encuestas se ha reportado que más del 93 % de la comunidad LGBT+ ha presenciado o vivido un ataque de odio, y México es el segundo lugar en crímenes de odio en América Latina, por detrás de Brasil.

Esta situación de violencia no solo se explica por el clima de odio en redes sociales, al que han hecho múltiples activistas, sino que ese es solo la punta del iceberg de una cadena de condiciones estructurales impuestas para las disidencias en las que prima la precarización, falta de empleo y oportunidades para la comunidad LGBT+, sobre todo para las personas trans y no binaries que en muchas ocasiones ni siquiera pueden conseguir empleo o acceder a derechos básicos como el derecho a la salud por no estar reconocida su identidad en sus papeles; todo ello genera un marco de vulnerabilidad para las disidencias. Esto se exacerba con los discursos de odio agitados por la derecha conservadora desde sus partidos, la iglesia y sectores conservadores del gobierno.

Este clima de violencia hacia las disidencias no ha sido contemplado en las investigaciones sobre el asesinato de Ociel y Dorian. Tampoco se contemplan las múltiples amenazas que Ociel recibía por el activismo que realizaba.

Esto se agrava aún más si contemplamos que recientemente el 16 de julio fue asesinado Ulises Nava, activista por los derechos de la comunidad LGBT+ en Guerrero, a las afueras de un evento realizado por le magistrade Ociel en Aguascalientes. Ociel Baena denunció que la fiscalía no dio peso en la investigación al activismo de Ulises, ni que iba saliendo de un evento realizado en pro de los derechos de las disidencias, también denunció que podría tratarse de un atentado en su contra, y por ello desde el 31 de julio pidió medidas de protección como defensore de derechos humanos.

El terrible asesinato de Ociel, no sólo escandaliza por la gravedad del mismo, sino porque al igual que los feminicidios perpetrados contra mujeres que han sido símbolo de lucha como el caso de Maricela Escobedo (salvando las diferencias en las luchas y figuras), pretenden ser aleccionadores para el conjunto de la comunidad LGBT+, el mensaje es claro, si una persona que tiene la plataforma con la que contaba Ociel, pueden asesinarle sin ningún tipo de consecuencia, que se espera para el conjunto de la comunidad que vive discriminación, precarización y violencia día con día.

Por un movimiento de disidencias contra la violencia y crímenes de odio

El mismo día que se dio a conocer el asesinato de Ociel, sectores de la comunidad LGBT+ lanzaron convocatorias de concentraciones y movilizaciones en las principales ciudades del país. Al grito de “crimen pasional, mentira nacional” y “Ociel no murió el Estado lo mato”, miles inundaron las calles en exigencia de justicia para Ociel y Dorian.

Las familias continúan exigiendo justicia y ya algunos activistas señalan que la fiscalía de Aguascalientes no va a resolver el caso. Es claro que el caso del crimen de odio a le magistrade Ociel no es un caso aislado, y que el crimen no sólo es el asesinato por si sólo, sino la impunidad, encubrimiento y entorpecimiento por parte de las instituciones como las fiscalías. Queda claro que las fiscalías no darán salida a este caso, por ello, exigimos la conformación de una comisión independiente de investigación conformada por defensorxs de DDHH, activistas y familiares, junto a organizaciones de disidencias, que garantice una verdadera investigación y justicia para Ociel y Dorian.

Consideramos que la respuesta ante el asesinato de Ociel debe replicarse y extenderse la indignación ante este y todos los casos de crímenes de odio, para enfrentar la violencia heteropatriarcal, que se asienta contra las mujeres y disidencias, fortaleciendo el movimiento con alianzas con el movimiento de mujeres y la clase trabajadora, no solo para repudiar la violencia, sino para conquistar plenos derechos para las disidencias.

La movilización en repudio al asesinado de Ociel y Dorian es un primer paso que tendría que replicarse con cada crimen de odio y feminicidio pero es importante ampliar y desarrollar ese movimiento, llamando a que se sumen acciones de solidaridad desde los sindicatos y organizaciones obreras, pues para lograr que se acabe la violencia requiere una perspectiva anticapitalista, que cuestione de fondo a las fuerzas políticas y este sistema que hoy busca dar carpetazo al caso de Ociel y niegan la situación de violencia que es sostenida por el poder político y económico que aprovecha la opresión, discriminación y la cultura heteropatriarcal para profundizar la explotación capitalista y la precarización que enfrenta la población LGBT+.

Por ello llamamos a tomar las calles en la movilización de este 25 de noviembre a las 12 horas desde la glorieta de las mujeres que luchan al Zócalo, para denunciar la violencia heteropatriarcal, el feminicidio y los crímenes de odio y por justicia para Ociel y Dorian.