Un inédito fallo se dio a conocer por parte de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, ante el recurso de protección presentado por la profesora jubilada y dirigente del comunal del Colegio de Profesores, María Ojeda, en el marco de una acción nacional de la coordinadora NoMásAFP. Ante esto y los cientos de miles que pasan a una vejez de pobreza, nos preguntamos ¿de qué manera podemos derribar las AFP?

Patricia Romo Profesora del Liceo Domingo Herrera B-13. Integrante de la Agrupación Nuestra Clase Antofagasta.
Domingo 22 de septiembre de 2019
Durante la semana pasada, se dio a conocer un inédito fallo de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, respecto del recurso de protección presentado por la profesora jubilada y dirigente del comunal del Colegio de Profesores, María Ojeda, en el marco de una acción nacional de la coordinadora NoMásAFP. A fines de julio del presente año, se presentaron 14 recursos de protección en todo el país contra las AFP, por la denegación del retiro de los fondos de pensiones. En el caso de la docente María Ojeda, exige el retiro de sus fondos de pensiones, argumentando que su actual jubilación no alcanza para satisfacer sus necesidades básicas, entre ellas, su vivienda, ya que no cuenta con recursos para costear el saldo insoluto de su casa.
"En este caso concreto se trata de una profesora que acumuló una cantidad de dinero significativo para responder a sus deudas y hacer una vida normal pero ínfima para los efectos de una pensión al punto que se encuentra en una insolvencia que podría generar la pérdida de su casa", indica la resolución consignada en el sitio SoyChile.cl.
Ante esto, el ministro Oscar Clavería y el abogado Fernando Orellana, dictaron una resolución por la que piden el pronunciamiento del Tribunal Constitucional por considerar que el Decreto Ley que impide el retiro de los fondos vulnera la Constitución al restringir el derecho de propiedad sobre sus ahorros. Ahora, la docente afectada, y la coordinadora NoMás AFP quedan a la espera de lo que dictamine el TC, una de la instituciones más antidemocráticas de nuestro sistema, y que por su propia naturaleza -3 de sus integrantes son nombrados por el Presidente de la República- tiende a fallar en contra de nuestros derechos y libertades individuales mínimas, y constantemente a favor de los sectores empresariales y sus castas políticas.
La realidad de cientos de miles de trabajadores jubilados en Chile es similar a este caso: nos imponen una vejez de pobreza, con pensiones miserables que se encuentran sumamente lejos del costo de una canasta familiar básica o incluso de un salario mínimo. Y con derechos básicos que no están asegurados en el Chile neoliberal (como salud o vivienda), la realidad de la tercera edad es dramática en el país. A toda esta situación de abuso que viven los jubilados, se suma el hecho de que ni siquiera tienen acceso a ocupar libremente sus ahorros previsionales, el cual es fruto de la explotación laboral de toda una vida.
Por todo ello, el actual sistema de pensiones tiene un amplio rechazo popular y la demanda de acabar con las AFP ha resonado en toda la sociedad, llegando a movilizar a más de un millón de personas en todo el país durante los últimos años. Tras esas masivas marchas, ahora los llamados de la coordinadora No Más AFP se han enmarcado en acciones de “desobediencia civil” (tomando por ejemplo el llamado a cambiarse de fondo) o por las vías parlamentarias (proyecto popular de ley) o jurídica (como en este propio caso y los demás recursos de apelación presentados a nivel nacional).
El sistema de pensiones en Chile se basa en la confiscación forzada de una parte del sueldo de millones de trabajadores mes a mes, un “ahorro” o “capitalización” individual que va a parar a un “fondo previsional” que está al servicio de las inversiones de capitalistas nacionales (como Luksic, Matte, Angelini, Paullman, etc) o transnacionales (4 de las AFP existentes son de propiedad de capitales extranjeros). Lejos de estar al servicio de los trabajadores y una vejez digna, nuestros fondos son uno de los principales “combustibles” del modelo económico y de inversión capitalista en Chile.
Ante esto, cabe preguntarnos de qué forma derribaremos el actual sistema miserable de pensiones, del cual se nutren todos los grandes inversionistas y empresarios en Chile, y que por lo mismo, no podemos contar con que los empresarios se “convenzan” de que las AFP no deben existir, sino que debemos conquistarlo, y para ello se requiere de un combate y grandes movilizaciones que debemos dar entre todos.
Para derribar un sistema del cual se siguen enriqueciendo los más ricos, y se empobrecen los más pobres, es tarea urgente que todos los trabajadores y también las trabajadoras (las más afectadas y discriminadas por las AFP) tomemos esta demanda en nuestras manos y nos organicemos en torno a ella, llamando a asambleas de discusión al respecto en cada lugar de trabajo, tomando resoluciones de cómo organizarnos de forma masiva, con llamados desde los principales organismos de trabajadores (CUT, CdP, Constramet) en unidad con los estudiantes (los futuros trabajadores) para imponer, mediante un plan de lucha organizado desde las bases, a los empresarios el fin del robo de las AFP –herencia de la dictadura- , y la conquista de un sistema verdaderamente solidario, tripartito, que esté gestionado por los mismos trabajadores organizados.