El escenario político catalán está en plena convulsión. La coalición de partidos que gobernaba liderada por Artur Mas se ha roto, mientras surgen nuevas fuerzas políticas por derecha e izquierda.
Sábado 27 de junio de 2015
CiU se ha dividido en dos y será la primera vez en 36 años que no aparecerá en las elecciones. El PSC está en mínimos históricos. Han destacado dos nuevas fuerzas políticas: Podemos, que ha conquistado Barcelona con una alianza con ICV; y Ciudadanos, que se está comiendo al PP catalán. Quien hubiera pensado esto hace 4 años le hubieran encerrado en un manicomio. Y, esto solo parece ser el principio.
La acción de las masas
A partir de la manifestación de julio de 2010, la aparición del movimiento de masas en defensa del Estatut amputado por el Constitucional y el hecho de que por primera vez centenares de miles gritaran INDEPENDENCIA, marcó un cambio en la realidad política catalana. Marcó la aparición en escena de un amplio movimiento democrático social por el “derecho a decidir” y con una mayoría del mismo que clamaba por la independencia. Un movimiento ascendente y se expresó sobre todo en las Díadas del 11S todos estos años.
Este movimiento pilló a los dos grandes partidos de Catalunya a contrapié. CiU pedía un pacto fiscal y el PSC aún seguía reclamando el Estatut que fue recortado previamente por Artur Mas y Rodríguez Zapatero. Esto es lo que explica que el PSC se esté diluyendo cual azucarillo en café y que CiU haya explotado.
La reacción
Ante ésta realidad el PSC se quedó marcando el paso en el lugar mientras amplios sectores sociales, afectados por la peor crisis de la historia, buscaban el cambio a través del derecho a decidir. Fue así que el sector más independentista del PSC se ha ido desgajando y el electorado tradicional lo abandona.
Unió Democrática dejó hacer a Artur Mas a ver si de ésta manera podían montarse y frenar el movimiento democrático. Sin embargo, para Espadaler y Duran i Lleida ya se ha ido muy lejos en este movimiento y decidieron bajarse del tren. Convergéncia había decidido sumarse a éste movimiento democrático con la esperanza de dirigirlo y desviarlo hacia una política más acorde con sus históricas tesis autonomistas. Al fin y al cabo, fueron parte de los “padres” de la Constitución. Aún así, Artur Mas, liderando el bloque soberanista, con la ayuda de la ANC, AMIC y los partidos independentistas ha logrado frenar las movilizaciones callejeras para con su Hoja de Ruta desviar todo hacia el 27S.
Por ahora, Artur Mas ha logrado estar a la cabeza, aunque las encuestas le están dando una pérdida sustancial de votos. Esto es lo que explica su último anuncio de una lista con personalidades y por fuera de las diferentes siglas de partidos para buscar una opción más “potable” de cara a las masas y evitar la pérdida de espacio de poder.
Los beneficiarios
Quienes más se beneficiaron del movimiento democrático fueron las CUP que han logrado unas cuotas de poder impensables antes de 2010 y ERC que resucitó después de la desastrosa experiencia del Tripartit. Sin embargo, no tienen una política independiente dentro del “frente soberanista”. Son tributarios de la estrategia política de Artur Mas, aunque sea críticamente.
Por una parte las CUP son el resultado actual del movimiento independentista catalán. Un Movimiento que renació con el PSAN a finales de los ’60 con un distintivo carácter independentista de los Països Catalans (Catalunya Nord en Francia y las Illes Balears, Catalunya, País Valencià y la Franja d’Aragó, en el Estado Español). Este movimiento siempre buscó infructuosamente una alianza nacional interclasista por la independencia.
Por la otra, tenemos el histórico ERC que también asume en su discurso las tesis independentistas. Aunque durante las dos legislaturas con el Tripartit las tuvo guardadas en el último cajón. ERC se sumó al reclamo de independencia a finales de los ’80 de la mano de Àngel Colom.
A pesar de tener una trayectoria política diferente a CDC, tanto las CUP como ERC, han avalado a Artur Mas. Oriol Junqueras ha dado apoyo en el Congreso a las políticas de recortes de Artur Mas con unos presupuestos de “austericidio”. Y, las CUP, que hablan de puño cerrado contra los recortes, no se cortan a la hora de abrazar a Artur Mas, “el gran recortador”. Por ello, el diputado de las CUP, Quim Arrufat, plantea que hay que tener a una parte de la burguesía del lado independentista. Saludamos a los tres nuevos regidores de Capgirem Barcelona que se han negado en participar en el acto protocolario en el cual Artur Mas iba a recibir en el Palau de la Generalitat a la nueva alcadesa, Ada Colau. Es importante demostrar el rechazo a la burguesía y sus representantes.
Esto es lo que explica que tanto ERC como la CUP se alineen, no sin contradicciones, detrás del liderazgo de Artur Mas. Esta ubicación de comparsa del partido de la burguesía catalana les hará pagar una buena factura ante sus bases, aunque quizás aún no gasten todo el crédito que consiguieron en forma de votos.
El meteórico ascenso de Barcelona en Comú
Lo más importante de las municipales pasadas fue la eclosión de BComú que logró el Ayuntamiento de Barcelona. Por primera vez una fuerza de izquierda logra ganar este Ayuntamiento. Aprovechando la crisis de representación que tienen el PSC y CiU, surgió ésta nueva alianza de Podem, ICV, Ada Colau de la PAH y otras fuerzas.
Su ascenso es una muestra de los cambios de subjetividad entre las masas. Hay una demostración de que se quiere acabar con los desahucios, con la precariedad laboral, como se puede ver en la lucha de los técnicos de telefónica o los trabajadores del Liceu y el Auditori, con la corrupción.
La burguesía catalana atormentada por éste nuevo actor político ya está encargando encuestas para saber cómo puede afectar una hipotética lista de “Catalunya en Comú” en las elecciones del 27S.
Romper con la burguesía
La burguesía catalana, históricamente, ha demostrado que es completamente inconsecuente a la hora de resolver democráticamente las relaciones entre el pueblo catalán y el español. Siempre primó sus negocios con la burguesía española antes que realizar siquiera un mínimo proceso constituyente que pudiera arruinarlos. Una muestra de ello, son los grupos empresariales catalanes que piden a Rajoy un adelanto electoral de las elecciones generales para tratar de neutralizar la política de Artur Mas. Consideran que las maniobras de Convergència se les están yendo de las manos y que luego será mucho más difícil de desviar la situación.
La política de Mas y Convergència consiste en marear la perdiz y desgastar el movimiento democrático surgido desde las bases. Hasta ahora Mas ha respetado la legalidad impuesta por el Estado Español y se ha negado a movilizar a las masas, a la espera de una casi imposible negociación con el Jefe de Gobierno. A ver si una nueva mayoría echara al PP. Detrás de este diálogo imposible, se escuda el President para evitar demostrar su impostura.
Por ello, es cada vez más evidente, que un Referédum o un Proceso Constituyente, solo será posible convocarlos de manera independiente de la burguesía. Las elecciones del 27S, de “carácter plebiscitario” es un engaño hacia las masas, ya que no servirá como Referéndum ni como un paso hacia el mismo, solo son elecciones anticipadas con las que Mas pretende desmovilizados.
La izquierda y la movilización
Si la CUP y las fuerzas de BComú realmente quieren ser fuerzas políticas que manifiesten la indignación de las calles y los lugares de trabajo tienen que romper con la estrategia de diálogo de Mas y llamar a la movilización y organización de los trabajadores independientemente de la burguesía catalana. El gesto de los tres regidores de Capgirem Barcelona contra Artur Mas va en el sentido de romper con Mas y lo que representa. Hay que profundizarlo, es necesario poner el norte en luchar tanto por la autodeterminación como por acabar con los recortes sociales. Es que Artur Mas mientras marea la perdiz con la cuestión nacional está ejecutando los peores recortes en décadas.
Es necesario impulsar la movilización extraparlamentaria para fortalecer la lucha de clases y derrotar todos los ataques sociales. Todas estas fuerzas han de impulsar un gran Movimiento Social por el derecho a decidir y contra los recortes sociales.
No es posible dar tan solo un pequeño paso por defender nuestros derechos si lo hacemos sentados en cómodos sillones de estas anquilosadas instituciones regidas por la reaccionaria Constitución del 78. Todos los puestos conseguidos a través de las elecciones tienen que estar a disposición de la movilización popular y la autoorganización de los trabajadores. Ninguna conquista por más nimia que sea se ha conseguido sin luchar. Mucho menos aún el derecho de autodeterminación o la lucha contra los graves recortes sociales.