Ante el cuestionamiento generalizado de la población y de los diversos partidos políticos, Pedro Castillo anuncio en un corto mensaje a la nación que recompondrá el recientemente juramentado gabinete ministerial presidido por Héctor Valer. Esto demuestra la profunda debilidad del gobierno y la incapacidad del presidente para tomar decisiones y poderlas sostener en el tiempo.
Sábado 5 de febrero de 2022 12:22
El gabinete Valer – que fue juramentado por el presidente el martes 1 de febrero - será recordado por ser uno de los más breves de la historia republicana, ya que duró apenas 72 horas. Esto, debido a que el presidente Pedro Castillo se vio obligado, por la avalancha de críticas, a bajarle el dedo a su Premier y a su gabinete en un cortísimo mensaje a la nación anunciado en horas de la tarde del pasado viernes 4 de febrero.
Como se recuerda, este gabinete estaba compuesto mayoritariamente por figuras muy conservadoras y anti derechos, además de abiertos defensores del modelo neoliberal como el ministro de Economía Oscar Graham Yamahuchi y “terruqueadores” conspicuos como era el caso del ministro de Cultura Alejandro Salas Zegarra.
Uno de los más cuestionados fue el Premier Héctor Valer, hombre del Opus Dei, sobre quien pesan serias denuncias por maltrato familiar y por golpear salvajemente a su esposa y a su hija. Valer es además un tránsfuga pertinaz ya que toda su vida política se la paso saltando de partido en partido. Empezó militando en el APRA de Alan García, luego postulo por Unión Por el Perú y luego por Perú Nación, hasta recalar en nada menos que Renovación Popular del ultraderechista Rafael López Aliaga, con quien llego al actual congreso defendiendo la privatización de las vacunas. Una vez en el Parlamento, Valer rompió con López Aliaga y se pasó a Somos Perú de Salaverry, para luego terminar defendiendo a Pedro Castillo junto a Guillermo Bermejo, su nuevo socio de bancada y actual hombre de confianza del presidente.
Otra figura sobre la que cayeron muchas críticas, fue la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Katy Ugarte, quien, a pesar de ser docente y militante de Perú Libre - organización por la que llego al Congreso - es también una dinámica activista anti vacunas y opositora a las luchas de las mujeres. A Ugarte también se le recuerda por su abierta posición homofóbica, además de ser promotora de la eliminación del enfoque de género en la educación básica, tarea que comparte con Congresistas provenientes del fujimorismo y de Renovación Popular, muchos de los cuales hacen parte de las iglesias evangélicas y militan fervientemente en la organización ultra reaccionaria “Con mis hijos no te metas”.
A ellos se suman el ministro del ambiente Wilber Supo Quisocala quien no gozaba de las más mínima experiencia laboral ni profesional en el área ambiental y Alejandro Salas Zegarra, flamante ministro de Cultura quien proviene de las filas del partido derechista Somos Perú y, como ya lo dijimos, se hizo muy conocido en las redes sociales por ser un conspicuo “terruqueador” del gobierno de Pedro Castillo, sin embargo, este terminó dándole la confianza para que se desempeñe como su ministro.
Cuestión aparte es el caso de los ministros del Interior Alfonso Chavarri Estrada y del ministro de Defensa José Luis Gavidia. Sobre el primero pesan denuncias por abuso de autoridad y por tráfico de drogas, mientras que el segundo también tiene denuncias por violencia familiar.
Al parecer, Pedro Castillo, con estos nuevos rostros en su gabinete y con su visita al ultra conservador y admirador de Donal Trump, Jair Bolsonaro en Brasil, pretendía hacerse digerible por los sectores derechistas y ultra derechistas del Parlamento peruano para de esa manera evitar una futura vacancia. Pero el tiro le salió por la culata, ya que la derecha parlamentaria percibió la debilidad del presidente y la disconformidad social generada por los cambios ministeriales, por eso, inmediatamente se hicieron público estos cambios, casi en coro, dijeron que no le darían su voto de confianza al nuevo gabinete.
La bancada de Perú Libre, quien tenía presencia en el gabinete Valer, en un primer momento saludo esta nueva conformación ministerial a la cual calificaron como un “gabinete de choque”, e incluso festejaron la salida de los ministros afines a Verónika Mendoza a quienes llaman peyorativamente “caviares”, sin embargo y muy a su estilo, una vez que percibieron el masivo repudio al gabinete en cuestión, salieron a decir que ellos tampoco le darían su voto de confianza, con lo cual la suerte de Héctor Valer y sus ministros ya estaba echada.
Estas idas y venidas del presidente Pedro Castillo no han hecho más que confirmar la extrema debilidad del mandatario y de su entorno más cercano, así como la aceleración de su proceso de derechización que ya se viene llevando adelante desde que Castillo piso Palacio de Gobierno y empezó a traicionar de manera sistemática todas sus promesas de campaña, incluso las más básicas como la de homologar el sueldo presidencial al sueldo de un maestro de escuela.
En los próximos días conoceremos los nombres de los nuevos ministros de estado, sin embargo, su permanencia en el ejecutivo, más allá de la identidad política e ideológica que tengan, ayudara muy poco a solucionar la crisis del gobierno, la cual hace parte de la profunda y estructural crisis orgánica que se vive en el Perú y que tiene que ver con el agotamiento del modelo neoliberal y del régimen político sostenido en la Constitución de 1993, elementos a los que Pedro Castillo se empeña en seguir manteniendo a costa de terminar perdiéndolo todo.
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