La ley, que le negaba la ciudadanía o residencia a palestinos y palestinas que contrajeran matrimonio con ciudadanos israelíes, cayó tras la primera crisis parlamentaria de la nueva coalición de Gobierno que no pudo garantizar una mayoría simple.
Martes 6 de julio de 2021 10:47
Revés parlamentario para la coalición liderada por el primer ministro Naftali Bennett.
Sin apoyo de las formaciones árabe y de centroizquierda de la coalición, el nuevo Gobierno israelí no consiguió este martes extender la polémica ley que impide la reunificación familiar de palestinos en Israel y Jerusalén Oriental ocupado, en un gran revés para el primer ministro Naftali Bennett.
La votación de 59 a 59 se produjo después de una sesión de toda la noche de la Knesset (Parlamento israelí).
A pesar de haber llegado a un acuerdo de última hora con los miembros de la heterogénea coalición de Gobierno para prorrogarla seis meses en lugar de un año, la abstención de dos diputados del partido árabe Raam y la oposición de uno del ultranacionalista Yamina -del primer ministro Bennett- puso en evidencia las desavenencias ideológicas del flamante Ejecutivo.
El texto absolutamente racista, aprobado durante la Segunda Intifada (2000-2005) por "motivos de seguridad" y con carácter temporal, fue prorrogado desde entonces e impide que los palestinos que viven en la ocupada Cisjordania y la asediada Franja de Gaza que se casan con ciudadanos israelíes vivan permanentemente en Israel con sus cónyuges y familias.
La medida es considerada desde entonces como discriminatoria y racista, además de que esta prohibición ha causado un sinfín de complicaciones a los palestinos que viven en todo Israel y los territorios que ha ocupado ilegalmente desde 1967.
Un número considerable de los afectados vive en la Jerusalén Oriental ocupada y, por lo tanto, tiene residencia israelí, sin ser necesariamente ciudadanos de Israel, ya que el Estado sionista anexó Jerusalén Este en una medida nunca reconocida por la comunidad internacional.
El objetivo claro es restringir el crecimiento de la minoría árabe-palestina dentro de Israel.
El nuevo primer ministro israelí esperaba encontrar hoy un compromiso entre su partido de línea dura Yamina y las facciones moderadas de su amplia coalición, pero la intentona se tradujo en una dura derrota en una votación que, según los informes, era vista como un referendo sobre el nuevo Gobierno.
En consecuencia, la ley ahora vencerá a la medianoche de mañana.
Netanyahu metió la cola
La ley, hasta ahora renovada anualmente, contó siempre con el apoyo de una gran mayoría en el parlamento, dominado por partidos nacionalistas y religiosos judíos de línea dura, pero el Partido Likud del ex primer ministro Benjamin Netanyahu y sus aliados decidieron oponerse a ella para dañar la coalición de Bennett, una colección de ocho partidos de todo el espectro político, incluido un pequeño partido árabe.
La ministra del Interior, Ayelet Shaked, miembro del partido Yamina de Bennett, dijo que la medida de la oposición para bloquear la renovación de la ley conduciría a miles de solicitudes más de ciudadanía. Acusó a Netanyahu y sus aliados de elegir "una política mezquina y fea, y dejar que el país arda".
Sin embargo, no es solo la maniobra de Netanyahu, la coalición gobernante tiene amplias y profundas contradicciones. Amichai Chikli, un miembro renegado de Yamina que votó con la oposición, dijo que el resultado era una señal de problemas más profundos. "Israel necesita un Gobierno sionista que funcione, y no un mosaico desigual que dependa de" los votos de los legisladores árabes, dijo Chikli, único miembro de su partido que se opuso al nuevo Gobierno el mes pasado, mostrando la debilidad y fragmentación del actual coalición gobernante.
Según grupos de derechos humanos, la ley prohíbe que casi 45.000 palestinos y palestinas se reúnan con sus cónyuges e hijos dentro de Israel y Jerusalén Oriental.
Los grupos de derechos humanos denuncian que la normativa, conocida como "Ley de Separación Familiar Racista", está diseñada para mantener bajo el número de palestinos que tienen documentos israelíes.
En una protesta contra la medida frente al parlamento el lunes, algunos relataron las dificultades de buscar permisos para reunirse con sus cónyuges o los riesgos de ingresar al territorio israelí sin permiso.