×
×
Red Internacional
lid bot

COVID-19. Centrales sindicales buscan un pacto social sobre la base de 346 mil despidos

El gobierno federal aceptó que ya hay 346mil despidos en todo el país. En este panorama las principales centrales sindicales buscan un pacto social entre empresarios gobierno y ellos, ofrecen estabilidad a cambio de migajas.

Miércoles 8 de abril de 2020

1 / 1

Líderes sindicales "charros" anunciando acuerdo con el presidente Zedillo

En conferencia matutina el gobierno federal anunció que entre el 13 de marzo al 6 de abril se registraron 346 mil 878 despidos. Las 6 entidades con más despidos son Quintana Roo con 63 mil 874 despidos, Ciudad de México con 55 mil 591, Nuevo León con 23 mil 456, Estado de México con 16 mil 36 despidos y Tamaulipas con 12 mil 652.

Tras la presentación del plan de rescate nacional, dónde se aseguró que no habría despidos, ni recortes salariales, el gobierno federal tiene que aceptar que no basta con apelar a la buena voluntad de las multinacionales y los grandes empresarios mexicanos

Esta situación se da en el marco del ascenso de la curva de contagios por coronavirus en todo el país y con los primeros embates de la crisis económica internacional, que en Estado Unidos ha dejado a 10 millones de familias en la calle.

Pese a las bárbaras cifras de despidos, el presidente Andrés Manuel López Obrador se esmeró en matizar la posición de los empresarios (preservar a toda costa sus ganancias por encima de todo) diciendo que no eran todos los grandes empresarios y que incluso los tres principales millonarios del país Carlos Slim, German Larrea y Alberto Bailleres apoyan su plan de rescate nacional.

Con más de 346 mil despidos, las principales centrales obreras del país -junto con el Consejo Coordinador Empresarial- abogan por un pacto nacional que incluya al gobierno federal, a los empresarios y a las principales direcciones sindicales. Plantean así reeditar la vieja política de los pactos de los 80´s que los charros sindicales firmaban para complacer las exigencias de los patrones y el gobierno.

En una carta dirigida al presidente aseguran que es urgente que estos tres sectores se sienten a dialogar para acordar cómo “evitar consecuencias negativas” de mayor impacto. En la misma aseguran que confían en que los empresarios cumplirán “con su función de mantener la planta de empleo”.

Por su parte, aseguran que los sindicatos firmantes cumplen con su función de “defender los derechos laborales” ¿entonces cómo es que hay más de 346 mil familias en la calle y de esto no dicen nada? Por el contrario, han permitido
durante décadas los topes salariales que benefician a los empresarios.

Señalaron que es urgente constituir un pacto nacional contra la contingencia sanitaria ¿quiénes firmarían? La Confederación de Trabajadores de México, la Unión Nacional de Trabajadores, la recién creada Confederación Internacional de Trabajadores, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, la Confederación Regional Obrera Mexicana, la Confederación de Trabajadores y Campesinos, la Confederación de Obreros, Campesinos y Empleados de México, la Federación Nacional de Sindicatos Bancarios, la Confederación Autentica de Trabajadores y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social.

Estas burocracias sindicales ofrecen “estabilidad laboral” y “paz social” a cambio de controlar cualquier síntoma de descontento de los millones de trabajadores que venimos de treinta años de neoliberalismo y que, como en 2008, apuestan a que seremos nosotros los que pagaremos la crisis.

El pacto nacional que demandan tiene por objetivo defender las ganancias de los capitalistas a costa de afectar el ingreso de nuestras familias y evitar que los trabajadores se guarden en sus casas de la crisis sanitaria, recibiendo su salario íntegro durante el tiempo que dure la misma. Asi se hacen parte de una política criminal impuesta desde arriba.

¿Sus ganancias o nuestras vidas?

Las direcciones sindicales firmantes traicionan a sus agremiados y nos quieren entregar en bandeja de plata para que los empresarios puedan decidir la masividad de los despidos sin resistencia alguna.

Por su parte, la Nueva Central de Trabajadores y la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios, de Educación Superior, Investigación y Cultura, organizaciones que se reclaman democráticas y son criticas al sindicalismo oficialista publicaron un desplegado en el que exigen la protección al salario y el empleo de los trabajadores y el no a los despidos, pero como pasa cuando se condena enérgicamente, esta no surte efecto si no hay una fuerza en movimiento que los respalde.

Pero los trabajadores no están dispuestos a morir en sus puestos de trabajo o a que los despidan sin ninguna acción, por eso han dado grandes muestras de lucha. En estos días hemos visto decenas de paros, bloqueos y movilizaciones, incluso tomas de fábrica para ponerle un alto a la indolencia empresarial ante la crisis sanitaria. Los obreros de la maquila en el norte del país, los meseros y cargadores, las enfermeras, comienzan a movilizarse: a dar pequeñas muestras de la enorme fuerza de la clase trabajadora mexicana.

El freno de mano para que esta situación se exprese de manera masiva en las calles siguen siendo los charros que controlan nuestros sindicatos e impiden que sean herramientas de lucha que respondan a nuestros intereses. Y es que ante la crisis del capitalismo (guerras entre estados, crisis económica, ambientales o sanitarias), los aparatos sindicales muestran ser agentes de la patronal dentro del movimiento obrero.

Por otro lado, el gobierno federal adopta una postura que intenta conciliar entre intereses opuestos: los empresarios quieren preservar a toda costa sus ganancias y los trabajadores queremos preservar nuestra fuente de empleo y la salud de nuestras familias. Pero para el gobierno de la “cuarta transformación” siempre termina pesando más la agenda de las multinacionales que los intereses de millones de trabajadores. Por lo que ha quedado sólo en las grabaciones de las conferencias mañaneras la "garantía" de no despidos.

¿Por qué, si Morena tiene amplia mayoría en cámara de senadores y diputados y la presidencia, no ha decretado ni legislado una ley de prohibición de despidos? Evidentemente, porque no es un partido de la clase trabajadora y se adapta al falso discurso del gobierno de: “primero los pobres”.

El tiempo apremia, y en medio de la pandemia y la crisis económica se torna de vida o muerte la tarea de recuperar nuestros sindicatos y romper la tregua con un gobierno de Morena. No puede haber unidad nacional sobre la base de la explotación de la clase obrera y los miles de despidos que se están realizando. Unidad con los explotadores no; la unidad de clase es para organizar las fuerzas de los explotados y oprimidos contra los dueños del capital y los gobiernos que garantizan dicha explotación.

Es urgente que los sindicatos que se reclaman democráticos rompan la tregua y llamen a la más amplia unidad -en base a métodos democráticos- poniéndose a la cabeza de la movilización para imponer la prohibición de los despidos, las licencias con goce de sueldo al 100% para todos los trabajadores de ramas no esenciales durante la contingencia y de sectores vulnerables o con hijos menores de edad, así como la reincorporación de todos los despedidos.

Luchemos por test masivos para toda la población que lo necesite, acceso universal al sector salud mediante la estatización y centralización del sector salud público y privado, bajo control de sus trabajadores, el no pago de la ilegitima deuda externa e impuestos progresivos a las grandes fortunas.

Para garantizar el bienestar de nuestras familias es necesario tocarles el bolsillo a los empresarios, para que que sean ellos quienes paguen la crisis, porque nuestras vidas valen más que sus ganancias.