Los tiempos mejores que prometió Sebastián Piñera se resumen en cierres de empresas y despidos, aunque las cifras “macroeconómicas” hablen de crecimiento. Pero 11 trabajadores despedidos del Ferrocarril de Antofagasta (FCAB), sus familias y el Sindicato Interempresa de FCAB; han decidido resistir. Y no están solos.
Miércoles 15 de agosto de 2018
En este empeño, los despedidos y las mujeres de sus familias se han unido a las manifestaciones por el aborto legal el 25J y el 8A.
Pablo Muñoz -dirigente del Sindicato Interempresa- nos habla de las cosas que se juegan en este conflicto.
Por su parte, Karla Peralta, estudiante de Medicina en la Universidad de Antofagasta y vocera de la agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas, nos explica las razones que han llevado a la agrupación a luchar por la unidad con los trabajadores ferroviarios al mismo tiempo que impulsa una campaña por el aborto legal en la Universidad de Antofagasta.
LID: Empecemos por contextualizar ¿cuál es el conflicto actual en FCAB?
PM: El pasado 4 de julio, 19 trabajadores de “FCAB – Shippers” -uno de los RUT del Ferrocarril en el cual trabajo- fueron notificados de su despido. Todos son miembros del Sindicato Interempresa de FCAB.
Se trató de una acción claramente antisindical y persecutoria. Por ejemplo, en un comunicado oficial, FCAB se jactaba de “sólo en 2018 ha contratado más de 150 trabajadores en diferentes áreas de la organización, aportando al desarrollo regional, haciéndose cargo de los focos estratégicos del modelo de gestión: sustentabilidad, seguridad y productividad”.
Pero entonces ¿por qué dejar en la calle a los 19 trabajadores de FCAB Shippers? ¿Por qué mejor no reubicarlos?
LID: ¿Crees que hay algo político en la decisión de la empresa?
PM: En un sentido sí. En FCAB quienes nos organizamos en el Interempresa, veníamos siendo un ejemplo de lucha contra los despidos. Logramos la reincorporación provisoria de Nicolás Bustamante. A fines de enero lo echaron y en mayo volvió a la empresa, por el fallo judicial que lo dictaminó y nuestra movilización. Despedir a gente de nuestro sindicato es una manera que tiene la empresa de dar una señal de intimidación.
a Luksic y a su gente no les interesa que en una empresa de su propiedad surja un ejemplo de resistencia obrera en un contexto en el que los cierres de empresa y despidos son una preocupación que incluso está dañando la popularidad de Piñera y el gobierno.
Porque nosotros los despedidos del "Ferro" no nos atemorizamos. Ellos, la empresa, no se esperaban que resistiéramos. No se esperaban a 11 trabajadores, familias, mujeres, agrupaciones políticas como Vencer y Pan y Rosas, haciendo el aguante contra los despidos y juntando un fondo de solidaridad para resistir.
Estamos unidos con el Colegio de Profesores de la comuna. Hicimos nuestra la celebración del fallo que determina la reincorporación de Daniela Avilés, una profesora a contrata y delegada sindical de Patricio Cariola despedida en diciembre de 2017 y que según un fallo del Tribunal de Letras del Trabajo de Antofagasta de estos días tendrá que ser reincorporada. Inventamos un grito: “La Rojo no lo puede creer/ la Corpo no lo puede creer/ Trabajadores y docentes ganamos la vuelta de Dani Avilés.”
Y no por casualidad: estuvimos marchando junto a los profesores el 29 de marzo y el 8 de agosto en las afueras del B-13. El fondo de esto es la unidad de las filas de la clase trabajadora, eso es lo que nos interesa. Por eso viajamos a Chuquicamata a apoyar a los mineros el 30 de julio. Ahí se anuncian, sólo para los de planta, 1600 despidos hacia el 2026. Si hay huelga en Escondida, ahí estaremos.
Cuando digo que es político despedir a trabajadores que están afiliados al Interempresa del FCAB quiero decir que a Luksic y a su gente no les interesa que en una empresa de su propiedad surja un ejemplo de resistencia obrera en un contexto en el que los cierres de empresa y despidos son una preocupación que incluso está dañando la popularidad de Piñera y el gobierno.
Imagínate cómo quedarían Andrónico o Jean Paul entre sus amigos los grandes empresarios si en el FCAB tuvieran que resignarse a aceptar que los trabajadores nos vamos a defender, que no vamos a permitir que lleguen y nos quiten nuestro trabajo.
Nosotros queremos peleársela a Luksic porque creemos que es una manera de decir que sí se puede resistir en un momento en que se necesita que alguien diga eso y actúe. Y también queremos peleársela a Piñera que no cesa de gobernar contra los intereses de la clase trabajadora. Está por un sueldo mínimo de $300.000, lo que es completamente miserable y quiere un estatuto laboral juvenil que transforma a la juventud en mano de obra barata que puede arrojarse a la basura.
LID: ¿Pero cómo esa decisión de pelear que tienen ustedes, puede realmente ayudar a frenar los cierres de empresas de los empresarios y el gobierno? Ahí hablamos de cosas más grandes.
PM: Creo que es importante plantearle a quienes militan o simpatizan con el Frente Amplio y especialmente a la diputada Catalina Pérez, al concejal Camilo Kong y al Core Ricardo Díaz, que los queremos ver con nosotros manifestándose contra los despidos. Acá en la región Beatriz Sánchez sacó casi 40.000 votos. ¿Te imaginas que esa cantidad se moviera por los despedidos de "Ferro" aportando a la resistencia que hacemos? Sería un escándalo para Luksic.
Tampoco podemos obviar que Mario Aguilar y el Partido Humanista dirigen el gremio docente. Nosotros somos 11 despedidos y estamos haciendo escándalo. Imagina que esas organizaciones hicieran escándalo por lo que pasa en todo el país. Es lo que necesitamos, una coordinación nacional contra los despidos, y hacer escándalo, porque sino nos tratarán como mano de obra desechable. Esperar ganar sobre $420.000 el 2024 me suena a no querer pelear de verdad, pero aun así los invitamos.
En lo inmediato les pedimos a cada una de esas personas y organizaciones que nos hagan el aguante con el fondo de solidaridad, como lo hicieron organizaciones como la Constramet o los sindicatos 1, 2 y 3 de Codelco o el diputado Nicolás del Caño del PTS de Argentina.
LID: Y en tu caso ¿cómo explicas que Pan y Rosas se esté involucrando en este conflicto? ¿Por qué mezclar la lucha por el aborto legal con la pelea por la reubicación de los ferroviarios?
KP: Te responderé hablando de algo que sucede en este conflicto: las mujeres de las familias de los despedidos formaron una comisión de mujeres y son parte activa de la lucha, se decidieron a pelear la reubicación incluso con hijas e hijos a su cargo y con la incertidumbre de depender de un fondo de solidaridad que se junta a pulso entre militantes, sindicatos y estudiantes, porque el finiquito no está llegando. Eso es un cuestionamiento, en la vida misma, a los roles que nos asignan a las mujeres en esta sociedad.
Acá, que existan trabajadores en conflicto y mujeres de sus familias que quieren movilizarse por el aborto legal es un ejemplo concreto de que el movimiento de mujeres puede poner en movimiento energías y nuevas fuerzas en la clase trabajadora, así como también realizar una alianza profunda con el movimiento estudiantil que permita dinamizarlo y recuperar su rol de oposición a la derecha. Ese es el camino para derrotar a los sectores que se oponen al aborto.
Los empresarios son expertos en utilizar la presión que significa no saber si a fin de mes habrá plata para “parar la olla”. Pero la resistencia ha llevado a poner la vida entera sobre la mesa. Si hay que peleársela al más poderoso de Chile entonces pongamos todo en juego. Esa es la energía de estas mujeres de la clase trabajadora. Ahora se depende completamente del fondo de solidaridad.
Para la agrupación en la que milito la marea verde puede fortalecerse enormemente con esa energía que hoy duerme en millones de mujeres explotadas y precarias.
Hemos estado con mujeres de la familia ferroviaria en reuniones de preparación y marchas por el aborto en la ciudad, varias hicieron suya la lucha por el aborto legal.
En el Congreso que tuvo mi organización, el PTR, reflexionábamos acerca del papel que puede cumplir eventualmente el movimiento de mujeres: generar una gran fuerza que logre poner a la cabeza de las luchas a las mujeres trabajadoras y poner en movimiento a los trabajadores, en nuestro caso bajo el gobierno de Piñera y los empresarios. Yo creo que lo que estamos viendo acá es una muestra: las "chaquetas naranjas" de los ferroviarios con la pañoleta verde puesta. Los despedidos, con sus chaquetas naranjas, en medio del verde de las pañoletas de cientos de mujeres el pasado 8 de agosto. Mujeres ajenas al mundo universitario y político hasta hace poco, involucrándose en este movimiento. Se trata de una especie de postal de lo que queremos construir: la unidad del movimiento de mujeres y la clase trabajadora.
Esto que digo metafóricamente, es en realidad una lección política concreta teniendo en cuenta lo que pasó en Argentina, donde las grandes centrales sindicales como la CGT o la CTA no llamaron a paralizar. Acá, que existan trabajadores en conflicto y mujeres de sus familias que quieren movilizarse por el aborto legal es un ejemplo concreto de que el movimiento de mujeres puede poner en movimiento energías y nuevas fuerzas en la clase trabajadora, así como también realizar una alianza profunda con el movimiento estudiantil que permita dinamizarlo y recuperar su rol de oposición a la derecha. Ese es el camino para derrotar a los sectores que se oponen al aborto.
LID: Hoy, distintas parlamentarias, tanto del Frente Amplio como de la Nueva Mayoría van por la despenalización del aborto. ¿Crees que efectivamente debemos renunciar a luchar por el aborto legal para pensar en algo más realista?
KP: Nada de eso. Ese realismo es un falso realismo. Yo obviamente no podría estar en contra de que se apruebe inmediatamente una modificación a la legislación que penaliza el aborto, ninguna mujer debería caer a la cárcel por abortar. Pero eso no significa que no vea igualmente urgente la lucha por el aborto legal ya. Ese realismo esconde la ilusión de que rebajando un poco nuestras aspiraciones como movimiento de mujeres vamos a tener más oportunidades de lograr “ganadas concretas”. Se nos dice que no podemos esperar que Piñera nos dé el aborto legal, porque si en Argentina los 38 senadores impidieron el triunfo de las pibas, acá será peor.
¿Por qué mejor no preguntarnos qué otros caminos de lucha tenemos? Los trabajadores despedidos del ferrocarril que al calor de la resistencia y de encontrarnos en la calle han hecho suya la lucha por el aborto legal o a las mujeres de sus familias, son un pequeño ejemplo de la gigante fuerza que existe en Chile si se ponen en movimiento las trabajadoras y los trabajadores. La pregunta para el movimiento de mujeres debería ser cómo combatimos mejor, con más fuerza por el aborto legal, y qué papel podría cumplir en esa lucha una resistencia de trabajadoras y trabajadores despedidos, teniendo en cuenta que los enemigos son los mismos: los grandes grupos económicos, que sostienen la alianza entre la Iglesia y el Estado. Al menos en Pan y Rosas queremos dar la pelea de verdad y por eso acompañamos a los despedidos en una manifestación en los accesos de FCAB, al día siguiente de la concentración del 8 de agosto en el paseo Prat por el derecho aborto legal.
La “ola feminista” puede ir por mucho más, tiene fuerza porque hay mujeres que cuando se deciden a luchar están dispuestas a romper todas las barreras. Pero para que esa energía se desate, es necesario ir a los conflictos de clase como el que viven los despedidos de FCAB y sus familias. Yo creo que este es el único camino realista para derrotar a los sectores conservadores que buscarán defender con furia el conservadurismo y la violencia contra las mujeres.
PM: Comparto lo que dice Karla. Acá nos atrevemos a enfrentar los despidos, aunque tengamos al frente a uno de los grupos económicos más grandes de Chile. Queremos contribuir a que se forje una nueva tradición de solidaridad en la clase trabajadora. Por eso el fondo de solidaridad. Recibimos el apoyo de sindicatos como los 1, 2 y 3 de Chuquicamata y de la Constramet. Pero no sólo eso: queremos que se forme una generación de trabajadores que hagan suyos los problemas de la sociedad entera, que no sean ajenos a la pelea por el aborto legal, porque quienes sostienen la opresión a las mujeres son los mismos que dejan en la calle a nuestras familias. Y hemos visto como nuestras compañeras se ponen en la primera línea de la lucha. Por eso chaquetas naranjas y pañoletas verdes resistimos a los despidos del grupo Luksic y vamos por el aborto legal.