En una charla sobre derechos humanos una activista feminista me llamó la atención o más bien me invitó a no establecer agravios comparativos para denunciar una realidad sangrante o una violación de derechos humanos.
Eduardo Nabal @eduardonabal
Viernes 14 de julio de 2017
En ese caso se trataba de los travesticidios en algunas zonas de Latinoamérica. Pero me encuentro de nuevo de bruces ante la cuestión y con el mismo arma de doble filo con las noticias que vienen de Chechenia ¿cuál es el “cualitativo” valor de lo humano y el significado ambiguo de la palabra internacionalista?
Las razones de que yo me vea tentado de comparar los 27 nombres que, de momento, se han dado de gays (algunos adolescentes) “ejecutados” bajo el régimen de Putin en Chechenia con otras violaciones de derechos humanos, es que bajo regímenes invisibles como el heterosexismo o conceptos como lo imperial (que se suelen aplicar a EEUU o Europa pero que en este caso valen también para Rusia), unos humanos son más humanos que otros.
A estas alturas el silencio de la izquierda internacionalista no tiene nada que ver con ningún factor ideológico o nostalgia de ninguna revolución. Tiene que ver simple y llanamente con el digámoslo claro: “matan maricones, ¿a quién le importa?”.
Sé que las múltiples excepciones a lo que acabo de decir se echarán las manos a la cabeza, pero, como ya ocurrió en los ochenta con la pandemia del SIDA, si no hubiera sido por la iniciativa LGTB –al menos de entrada y ya hace años-, el asunto de las leyes homófobas del gobierno ruso no hubiera trascendido.
Han tenido que ser ya las organizaciones internacionales de derechos humanos las que se pronuncien al respecto ya que los gobiernos europeos tienen mucho que perder si le piden explicaciones al presidente ruso, y no digamos ya el de EEUU.
Triste lección de historia sobre la que no conviene pasar página pero que queda como huella indeleble en la memoria de los nuevos chicos y chicas LGTB de izquierdas que comprueban con renovada estupefacción que su causa, por si había alguna duda, no es siempre la causa de todas. Que sus izquierdas tienen su lado oscuro, y tan oscuro. Me duele decirlo, pero la historia se repite de forma sangrante o, dicho de otro modo, más de lo mismo.
Eduardo Nabal
Nació en Burgos en 1970. Estudió Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Salamanca. Cinéfilo, periodista y escritor freelance. Es autor de un capítulo sobre el new queer cinema incluido en la recopilación de ensayos “Teoría queer” (Editorial Egales, 2005). Es colaborador de Izquierda Diario.