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Internacional. China: la nueva generación tiene rostro de mujer

El encarcelamiento de cinco activistas feministas puso de relieve la participación cada vez más amplia de las mujeres chinas en huelgas, protestas y movilizaciones.

Celeste Murillo

Celeste Murillo @rompe_teclas

Jueves 9 de abril de 2015

Imagen: Libro Factory Girls. Voices from the Heart of Modern China.

Cinco activistas feministas chinas fueron detenidas en los días previos al 8 de marzo, cuando se preparaban para el Día Internacional de las Mujeres. Li Maizi; Wei Tingting; Wu Rongrong; Zheng Churan, y Wang Man, fueron arrestadas por participar de actividades contra la discriminación, la violencia y por los derechos de las mujeres.

Las acusan de “provocar disturbios y crear problemas” y podrían condenarlas a cinco años de cárcel. Una de las detenidas, Li Tingting, conocida como Li Maizi, tiene 25 años y es una de las principales activistas LGBTI en China. Es famosa por sus performances contra la violencia de género con un vestido de novia ensangrentado para protestar contra lo que hasta hace poco era considerado un tema de la vida privada y no estaba tipificado como agresión.

Aunque el gobierno chino quiere evitar que el caso tenga repercusión, ya muchas organizaciones internacionales se pronunciaron por su libertad. Personalidades de la cultura y la política han exigido la libertad de las cinco activistas, y la campaña amenaza con viralizarse.

La Asamblea Nacional Popular (congreso) aprobó en diciembre de 2014 la primera ley contra la violencia conyugal. Aunque es limitada, la ley habla de la creciente visibilización de las demandas de las mujeres en China, en las que el fin de la violencia está entre las principales.

Según cifras oficiales, la violencia de género afecta al 25 % de las mujeres casadas (no se mide oficialmente por fuera del matrimonio). El número real es mayor, considerando además que la mayoría de las mujeres no denuncia las agresiones porque hasta hace pocos años se consideraban una parte “natural” de las relaciones entre marido y mujer.

Este cambio en las mujeres no es aislado. Como Li Tingting y sus compañeras, las mujeres que denuncian el acoso sexual en el trabajo, o participan de pequeñas acciones feministas en ciudades como Beijing, tienen entre 20 y 35 años. Son parte de la generación que protagoniza huelgas y protestas en todo el país.

Las jóvenes encabezan las protestas en los lugares de trabajo contra el acoso. Esto sucede por dos motivos. Por un lado, es un problema extendido: el 40 % de las mujeres empleadas en la industria denunció acoso en el trabajo, y la cifra asciende a 70 % en los servicios (Sunflower Centre). Por otro, las obreras jóvenes, que luchan a la par de sus compañeros varones, ya no aceptan el acoso como algo “natural”.

¿Quiénes son las nuevas activistas?

Las mujeres son la mitad de la nueva clase trabajadora. En ciudades industriales clave como Shenzhen representan el 53,2 % de la clase obrera migrante. La industria solía alentar la contratación femenina porque la consideraba mano de obra dócil, pero eso ha cambiado.

Las jóvenes, nacidas después de 1980, educadas en la vida urbana y el trabajo industrial son el 40 % de la participación en las huelgas, según el informe de China Labour Bulletin (CLB). El mismo informe las ubica como mayoría en la rama con el índice más alto índice de conflictos (manufactura), donde se llevó a cabo el 40 % de las huelgas durante la oleada 2011-2013, luego de la crisis del modelo Foxconn. Pero no se limitan a la industria, también protagonizan huelgas en la salud y la educación, ramas tradicionalmente femeninas.

Según Zeng Feiyang, de la ONG Panyu Migrant Workers Center, la “típica” líder sindical actual tiene entre 30 y 40 años, está casada, y suele organizar a mujeres más jóvenes. Son la mayoría de las personas activas en campañas de denuncia sobre condiciones laborales, quienes buscan asesoramiento legal, escriben y difunden huelgas y protestas en lugares de trabajo. Esto se explica también porque la discriminación es abierta: al analizar los clasificados de empleo, se encontró que el 23 % expresaba una preferencia de género, y es parte de la entrevista laboral preguntarle a una mujer si desea tener hijos y cuándo, y tomar una decisión en base a las respuestas (CLB).

Una nueva generación

Como sucede con respecto a otros problemas, esta generación no acepta las mismas condiciones que aceptaban sus padres y madres a cambio de la promesa de una vida mejor. Esa generación se había trasladado de las aldeas rurales a las ciudades y nutrieron de mano de obra las grandes fábricas del sur de China, el corazón de la manufactura.

Desde la crisis abierta con los suicidios en la Foxconn, el modelo de bajo costo que transformó a China en “taller del mundo” empezó a resquebrajarse. Comenzaron huelgas por salarios, mejores condiciones y sindicalización. El capítulo más reciente de ese proceso se llevó a cabo en el fabricante de calzado Yue Yuen, paralizada por sus trabajadores y trabajadoras a principios de abril.

Menos de un año antes, una huelga en la misma fábrica reafirmaba la irrupción de la nueva generación obrera china. La particularidad de la huelga de Yue Yuen en 2014 había sido la exigencia de pago de pensiones adeudadas. La protesta fue silenciada por la prensa oficial porque hacía un reclamo al gobierno local.

A los funcionarios no les gusta ponerse firmes con los empresarios para que cumplan las leyes laborales, ni que los trabajadores denuncien la corrupción. Pero lo que menos les gusta es que las protestas de los trabajadores coincidan con el malestar latente por problemas sociales como la vivienda o la salud. Y esto parece ser una tendencia, que puede profundizarse de aplicarse las modificaciones en el hukou, un viejo sistema registro que asocia los beneficios sociales que goza un individuo al lugar de nacimiento, hoy trastocado por las migraciones internas.


Celeste Murillo

Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.

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