Imágenes de la bandera y las letras de CCH Sur incendiadas corren en redes, pero poco se habla de la situación de violencia que atraviesa la universidad y en particular sus escuelas y colegios de educación media superior.
Joss Espinosa @Joss_font
Martes 25 de octubre de 2022
Este lunes hubo una movilización desde CCH Sur a la rectoría de la UNAM a la que se sumaron tanto colectivas como estudiantes en general de diversos planteles. La misma se convocó en repudio a la violación ocurrida al interior del CCH Sur, no solo por el acto en si mismo, sino por la terrible respuesta por parte de las autoridades de la universidad.
La mamá de la compañera de CCH Sur ha declarado que las autoridades pretendieron dar carpetazo a la situación e incluso le recomendaron no acercarse a las colectivas feministas, y ha dejado claro que esto es porque las autoridades no quieren que la sociedad se entere de lo que pasa al interior del CCH. También señaló que este no es el único caso, sino que ha habido otros.
La situación de violencia al interior de la universidad es cada vez más grave, y más aun porque las autoridades sistemáticamente han obstaculizado la resolución de los casos. Tal como lo hicieron en este caso, ponen trabas, dan carpetazo y responden con las mismas medidas de “seguridad” que sabemos que no solo no resuelven, sino que agravan la situación.
El aumento de elementos de seguridad en los planteles, sobre todo en CU, únicamente han implicado mayor hostigamiento a les estudiantes, sobre todo a aquellxs que venden cosas al interior de los planteles para subsistir; mientras que, las cámaras que se multiplicaron en los planteles casualmente nunca están disponibles cuando se piden para poder saber que paso ante un caso de violencia. Por otro lado, la implementación de “botones de pánico” son completamente obsoletos en tanto que no emergen con un protocolo adecuado para actuar ante un caso de violencia.
Mientras que la universidad da respuestas ambiguas sobre la situación de violencia que atraviesan las escuelas y facultades, ahora criminalizan y condenan las protestas tanto en CCH Sur como en Rectoría, catalogándola de “actos vandálicos”, y dando mayor peso a esto, que al propio acto de violencia contra la compañera.
No es la primera vez que la rectoría y las autoridades de los planteles criminalizan y atacan a los movimientos que hay dentro de la universidad. Actualmente, en el movimiento que se da en las escuelas, no solo contra la violencia, sino por condiciones dignas de estudio y trabajo también se ha reproducido esta criminalización. También ha habido ataques específicos orquestados por las autoridades, como el caso de una estudiante de la FES Acatlán amenazada de muerte, o con amenazas de avanzar con denuncias penales contra quienes fueron parte del paro en esa misma FES.
Para hacer frente a la violencia es necesario un plan integral contra esta, que contemple comisiones de genero tripartitas, compuestas por estudiantes, docentes y trabajadoras, independientes a las autoridades; no queremos más medidas securitaristas que solo refuerzan el aparato represivo de la rectoría, necesitamos medidas que apunten a prevenir la violencia, además de protocolos que prioricen el acompañamiento interdisciplinario para las víctimas.