La reforma educativa avanza. Las y los maestros lo notamos de múltiples formas. No sólo son las evaluaciones que pretenden dejar fuera del sistema a miles de maestros. También son las cargas excesivas de trabajo administrativo, la precarización de las condiciones en las que tenemos que desempeñar nuestra labor y las decisiones burocráticas que, o se toman sin consultarnos o nos presionan a aceptar.
Viernes 7 de julio de 2017
Una de estas medidas que las autoridades pretenden imponer es el cierre de los turnos vespertinos que los directivos justifican con la ampliación de la jornada escolar en los turnos matutinos, que va desde hora y media para la jornada ampliada, a tres horas en el caso de tiempo completo. Así es como desaparece el turno vespertino mientras que el matutino se satura compactando grupos de más de 50 alumnos.
Si bien la política del gobierno de ampliar las jornadas de las escuelas no es nueva, sino que viene aplicándose paulatinamente desde hace varios años, las autoridades educativas le han puesto el acelerador para avanzar cuanto antes con la medida, contemplada explícitamente en la reforma educativa.
Los directivos en las escuelas hacen todo lo posible para convencer a los maestros y padres de familia de aceptar. Para ello les ofrecen "supuestos" incrementos de horas a los maestros que acepten la medida con el fin de dividir a los docentes del turno matutino, quienes serían beneficiados, de los del turno vespertino, para quienes se cerraría su fuente de trabajo.
A los padres de familia y alumnos, pretenden convencerlos de manera tramposa haciéndoles una encuesta tendenciosa basada en las siguientes preguntas: ¿Le gustaría que su hijo reforzara aprendizajes de Español y Matemáticas, en un horario ampliado de trabajo escolar? ¿Le gustaría que en la escuela se ofrecieran actividades que promuevan una convivencia sana y pacífica, así como las artes, estilo de vida saludable, actividad física y Tecnologías de la información y comunicación? y ¿Está usted de acuerdo en que la escuela secundaria adopte la jornada escolar de tiempo completo?
Para estas preguntas la única opción de respuesta es sí o no, sin explicarles en qué consiste la jornada ampliada o el tiempo completo y cuál es el impacto que puede tener sobre sus hijos estar nueve horas o más en la escuela, cuando la mayoría de los planteles carecen de las condiciones mínimas indispensables para implementar actividades lúdicas, pues no se cuenta con los materiales necesarios; actividades deportivas, pues las áreas destinadas para ello no siempre están en óptimas condiciones; o actividades tecnológicas, cuando ni siquiera se cuenta con computadoras o internet.
Asimismo, tampoco se explica a los padres de familia que son ellos quienes tendrán que gastar más para alimentar a sus hijos, pues tampoco se cuenta con comedores para que los alumnos tengan una alimentación adecuada.
Cuando una escuela decide no aceptar la ampliación de la jornada en cualquiera de sus modalidades, las autoridades recurren a la intimidación y las amenazas, que van desde hacer saber a los profesores las condiciones que les esperan el próximo ciclo escolar como: un horario con horas ahorcadas hasta el desplazamiento a otro centro de trabajo.
A pesar de todas las medidas de represión contra nosotros y nosotras, las y los maestros nos oponemos a esta medida arbitraria que se pretende aplicar en decenas de escuelas de la Ciudad de México porque el supuesto en el que se basa esta medida es que ya no son necesarios los turnos vespertinos.
La experiencia que tenemos los maestros que ya trabajamos con esos horarios ampliados nos indica que en nada ayudan a mejorar el rendimiento académico de los alumnos, sino todo lo contrario, terminan la jornada agotados y la mayoría de las veces no se alimentan adecuadamente, lo cual les ha provocado problemas de salud. En muchos casos, además, el turno vespertino es la única opción que les acomoda a los padres por sus horarios de trabajo.
Por otro lado, las y los maestros necesitamos jornadas de trabajo reducidas con salarios que alcancen, pues el costo de la vida se ha elevado enormemente. Necesitamos también que se incluya dentro de nuestra jornada de trabajo, horas de servicio para evaluar y planificar, pues estas tareas las tenemos que garantizar fuera del horario de trabajo y de manera no remunerada.
En muchos casos, necesitamos dos o hasta tres empleos para llegar a fin de mes y todo esto va en detrimento de la educación de los niños y adolescentes, pues nuestro nivel de estrés y agotamiento es enorme. Aun así, las autoridades educativas, sin ningún fundamento más que el de reducir el costo de mantener otra escuela en el turno vespertino, pretenden aumentarnos la jornada de trabajo y cerrar los turnos dejando a decenas, e incluso cientos de maestros desplazados. ¡No podemos permitirlo!
Organicémonos en cada escuela que pretenda cerrar el turno, unámonos a los padres y madres de familia, quienes el año pasado demostraron ser nuestros aliados al ayudarnos a parar las escuelas contra la reforma educativa. Luchemos junto con ellos por jornadas reducidas para todos los trabajadores, de 6 horas durante 5 días a la semana, así los padres y madres también podrán disfrutar con sus hijos y no tendrán que recurrir a ver la escuela como una guardería. Porque nuestras vidas valen más que sus ganancias. No permitamos la ampliación de la jornada ni el cierre de los turnos vespertinos en las escuelas.