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Red Internacional
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WINTERHILL. Cierre del Colegio Winterhill: comunidad y sostenedores enfrentan posiciones

Mientras que los empresarios de la Corporación y la Inmobiliaria intentan posar de transparentes, la Comunidad Educativa plantea que apunta a gestionar por ellos mismos el proyecto educativo

Miércoles 7 de noviembre de 2018

Cartas cruzadas

Dos cartas fueron publicadas este lunes y martes a los trabajadores, apoderados y estudiantes del Colegio Winterhill. La primera, de parte de la Corporación y de la Inmobiliaria, que son los socios y accionistas del colegio y dueños del inmueble; y la segunda, de parte del Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores.

Los empresarios plantearon lo que ya vienen repitiendo: que el colegio solamente es viable si se avanza en gestiones con entidades financieras. Esto, porque lo que pretenden hacer es tapar la millonaria deuda que inexplicablemente generaron. Para esto, proponen realizar una denuncia en fiscalía, y una auditoría. De paso, confirman lo que ya todos sabían: que los intereses de la Corporación y la Inmobiliaria son los mismos.

El Sindicato, por su parte, ha hecho notar que el proyecto educativo Winterhill nació como nicho de resistencia a la dictadura, y que ni los militares pudieron cerrarlo. Así, ésta arbitraria decisión lo único que ha logrado es unir más a la comunidad educativa, a trabajadores, apoderados y estudiantes. Pero, además, plantea una inédita solución a este intento de cierre:

La gestión del proyecto por la comunidad educativa misma

Seremos imparables”. Esta frase abre paso a una propuesta que, hasta el momento, no ha realizado ninguno de los sindicatos que fueron afectados por el cierre de sus lugares de trabajo y miles de despidos durante el actual mandato de Piñera, como tampoco ha realizado ninguna federación estudiantil o parlamentario de “oposición”: “No necesitamos corporaciones privadas, ni sociedades espejo, hablamos desde la profunda convicción que somos la comunidad winterhilliana la más interesada en salvar este proyecto, por eso apuntamos a nuestra propia gestión”.

Descartando cualquier medida que pueda venir desde quienes generaron esta situación, las y los trabajadores del Colegio Winterhill comienzan a dar luces sobre cómo avanzar en una solución de fondo a este intento de cierre, que no es más que un síntoma de la crisis de educación de mercado. El hecho de no necesitar a la corporación quiere decir, simplemente, que no es necesario que el proyecto lo administre más un cerrado grupo de gente que sólo está interesado en lucrar y echarse plata al bolsillo, y que está dispuesto a cerrar un colegio y echar a toda la gente a la calle si es que no genera más ganancia. Por el contrario, son justamente las y los trabajadores, las y los apoderados, las y los estudiantes quienes están más interesados en salvar el proyecto, porque no solamente es su lugar de estudio y trabajo, sino el lugar donde se inician a la vida, donde generan lazos, donde comienzan a escribir su propia historia. Así, el traspaso de la administración y gestión de manos de la corporación a la Comunidad Educativa misma es, en realidad, la única solución viable, que no caiga en las viejas trampas que todo el país pudo contemplar, como los administradores provisorios o síndicos de quiebra, que se dedicaron a gestionar despidos y cierres como en la Universidad del Mar o la Arcis.

Entrando en la tercera semana de conflicto, las posiciones comienzan a verse las caras más claramente: o una solución de mercado, o una solución venida desde la Comunidad Educativa misma, para garantizar que se cumpla el grito:

¡EL WINTERHILL NO SE RINDE, NO SE CIERRA NI SE VENDE!