Se palpa un ánimo de repudio y de denuncia por la muerte de Camilo Catrillanca, que ha llevado a diversas manifestaciones a lo largo de Chile y el mundo, pero hoy las exigencias que se escuchan en la calle deben dar un paso más: un gran Paro Nacional de estudiantes y trabajadores. Por eso es importante exponer cinco motivos por los que la clase trabajadora debe pasar a la acción paralizando en apoyo a la lucha del Pueblo Mapuche.
Lunes 26 de noviembre de 2018
En este candente escenario donde ya se lleva más de una semana de movilizaciones en repudio al asesinato de Camilo Catrillanca, luchador mapuche asesinado por la policía que ha militarizado el wallmapu o territorio mapuche, es donde se han ido sumando diversas voces de protesta que no solo vienen del Pueblo Mapuche sino también de otras trincheras de lucha que empatizan con el dolor de un pueblo en resistencia y que dejan a un lado ese discurso nacionalista que busca invisibilizar la presencia de un pueblo pre existente a los Estados nacionales.
La unidad de los oprimidos siempre ha sido peligrosa para la hegemonía del discurso capitalista, que infunde en las conciencias un sentimiento chovinista, racista y discriminador entre las filas de la clase trabajadora, buscando mantener una lealtad ciega a la Patria, sus gobiernos y sus instituciones. Pero estas últimas se han visto profundamente cuestionadas, no solo por los innumerables casos de corrupción, sino que últimamente por la violencia desatada producto de una política represiva planificada desde el Estado que ha demostrado su máxima expresión en el comando Jungla y la militarización en las comunidades mapuche que asesino nuevamente a un joven mapuche.
Se palpa un ánimo de repudio y de denuncia que ha llevado a diversas manifestaciones a lo largo de Chile y el mundo, pero hoy las exigencias que se escuchan en la calle hacia el Gobierno como la exigencia a que se retire el Ministro Chadwick y la disolución inmediata del Comando Jungla exigen un paso más: un gran Paro Nacional de estudiantes y trabajadores. Por eso es importante exponer cinco motivos por los que la clase trabajadora debe pasar a la acción paralizando en apoyo a la lucha del Pueblo Mapuche.
1. Trabajadores mapuche bajo la explotación y el racismo.
De acuerdo a la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) del año 2015, un 8,3% de las personas en edad de trabajar en Chile declaran pertenecer o descender de algún pueblo indígena (1 millón 158 mil personas), donde el grupo más numeroso se encuentra en el sur de Chile y es perteneciente al Pueblo Mapuche con un 84%.
Por otro lado, el Centro de Estudios Públicos (CEP) el año 2016, determinó que la población mapuche mayor a los 18 años de las regiones VIII, IX, XIV, X y Metropolitana, se encuentra concentrada mayormente en la ciudad con un 60,7% en contraste con el 39,3% de población rural.
Estas cifran demuestran que el proceso de éxodo del campo a la ciudad conlleva a una mayor proletarización de la población mapuche, la cual se concentra mayoritariamente en el sector Silvioagropecuario, el Comercio, Servicios sociales y personales, la Industria y Construcción.
Por tanto, la precarización laboral que existe en la clase trabajadora no es una realidad ajena al Pueblo Mapuche, a quienes este sistema capitalista golpea con más fuerza, ya que no es casualidad que la región de la Araucanía, con mayor población originaria sea una de las regiones más pobres del país, con un 23,6%, es decir, más de 200 mil personas son pobres y no tiene sus necesidades básicas cubiertas.
Todo esto indica un fuerte motivo para oponerse y luchar contra el discurso del Estado capitalista que busca dividir a los pueblos hermanados por la opresión y la precariedad, donde el 10% más rico de Chile tiene un ingreso 27 veces superior al 10% más pobre. Es la clase trabajadora con toda su diversidad cultural, que le da vida al capital pero es al mismo tiempo la que puede darle muerte si logra comprender que este sistema económico solo puede ofrecer explotación y racismo.
2. Cuando se alza(ron) mapuche y trabajadores. Historias de lucha en común que marcan en el camino.
Poco es lo que se enseña en las escuelas sobre el proceso histórico de lucha que hubo en los años 60, fueron tiempos agitados donde la clase trabajadora y el campesinado fueron protagonistas de grandes transformaciones que se estaban viviendo.
La llegada del Gobierno de la Unidad Popular bajo la figura de Salvador Allende que promulgaba la "vía pacífica al Socialismo" permitió de manera controlada, la estatización de empresas y la expropiación de latifundios, por lo que gran parte la clase trabajadora y el pueblo mapuche se sintió empoderado a reclamar lo que consideraban suyo, incluso desbordando la planificación del Gobierno, tal como lo demuestra la carta de los cordones industriales. Sin ánimo de profundizar este interesante proceso histórico, cabe mencionar para dimensionar los hechos, que en el periodo que duró la Reforma Agraria (1962-1973), sólo en las provincias de Malleco y Cautín se expropió una cantidad de 688 predios.
Esto conllevo a transformar las relaciones sociales que se daban en esos territorios entre chilenos y mapuche desarrollándose hitos históricos en común de lucha, tal como demostró en 1971 la experiencia del Complejo Maderero y Forestal de Panguipuli, donde trabajadores campesinos y mapuche expulsaron a los terratenientes y decidieron poner bajo control obrero más de 400 mil hectáreas, siguiendo la tónica de los cordones industriales de las ciudades. En el documental "Ahora te llamaremos hermano", en el minuto 07:00 se muestra a trabajadores invitando a dirigentes mapuche al Complejo de Panguipulli en el contexto de una masiva marcha mapuche en Temuco el año 1971. ¡A reconocer y retomar esa historias de luchas en común entre trabajadores y mapuche!
3. No necesitamos banderas, no reconocemos fronteras.
Hoy la clase trabajadora está siendo cada vez más objeto del discurso patriotero y chovinista por parte del Estado capitalista chileno, que busca fijar en las conciencias mayores dosis de racismo y discriminación, producto del fenómeno migratorio que estamos viviendo. Hoy las poblaciones afrodescendientes que están llegando al país, son la nueva mano de obra barata que hace el trabajo sucio y aun así los medios buscan calificarlos como los delincuentes que buscan quitar los puestos de trabajo a los chilenos. Es un racismo que ya los pueblos originarios conocen muy bien.
La clase trabajadora debe ser consciente que esta división que buscan instalar los empresarios es para mantener divididos a la gran fuerza humana que hace andar la economía y la sociedad. Una clase trabajadora consciente de su fuerza y su potencialidad transformadora de esta sociedad debe abandonar ese sentimiento nacionalista que representa un Estado fundado gracias al despojo, la colonización, la explotación y la corrupción de sus instituciones.
Mucho más en común tenemos con la lucha de los pueblos originarios o migrantes que al igual que las y los trabajadores, son víctimas de este sistema económico que mantiene a una minoría viviendo bajo riquezas a costa del empobrecimiento de la gran mayoría.
Al igual que el Pueblo Mapuche, la fuerza de la clase trabajadora debiera sentirse una sola en el mundo, no reconociendo una nacionalidad impuesta por parte de las burguesías nacionales que buscan hacernos creer que explotados y explotadores, oprimidos y opresores podemos cubrirnos bajo la misma bandera, bien ya lo dijo Violeta: "En comandos importantes, juramento a la bandera, sus palabras me repican, de tricolor las cadenas..."
4. Los Gobiernos tienen manchadas las manos con sangre mapuche y obrera.
Sucede que los Gobiernos siempre han utilizado las fuerzas represivas para acallar las diversas luchas que cuestionan el orden establecido, ya sea desde las luchas sindicales, estudiantiles o de los pueblos originarios. Pero esa política represiva no se trata solo de dispersar o infiltrarse en manifestaciones, también apunta el gatillo y dispara la mayoría de las veces de la manera más cobarde, a gente desarmada y por la espalda. Posterior a la sangrienta dictadura de Pinochet, se asumía una transición a la democracia que significaba cese de asesinatos políticos, sin embargo esto no fue así, bien lo sabe el Pueblo Mapuche y la clase trabajadora en diversas luchas.
Solo en el período presidencial de Ricardo Lagos (2000-2006) se asesinó a nueve mapuches: Mauricio Huenupe, Jorge Suarez Marihuan, Edmundo Lemunao, Agustina Huenupe, Jose Huenupe Pavian, Jorge Suarez Marihuan, Julio Huentecura, Zenen Huenante, muchos de ellos asesinatos impunes.
Luego fue el turno de Michelle Bachelet (2006-2010) quien durante su primer periodo, carga con la muerte del lonko Juan Collihuil, Matias Catrileo, Johnny Cariqueo y Jaime Mendoza Collio, pero tambien se suma otro nombre, el del trabajador forestal Rodrigo Cisternas el año 2007, quien a sus 26 años es también asesinado por la policía, mientras protestaba por mejores condiciones laborales.
Durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014), ocurre el asesinato de Rodrigo Melinao Lican, de 26 años, fue asesinado con un disparo de escopeta a corta distancia en el tórax. Pero también hay otro asesinato de circunstancias sospechosas: Juan Pablo Jiménez, dirigente sindical asesinado el 2018 por una bala loca.
Posteriormente cuando Bachelet asume nuevamente (2014-2018), se produce la muerte de José Mauricio Quintriqueo Huaiquimil, de Victor Manuel Mendoza Collío y de Macarena Valdes. Todos estos luchadores mapuche se unen a otra muerte de trabajadores, una de ellas fue en plena lucha minera, un trabajador mapuche llamando Nelson Quichillao cae abatido por la policía el 2015 en plena lucha minera.
Por último, en este actual periodo de Sebastian Pñera vemos nuevamente que la violencia policial no cesa llevándose nuevamente otra vida de un joven luchador, Camilo Catrillanca.
5. Luchar contra el capitalismo como necesidad para garantizar el derecho a la autodeterminación de los pueblos
Este sistema capitalista ya nada puede ofrecer más que miseria y barbarie. Hoy las grandes industrias extractivistas de los recursos naturales están llevando a cabo un saqueo ambiental que tiene como peligro la subsistencia de la humanidad. Vemos cada año como la crisis del agua se profundiza cada vez más, los incendios forestales cada vez más son incontrolables, los alimentos son en su mayoría transgénicos y un sin fin de consecuencias preocupantes para la mayoría de la población, excepto para un grupo minoritario que permite y sostiene este modelo económico y que por ende esta mayormente exento de sufrir sus consecuencias.
Cuando los pueblos originarios luchan por un bien vivir, es decir, recuperar la armonía entre el ser humano y la naturaleza, gozando de un mayor bienestar como personas no pueden obviar que dentro de los márgenes del capitalismo aquello es utópico, al igual que la lucha por el derecho a la autodeterminación. No hay otra salida que un gobierno de los trabajadores que en un unidad con otros sectores oprimidos como el Pueblo Mapuche, se planteen acabar con la propiedad privada de los capitalistas, expropiando por ejemplo a la industria forestal y reconvirtiendo la producción en función de las necesidades de las comunidades, de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Este es el camino para la resolución integra y efectiva de las demandas históricas del pueblo mapuche.
El Estado hoy más que nunca está demostrando ser una fuerza organizada que defiende a punta de balas sus intereses políticos que comulgan a lo largo de la historia con la dominación económica de los empresarios y la dominación ideológica de las iglesias. La sola lucha del Pueblo Mapuche no basta con derribar esto que además es parte del entramado mundial del imperialismo. Es necesario unificarse desde la condición de explotados y oprimidos del mundo, que haga frente organizadamente al sistema capitalista, pues la espontaneidad de las luchas y la desarticulación son golpes de efecto que no logran derribar nada.
Hoy producto del asesinato de Camilo Catrillanca debemos asestar un duro golpe al Gobierno y sus instituciones, demostrando la fuerza en las calles, en las movilizaciones y haciendo un fuerte llamado desde las bases sindicales y estudiantiles a un gran Paro Nacional que ponga en jaque al Gobierno y exigir el fin a la militarización en la Araucanía, por el derecho a la autodeterminación del pueblo mapuche, la disolución inmediata del comando jungla, el retiro de Chadwick como responsable político y juicio y castigo a los asesinos de Camilo Catrillanca.
Referencias:
http://www.getsur.cl/wp-content/uploads/2018/04/Documento-de-trabajo_mujeres-mapuche_GETSUR-2.pdf
http://observatorionacional.cl/wp-content/uploads/2017/07/Minuta-Pueblos-Ind%C3%ADgenas.pdf
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92002016000300004