Pocos días después de haber sido condenados por los delitos de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), fueron beneficiados con la libertad condicional.
Miércoles 6 de diciembre de 2017

Fotografía:Enfoque Rojo
Los exmilitares Paulino Oscar Altamira, Daniel Humberto Baucero, Juan de Dios Daer, Antonio Rosario Pereyra y Héctor Francisco Polchi, quienes la semana pasada recibieron penas de entre 8 y 11 años quedaron en libertad, y solo deberán llevar pulseras electrónicas.
El Tribunal Oral Federal 5 falló a favor de la libertad de cinco integrantes del Grupo de Tareas 3.3.2. Los cinco formaron parte del Grupo de Operaciones Especiales de la Armada (GOEA). La resolución fue firmada por los jueces Leopoldo Bruglia, Adriana Pagliotti.
Leopoldo Bruglia es el mismo juez que autorizó la libertad de ocho policías, hace tan solo quince días atrás.
Como alertamos en esta nota, Bruglia podía volver a fallar a favor de la impunidad. Así lo hizo, a pocos días de leerse la sentencia de la causa ESMA III.
Megacausa ESMA
El juicio comenzó en noviembre de 2012. Cinco años duró el proceso judicial contra 68 genocidas, 14 murieron durante ese tiempo procesal. Se los imputó por 789 víctimas.
En este juicio, nuevamente, fueron los exdetenidos, los familiares de las víctimas junto a organismos de derechos humanos quienes aportaron las pruebas.
Parte de los acusados en la causa ESMA III fueron señalados por el exdetenido Víctor Basterra, entre ellos los cinco que acaban de ser beneficiados por el Tribunal 5.
En 1984 Basterra presentó las fotos que les tomó a los represores mientras estaba como prisionero en el centro clandestino de la Armada. Con la colaboración de exdetendios, se fueron identificando a cada uno de los represores que había sido retratado.
Antes de ser detenido-desaparecido, Basterra había sido obrero gráfico y militante del Peronismo de Base. Tiempo después fue obligado a falsificar pasaportes, documentos de identidad para oficiales y gente que trabajaba para la Armada.
Un día decidió guardarse una copia de cada foto que le pedían, y las fue escondiendo en el mismo lugar donde guardaba el papel fotográfico. Se las ingenió para sacar las fotos de a pocos, cuando le daban permiso de salida, durante los últimos meses de la dictadura. En su casa las guardaba en un hueco en la pared.
La audacia y valentía de Basterra fue abofeteada por el Tribunal 5. Primero sólo condenó a 29 represores a reclusión perpetua. Otros 19 genocidas recibieron condenas menores que no se corresponden con los crueles crímenes que cometieron los genocidas, al que se les imputaron privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos, torturas seguidas de muerte y apropiación de menores. Y luego, el mismo Tribunal deja en libertad a cinco criminales que Basterra logró llevar a juicio.

Redacción
Redacción central La Izquierda Diario