En la primera jornada del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por Alberto Fernández, la policía de Cipolletti empujó y tomó del cuello a un vecino que intentó hacer un trámite en el correo.
Sábado 21 de marzo de 2020 18:25
En la mañana del viernes unos siete policías detuvieron y llevaron esposado en patrullero a un vecino que no estaba armado, ni intentó escaparse. Luego de agarrarlo del cuello, empujarlo contra el patrullero y tirarlo al piso.
El hombre estaba asustado y no llegó a decir su nombre, a pesar del pedido que le hicieron los vecinos. La policía, algo molesta por las preguntas de una pareja, respondió que lo esposaban por desacato a la autoridad. Cuando además se les preguntó por qué lo lastimaban de esa manera, la respuesta fue que es a pedido de la Presidencia de la Nación. Posteriormente se procedió a llamar a la fiscalía, quienes contestaron que la policía cumplía con su deber.
Otro de los mecanismos de control social habilitado por Nación, son los números para denunciar a quienes no cumplan con el decreto. En la tarde del mismo día, se difundieron denuncias, también en la ciudad cipoleña, de que había niños jugando en una plaza de los barrios Anahí Mapu y Ferri. ¿Será necesario recordar que hay barrios tan precarizados donde estar “dentro de las viviendas” para “cumplir” el aislamiento es más peligroso que la plaza? Barrios con vecinos hacinados en pequeños espacios, con escasa o nula circulación de aire.
Las fuerzas represivas de seguridad se encuentran en las calles. Se desplazan por las calles, dictaminando qué vecinas y vecinos pueden circular y si los motivos que se esgrimen resultan convincentes, o no, como lo que sucedió esa mañana.
El decreto nacional las habilita, y dan números para denunciar, dos elementos ya conocidos en otro marzo, hace casi 44 años.
No naturalicemos en las calles las persecuciones de las fuerzas represivas. Las mismas que son responsables del gatillo fácil constante, de la trata de mujeres, de la muerte de Rafael Nahuel y de la desaparición de Santiago Maldonado. Las que impunemente mataron a Carlos Fuentealba, a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, y reprimen a las movilizaciones que reclaman justicia, salario, o defienden las jubilaciones.
Resulta absurdo presentarlos como capaces de cuidar a la población. No avalemos este intento de legitimación de las fuerzas represivas, es necesario organizarnos en cada lugar de trabajo, conformando comisiones de seguridad e higiene, y exigir al gobierno mayor presupuesto para salud y la realización de test masivos a la población para detectar y combatir la pandemia.