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Red Internacional
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Juventud. Claudia Sheinbaum: “Ya no se reprime a los jóvenes”

Les jóvenes que integramos la AJA, sabemos que lo que hace Sheinbaum solo son eventos folclóricos con los que el régimen intenta lavarse la cara, mientras que mantiene en la precariedad a la mayoría de nosotres.

Emilia Macías

Emilia Macías @EmiliaMacas1

Martes 5 de octubre de 2021

Este 2 de octubre se hizo una ceremonia para recordar y conmemorar la terrible Matanza de estudiantes quienes se organizaban contra la represión y autoritarismo del gobierno priista de ese entonces. Ahora, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México montó una "guardia de honor" y colocó una ofrenda de flores después del Toque de Silencio; también alzó la bandera y se cantó el Himno Nacional.

Sheinbaum afirmó que los movimientos de estudiantes, maestros, médicos y ferrocarrileros especialmente del 68 “contribuyeron a la posibilidad de contar con un gobierno distinto en la actualidad” y que el gobierno actual hacía "posible el acceso a la justicia y los derechos de la población".

“Esta nueva forma de gobernar que acaba con la corrupción, que acaba con los privilegios y que tiene por encima de todo la democracia y la no represión al pueblo surge precisamente de ahí y es el orgullo de lo que estamos viviendo hoy, la Cuarta Transformación de la República”, aseguró.

En la misma ceremonia, Francisco Pérez-Arce, miembro del Consejo Asesor de Cultura para la Ciudad de México, explicó su visión de lo ocurrido hace 53 años en aquella plaza. El presidente del Poder Judicial de la Ciudad de México, Rafael Guerra Álvarez señaló que “esta fecha representa la fuerza de los movimientos sociales que traen consigo el verdadero progreso político, cultural y espiritual de la Nación” y que gracias al sacrificio de las víctimas, México dio un paso histórico para reformar al poder público y replantear la relación entre Estado y ciudadano.

Los jóvenes pertenecientes a la AJA sabemos que no fue un sacrificio. Fue una masacre orquestada por el mismo Estado que estaba siendo cuestionado por un movimiento no sólo de estudiantes, también de médicos, maestros y ferroviarios. Una masacre que, aunque hoy intenten ocultarlo, fue perpetrada por el Estado.

Sheinbaum presume el distinto gobierno que ha construido la 4T mientras la represión a la juventud no ha cesado.

Ese mismo día, horas más tarde, mientras marchábamos hacia el Zócalo de la Ciudad, la misma policía encapsuló a un grupo de personas demostrando que dichos cuerpos están para proteger al Estado y reprimir la protesta social. Desde el 26 de septiembre –marcha en conmemoración a la desaparición de los 43 normalistas- se blindaron monumentos y otros espacios del centro.

No ha sido el único caso, el año anterior, la policía de Claudia Sheinbaum encapsuló y gaseó a quienes nos manifestábamos por la aparición con vida de los normalistas de Ayotzinapa el 26 de septiembre; y el 28 de septiembre por el derecho a decidir. A pesar de declarar la disolución del cuerpo de granaderos, ahí estaban, comprobando que solo le cambiaron el nombre pero su actuar es el mismo.

Nos asesinan por ser jóvenes

La juventud es criminalizada por su vestimenta, su forma de actuar, de hablar, por su edad y su clase social. Son equiparados con delincuentes y muchas veces, si bien no son llevados a algún Ministerio Público, son extorsionados por la policía y expuestos a palizas. No vemos un suceso como el de Tlatelolco, pero la juventud es asesinada por la policía o la Guardia Nacional día con día.

El suceso del 2 de octubre demostró lo potente que puede ser el movimiento estudiantil. Tuvieron miedo, por eso el Ejército los asesinó.

Ahora, jóvenes han muerto en manos de la policía o las fuerzas armadas por ser de la comunidad sexodiversa, por ser pobres, por movilizarnos y defender nuestros derechos. La discriminación se ve todos los días en las condiciones terribles en las que vivimos. Muchos no cuentan con agua, electricidad y servicios básicos.

También son miles y miles los y las que han sido expulsados de las universidades y escuelas al no contar con los recursos para mantener las clases en línea. Si la privatización de la educación se veía cada vez más próxima antes de la pandemia, ahora es evidente que poco a poco deja de ser un derecho y se convierte en un privilegio, pues no está siendo garantizada para todos y todas las jóvenes. No hubo ni hay un plan para que nadie se quede fuera. Están obligando a regresar a clases presenciales sin ni siquiera tener las condiciones materiales en las escuelas para que sea un regreso seguro.

Por otro lado, los trabajos en donde la mayoría es joven son ultra precarios. Call centers, repartidores, cadenas alimenticias, pagan un salario que no alcanza ni para la canasta básica; pero claro, los empresarios se llenan los bolsillos con las ganancias que generamos. Cada vez se vuelve más difícil encontrar un lugar donde trabajar sin ser contratados por outsourcing, con un salario que alcance para vivir dignamente, con un horario decente o contar con prestaciones.

La Matanza de Tlatelolco nos recuerda la necesidad de luchar contra la represión del Estado, que no es única de gobiernos priistas o panistas sino de todos los partidos del régimen. Porque el brazo armado sólo funciona para proteger los intereses de los ricos y reprimir a la clase trabajadora, a las mujeres y a la juventud.

La famosa consigna de “2 de octubre no se olvida” no es sólo en conmemoración a los y las caídas, se encarna al continuar abonando a la unidad obrero-estudiantil. No se olvida la fuerza y la organización que hicieron temblar al gobierno. No se olvida el repudio a las fuerzas armadas.

Forjemos un movimiento en unidad con otros sectores oprimidos e independiente a las autoridades y a los partidos del régimen para arrancar al Estado demandas históricas como la efectiva disolución del cuerpo de granaderos, la desmilitarización del país así como verdad y justicia para las y los asesinados por el Estado.

Les jóvenes que integramos la AJA, sabemos que lo que hace Sheinbaum solo son eventos folclóricos con los que el régimen intenta lavarse la cara, mientras que mantiene en la precariedad a la mayoría de nosotres.

No perdonamos, no olvidamos y no nos reconciliamos