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Red Internacional
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Oaxaca. Claves del ataque contra el alcalde de Tlaxiaco y sus colaboradores

Este miércoles se dio a conocer la muerte de Perfecto Hernández Gutiérrez, síndico del municipio de Tlaxiaco. Alejandro Aparicio, el alcalde falleció el 1 de enero, durante el ataque. Con la militarización, la violencia no cesa.

Jueves 3 de enero de 2019

Tras asumir el cargo, el alcalde de Tlaxiaco, fue asesinado una hora después de un balazo mientras se trasladaba a Ciudad Judicial de Oaxaca. En el ataque resultaron heridas cuatro personas más, entre ellas la regidora Cleotilde Santos y el síndico Perfecto Hernández, quien murió este miércoles producto de las heridas recibidas. Los dos fallecidos eran militantes del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuyo líder es el presidente López Obrador.

El ataque se dio este 1 de enero, cuando tuvo lugar la asunción del cargo de 205 presidentes municipales en el estado de Oaxaca. Según se dio a conocer, fueron dos los agresores que dispararon contra el alcalde y los concejales que lo acompañaban.

Anteriormente, habían sucedido los crímenes políticos del panista Hiram Contreras Herrera, ex regidor y aspirante a dirigir el Comité municipal de su partido, en Ciudad Juárez, y el de la regidora electa de Mazatepec, Morelos, miembro del Morena.

Alejandro Murat, gobernador del estado y militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), declaró vía Twitter “Solicité una exhaustiva investigación al fiscal general y este me informa que ya tiene detenido al probable autor del homicidio”. Hasta ahora, la policía mexicana detuvo a uno de los atacantes, de acuerdo con los dichos de Murat.

El caso de Tlaxiaco es el segundo caso de un alcalde asesinado durante la presidencia de López Obrador. Apenas el 16 de diciembre pasado, Olga Kobel, alcaldesa del municipio de Juárez, en el estado norteño de Coahuila, fue hallada sin vida luego de estar desaparecida por seis días.

Este nuevo episodio de violencia se da al mismo tiempo que el flamante gobierno impulsó la creación de la Guardia Nacional, una nueva fuerza represiva que estará integrada por militares, marinos y nuevos integrantes que busca reclutar entre los jóvenes López Obrador. Una continuidad de la militarización, ahora con un nuevo nombre, desplegada en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que costó cientos de miles de desapariciones forzadas, ejecuciones, torturas y desplazamientos forzados.

La inseguridad que persiste pese a las promesas de campaña de AMLO, cuestiona la paz prometida por la Cuarta Transformación.

“Me duele mucho“, “es un asesinato cobarde”, son las palabras del presidente ante este hecho lamentable. Pero siempre han sido esas las declaraciones de los gobiernos de la alternancia, es decir, de los “neoliberales” que han tenido al país militarizado.

La diferencia ahora -como respuesta a la inseguridad-, es la creación de la Guardia Nacional como fuerza policial militarizada, que significa la continuidad de los militares en las calles.

Lo que impide que esto lleve a un desgaste del gobierno, por ahora, es el voto de confianza que la población le ha otorgado a López Obrador. Pero de continuar este tipo de violencia, pronto se verá la ligereza de las declaraciones y promesas del nuevo gobierno, tiene confianza puede erosionarse, afectando la política propagandística del nuevo presidente.