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Red Internacional
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FONDO DE RECONSTRUCCION EUROPEO. Claves sobre el pacto de la Unión Europea para el fondo de 750.000 millones

Después de 4 días de duras negociaciones, golpes en la mesa y portazos, los 27 integrantes de la UE han acordado un fondo de 750.000 millones de euros, repartidos entre subsidios y préstamos para la “reconstrucción” post-Covid. Claves para entender el acuerdo y quién lo terminará pagando.

Martes 21 de julio de 2020 08:46

Foto: Pedro Sánchez, Ursula von der Leyen, Giuseppe Conte, Emmanuel Macron y Angela Merkel, entre otros, durante la segunda jornada de la cumbre de los líderes de la Unión Europea (UE) en Bruselas. EFE/ Twitter Pedro Sánchez

1. La crisis de la Covid golpeó con intensidad Europa a partir de marzo, cuando Italia y el Estado español se transformaron en epicentro de la crisis. Los pronósticos para la economía europea van desde una debacle total hasta la “madre de todas las recesiones”, como dijo esta semana un alto ejecutivo del BNP Paribas. Con el PIB español cayendo cerca de un 10%, un camino que siguen de cerca Francia e Italia, y una caída que puede llegar al 7% en Alemania, el panorama que se avecina es una crisis de dimensiones históricas.

En pleno pico de coronavirus, con los principales países todavía en confinamiento, los jefes de Estado de la UE acordaron un primer paquete de urgencia con préstamos por hasta 420.000 millones de euros, para aplicarse este otoño. Pero quedó pendiente, por las profundas diferencias entre los Estados miembros, un fondo de ayudas y estímulos muy superior para la “reconstrucción” post-Covid.

2. A fines de mayo, se concreta un acuerdo entre Alemania y Francia para proponer un fondo extraordinario de 750.000 millones de euros. Ante la magnitud de la crisis, Alemania se aleja de su posición tradicional, opuesta a cualquier tipo de “mutualización” de la deuda entre los socios europeos, para adoptar este plan de inyección masiva de dinero y créditos, una política de matriz más “neokeynesiana” para tratar de evitar una caída estrepitosa de la economía europea y, al mismo tiempo, tratar de evitar las fuertes tendencias a la fragmentación geopolítica en su interior.

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3. El fondo de 750.000 millones de euros se basa en la emisión de bonos, nuevo endeudamiento. Producto de la fuerte resistencia opuesta por el bloque de los Estados llamados “frugales” (Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria) más Finlandia, la proporción de subvenciones directas ha bajado. El fondo se va a componer de 390.000 millones de euros en subvenciones directas (el 52% del total) y 360.000 en préstamos (el 48%). Para devolver la deuda conjunta se implementarán nuevos impuestos comunitarios, como una tasa sobre plásticos de primer uso, un impuesto al carbono y una tasa digital. Después cada Estado tendrá que devolver su propia deuda, algo que en el caso de Italia y el Estado español, sitúa la deuda pública en niveles nunca vistos.

4. Mark Rutte, primer ministro de los Países Bajos, venía haciendo fuertes declaraciones contra el posible acuerdo, señalando cínicamente el “derroche” de los países del sur de Europa como causa de la crisis. También declaró, el mismo día que se iniciaba la cumbre, que países como España e Italia tendrían que aplicar nuevas reformas laborales y del sistema de pensiones a cambio de los fondos europeos.

Durante las negociaciones, quiso bajar la cantidad de ayudas directas (algo que consiguió en parte) y trató de asegurar un “poder de veto” sobre el acuerdo, algo que no consiguió por completo. Pero si logró una cláusula que funciona como “freno de emergencia”, si algún país considera que otro no está cumpliendo con las “condiciones” que se han establecido para recibir los fondos. Rutte y los países del norte de Europa han insistido en esta cláusula, para condicionar a Italia y Estado español a tener que aplicar nuevas reformas antiobreras y recortes una vez que se empiecen a recibir las ayudas.

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5. Alemania, Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca han obtenido un beneficio extra: se mantiene el sistema de “cheques” (que en su momento impuso Reino Unido) para descontar en sus aportes al Presupuesto de la UE. Estos cinco países recibirán los cheques de descuento por hasta por 7.603 millones de euros.

6. Para evitar el veto de Hungría y Polonia, el pacto flexibiliza la llamada “condicionalidad sobre el Estado de derecho”. Es decir que la UE no podrá exigir a esos países condiciones en lo relativo a la vulneración de libertades democráticas o el endurecimiento de los regímenes políticos.

7. El Estado español recibirá 140.000 millones del fondo de recuperación. 72.700 millones en subsidios directos y el resto en préstamos, que se harán efectivos entre 2021 y 2022. El pacto de la UE implica que el gobierno “progresista” español se encontrará mucho más restringido para cualquier tipo de medida “social”. De hecho, la propuesta de revertir “los aspectos más lesivos” de la reforma laboral sale definitivamente de la agenda (y queda descartada definitivamente su derogación completa).

8. El pacto, promovido por el eje franco-alemán y los países del sur, es el resultado de concesiones de ambas partes en la negociación con los países del norte. Este “balón de oxígeno” para el futuro de la UE no puede ocultar, sin embargo, las profundas fracturas internas que se vienen profundizando. La salida de Reino Unido con el brexit, la tensión de Bruselas con el bloque Hanseático y el bloque de Visegrado, en el marco del aumento de las tensiones geopolíticas mundiales entre EEUU y China, son elementos que siguen carcomiendo el proyecto de la UE, ante una crisis que no se sabe cuándo termina. Además, no está claro cómo afectará las economías de la UE una probable "segunda ola" del Covid que en algunos países parece ya estar comenzando.

Al mismo tiempo, la aplicación del fondo aumentará el endeudamiento de los Estados, limitando aún más sus presupuestos, y condicionará cualquier tipo de políticas “sociales”, presionando a futuro por nuevas reformas a favor de las empresas multinacionales y contra los derechos de la clase trabajadora.

9. Frente a los discursos exitistas que celebran este pacto como un “hecho histórico” que salvará a la UE, está claro que funcionará como un respirador artificial ante el hundimiento pronosticado a corto plazo, pero, por las dimensiones de este, no está claro cuánto podrá revertir y contener realmente los efectos de la crisis a nivel económico y social. En todo caso, los gobiernos de los Estados imperialistas europeos intentarán que la crisis la sigan pagando las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos de todo el mundo.

10. Hoy celebran este pacto desde Angela Merkel hasta Pablo Iglesias, hablando de la "solidaridad" europeísta y el futuro de la UE. En realidad, es un pacto para salvar las economías capitalistas y las ganancias de las empresas multinacionales, el mercado único para las exportaciones holandesas y alemanas, y el resto de los negocios de las burguesías imperialistas.

Nada tienen que ganar los trabajadores y los pueblos oprimidos con estos pactos de la Europa del capital. Pero tampoco son alternativa los discursos que proponen, por derecha o por izquierda, el falso retorno a "soberanías nacionales" en los Estados imperialistas. La lucha por programas anticapitalistas y de independencia de clase, por gobiernos de la clase trabajadora y por los Estados Unidos Socialistas de Europa son el único horizonte progresivo ante esta crisis.