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Red Internacional
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Derecho a decidir. Claves sobre la despenalización del aborto en México: ¿qué sigue?

El 2021 termina con el fallo histórico de la Suprema Corte de Justicia que declaró inconstitucional la penalización del aborto, sin embargo, por la no obligatoriedad para los estados, puede no garantizarse, por lo que requerimos luchar para que este precedente sea el motor para la legalización en todo el país.

Jueves 23 de diciembre de 2021

Las 7 entidades que han avanzado con la despenalización del aborto, tras décadas de lucha de las mujeres, son: Colima, Baja California, Coahuila, Veracruz, Hidalgo, Oaxaca y Ciudad de México.

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Este derecho que arrebatamos las mujeres en estos 7 estados, es producto de nuestra lucha y movilización histórica, enfrentando a la ultraderecha y los grupos oscurantistas, los famosos “pro-vida” o “antiderechos” con el aval de las Iglesias, pero también, a los denominados partidos “progresistas”.

Ahora bien, la interrupción del embarazo en dichos estados son pasos muy importantes en cuanto a nuestro derecho a decidir, pero tiene grandes límites sino se legaliza efectivamente en todo el país. Aquí te compartimos algunas reflexiones para fortalecer nuestra lucha:

En primer lugar, consideramos que aún prevalecen los ordenamientos punitivos en las legislaciones que contemplan la despenalización, permitiendo que se castigue a las mujeres que aborten después de las 12 semanas de gestación, lo que termina siendo una contradicción. ¿cómo se entiende que hasta los 3 meses tenemos derechos sexuales y reproductivos, y al cruzar esa temporalidad se elimina a posibilidad de ejercer esos mismos derechos? Esto es así porque, en verdad, no tenemos derechos plenos sobre nuestros cuerpos aún.

En segundo lugar, la despenalización es un avance progresivo ante las leyes anti-aborto y las medidas punitivas que criminalizan con severas penas. Sin embargo, no garantiza que no haya riesgos, ni condiciones insalubres, pero aparte, la posibilidad de que nuestro derecho a decidir sea un negocio, sigue existiendo. Y esto puede suceder porque el Estado no asume la responsabilidad de enfrentar esta problemática como una cuestión de salud pública, que requiere de educación sexual integral en todos los niveles educativos, anticonceptivos irrestrictos y presupuesto para garantizar, sin ningún impedimento, los procedimientos que nos permitan ejercer nuestro derecho a decidir plenamente.

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Entonces, al solo estar planteada la despenalización nos lleva a dejar fuera a las mujeres pobres, con vidas altamente precarizadas, que no tienen la posibilidad de acceder culturalmente a la educación sexual que requerimos para asumir la sexualidad como parte del placer, ni que sus maternidades sean libres, decididas y gozadas. Ni cuentan tampoco con el acceso a los métodos anticonceptivos necesarios para que ello se desarrolle en armonía.

Mientras que la legalización implica que el aborto se pueda realizar en todos los hospitales públicos, incluyendo esta práctica como un derecho integrado en la seguridad social.

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En tercer lugar, la legalización contempla la despenalización, pero la despenalización no garantiza necesariamente que sea legal y, por ende, una responsabilidad del Estado, lo que implicaría que se deba otorgar un presupuesto de emergencia a la salud pública para garantizar nuestros derechos sin restricciones, y dicha medida, necesariamente, requiere la garantía de los anticonceptivos de calidad acordes a la necesidad de cada cuerpo.

En cuarto lugar, este avance legislativo, importante pero limitado como hemos visto, busca ser utilizado como capital político por el MORENA, y por ello, lo que nos llega como información al respecto, es mucha propaganda, pero poca realidad de lo que efectivamente implica.

Por ello, no debemos creer en todo lo que nos dicen, pues, la despenalización no es lo mismo que la legalización. Tampoco debemos bajar la guardia y dejar de organizarnos, movilizarnos y luchar, considerando que la vía para conquistar nuestras demandas vendrá únicamente de la confianza en los partidos del régimen y sus legislaciones, porque en verdad, si realmente hubieran querido hacerlo, si realmente quisieran legalizar nuestros derechos, lo podrían haber hecho hace décadas, y no fue así.

Hoy, que la lucha de las mujeres por su derecho al aborto se fortalece en el mundo, y en nuestro país también, lo que los partidos buscan es expropiarnos nuestras demandas históricas y convencernos que conseguiremos algunas por la buena voluntad de los legisladores en el Congreso.

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Pelear por conquistar derechos como el aborto, no es menor, pues de conquistarlo, nos pondría en mejores condiciones para luchar contra la opresión y explotación a la que nos destina este sistema patriarcal y capitalista. Ya que, si las mujeres comprendemos que sobre nuestros cuerpos solo podemos decidir nosotras, y se los imponemos, saben que no nos quedaremos solo con esa conquista, pues seguiremos peleando por una vida digna, como realmente queremos vivir.

Y ese, en verdad, es el gran temor de sectores como la Iglesia, la ultraderecha y conservadores, mejor conocidos como los “antiderechos”, que no quieren que las mujeres ni la diversidad transgredamos sus mandatos patriarcales, pues si eso sucede, estaremos más cerca de pasar por arriba de todo su inmundo sistema.
Recuperemos el legado que nos dejó la marea verde en Argentina, demostrando que es solo en las calles como podemos imponer nuestros derechos, a través de movilizaciones multitudinarias que tengan una correlación organizativa en los centros de trabajo, escuelas y barrios.

Esto, implica que luchemos por conquistar nuestra independencia política, confiando en nuestra propia fuerza, bajo la más amplia unidad para enfrentar a la ultra derecha y a los sectores conservadores en las calles y en defensa de nuestro derecho a decidir.

Pero también, y en quinto lugar, creemos que es fundamental que impulsemos conjuntamente una gran Campaña Nacional por el Derecho a Decidir, para elegir libremente sobre nuestros cuerpos y maternidades, a través del impulso de una iniciativa de ley por la legalización del aborto en todo el país, pero hecha por nosotras que somos quienes sabemos cuáles son nuestras demandas, con el objetivo de que sea realmente un derecho que el Estado garantice el aborto de forma segura, gratuita e irrestricta, y según nuestras necesidades.

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