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Red Internacional
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TEXTO LITERARIO. Clics modernos

Una mirada literaria y política, desde la ciudad de Villa Gobernador Gálvez

Lunes 17 de julio de 2017 17:24

“Eso de la leña que me aconsejan, ¿por qué no empiezan ustedes a darla?”

  •  Perón, ese al que le decían General.

    1. Nos siguen pegando abajo.

    La gente borracha, últimamente, se cae más bien para la derecha. Debe ser coyuntural. Estilo Galtieri. Sí, el diseñador de uniformes.

    El folklore es resistencia de raíz. Tradición oral. La música electrónica... necesita electricidad para vivir.

    La policía mató una maestra. O la dejó esposada sola en una piecita para que se muriera sola porque estaba loca. O sea, policías mataron una maestra. Debe ser coyuntural. (Un sueño del inconsciente colectivo, estilo americanueioflaif).
    Los clásicos futboleros matan el silencio de los barrios. El desastre del mundo no. Pero tomala vos, dámela a mí. Ya vas a ver.

    En la esquina de casa mataron un pibe, hará un par de semanas. En Villa Gobernador Gálvez pasa seguido. Ajuste de cuentas, apellido guaraní, qué se puede esperar. Ahora pasa la policía, cada tanto, despacito. La laguna donde Paladini tira vacas muertas para que las coman las bacterias mágicas, ese pedazo de Paraná privatizado, debe ser una de las últimas cosas que vio. Pa-pá.

    La policía mató una maestra, y la gente intoxicada tiende a la derecha. Prohíben el uso de la palabra "agrotóxico".

    6 horas de trabajo todavía me parecen demasiado.

    Para el año 2025 vamos a ser 8 mil millones. Inglaterra va a dejar de usar combustibles fósiles.

    Nadie baila solo.

    Pero una chica en Rosario cree que sí, y se lo dice a todos. Con un pino tatuado en el brazo. Y un chico gigante quiere que baile con él. Y ella con el dorso de su antebrazo vertical le dice: No. Y en el fondo, mirando ese extraño documental, siento que nadie baila solo.

    "Rosario", eso le digo al colectivero, pero voy a Gálvez. Porque Gálvez es más menos que más, y el viaje "plus" vale nomás para Rosario. Y yo quiero ir a dormir. No a cargar la tarjeta.

    2. Parte de la religión.

    Hace un mes pasó un señor por una casa periférica, caminando, tocando timbre casa por casa de una calle que termina en esa mezcla de basural y camino que es la barranca, pidiendo trabajo. ¿Se salva alguien trabajando?´

    La tele, la radio, internet y los diarios se la pasan repitiendo la responsabilidad y las declaraciones de inocencia del neoliberalismo progresista sobre la situación económica actual. Ahora es culpa del neoliberalismo empresarial y la “corrupción”. Parece fácil pensar que si realmente hubiera existido un proyecto nacional y popular, si ese proyecto hubiera sido serio y más profundo que una campaña publicitaria, que un círculo de amigos y amigas, de viejos conocidos con retazos de utopías aterradas, esto no estaría pasando. Independientemente de qué lado de la derecha vengan las justificaciones, es hora de hacernos cargo de algunas cositas. Como por ejemplo el hecho de que el proyecto nacandpop (tan en inglés), una de dos: O salió muy mal, o fue muy poco popular. Como si no se notara que pagar la deuda externa ilegítima preparó el terreno a pedir un nuevo crédito a cien años. Como si no se hubiera multiplicado la soja, el agroquímico, el narcotráfico a pagar con amplias facilidades de parte del estado.

    Muera Perón. Ah, ya lo hizo. Entonces mi propuesta: vivamos nosotros. Y nosotras.

    3. Chicas muertas.

    Otra vez el barrio, en otro barrio. Allá por Mortelari, la cosa; pero de acá, la vecina.
    Esta vez no vivía para el lado del río, la casa donde se crio era más cerca de la avenida, al toque de la parada del bondi. Pero se fue, a Mortelari, a agrandar la familia, o porque se le agrandó sin querer del todo, y encontró el lugar de la muerte.
    Sus padres la fueron a buscar y la llevaron con alguno agujeros de bala en la panza al hospitalito. Con sus 18 años. Con sus dos hijas. Con el amante que la mató en el final de sus ojos.

    El Shakespeare villero se parece más a Tinelli: Un rato antes, “Romeo” estaba esperando que ella volviera del baile. Al cerebro medio carcomido por los celos, se le metió la idea del fierro. Parecía mejor esperarla así, empuñando el arma cargada de esa bronca absurda. Esa bronca que nace de creer que hay personas que tienen dueños y personas que son dueñas. Esa bronca de marcar territorio.
    Se llama propiedad privada. Cuando toca ese extremo se llama femicidio.

    A veces uno se imagina que es mejor separarse antes, cuando es simplemente estupidez o ceguera. Pero imaginamos muchas cosas, y algunas son más fáciles de imaginar y más difíciles de hacer que otras.

    4. Qué se puede hacer salvo ver películas.

    Hay un cine que sobrevivió al triste destino de templo.

    El consejo municipal aprobó por unanimidad el pago mensual de un alquiler menor al pretendido por sus dueños, que por suerte pudo acordarse.

    Hay un cine que se hizo centro cultural.

    En 2008 se presupuestaron cien mil pesos para arreglar el techo. El techo gotea y las placas de yeso de abajo del desagüe gotean. Entonces el baño gotea y algunas butacas del piso de arriba se pudren.

    Es el cine de algunas infancias, donde el viejo Luis pasaba una película para chicos seguida de otra más rara. Él era el acomodador, el portero, el que cobraba la entrada y apuntaba la linterna a los molestos. A más de uno sacó de los pelos para enseñarnos cómo había que comportarse en el cine, y no había “yo pagué mis impues...” digo, “mi entrada” que valga. Ahí vi el Rey León y después: Entra el dragón, sale el tigre. Ahí conocí al chino loco ese, ese que se la re aguantaba: Bruce Li.

    Ahí alguien limpió las butacas para volver a pasar películas. Ahí alguien venció el vértigo que le convidaba la escalera gigantesca, que temblaba a cada paso como el fondo de una canoa. Sobre esos peldaños inestables, alguien corrió las cortinas estirándose con el palo de una escoba. Se sintió el quijote clavando su lanza en los molinos de viento. Y supo que su vértigo venía de subirse a los hombros de un Golliat maligno, con la esperanza de que ese gesto sostenido en el tiempo sirviera de gomera.

    5. Confesiones de invierno.

    Hay padres que dicen: “Hay que comprar otro plasma.” Y otros que piensan que todavía tienen que conseguir e instalar una lona para que el sol no de tanto en la ventana.

    Hay padres que llevan a sus hijos al Cine Avenida de Pueblo Nuevo, donde no sólo se ven películas, si no también se hacen amigos y talleres. Hay varias actividades, por supuesto las danzas (es el lugar de encuentro de la familia ampliada del famoso ballet Nuevo Pueblo, varias veces presente en el escenario de Cosquín). Hay talleres donde aprender a bailar, pero también de guitarra, peluquería, escritura, apoyo escolar, jardinería, y varios más. Algunos periódicos y otros que se dictan un solo fin de semana. Siempre a precios populares, porque todo en el cine y en el barrio es popular…

    Ahí uno descubre que la pampa es un vacío que se llena de la música del norte, del este y el oeste. Ahí se descubren las peñas como la de anoche (que por falta de habilitación municipal debió hacerse en el Club Sportivo), donde gigantes de la música, la parrilla o la sobremesa, compartieron su arte por amor a esas buenas causas bien orientadas.

    Hay que arreglar la puerta de la bisagra vencida. Ponerle un taquito a la mesa para que no se tambalee. Empezar la dieta. Comer más sano. Hacer unos pesitos más… Por suerte hay tiempo hasta el próximo verano. Queda medio mandato de invierno, por lo menos. Lo importante es construir lo que se puede.

    Lo único urgente, si es que hay algo urgente, es amar. Como dijo un Jesús correntino: “Les voy a dar un solo mandamiento, chamigos, pero es la posta: Amen a sus vecinos como a ustedes mismos.”


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