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Red Internacional
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HUELGA CLIMÁTICA MUNDIAL. #ClimateStrike Nueva York: crónica de una lucha multitudinaria por el presente

La emoción vibraba en la multitud que pasaba de saltar y cantar a llorar cuando se nombraban los casos de muerte por cáncer. “Hablar de medioambiente es hablar de derechos humanos”, se oía con insistencia.

Lunes 23 de septiembre de 2019 16:59

No había pancartas que reclamaban dejar de utilizar sorbetes, ni se notaba la presencia de personas indiferentes. Tampoco había lugar para los discursos vacíos. La cara de la marcha mundial climática en Nueva York fue la de las 250 mil personas -niños, jóvenes y adultos- que reclamaban en Manhattan, de manera clara a veces, casi intuitivamente otras, que había que cambiar el sistema.

Pancartas de colores, estudiantes entusiasmados, adultos atentos eran los componentes de un cálido ambiente familiar. Así comenzó la preparación para la macha a las 12 del mediodía en Foley Square. Todos querían hacerse escuchar.

“Estoy luchando contra el fracking hace décadas. La gente todavía no se da cuenta de lo peligroso que es y eso también es responsabilidad de los medios. Por eso esta marcha es tan importante”, dijo Catlin en diálogo con La Izquierda Diario. Por su parte, Anick (38) comentó que “los jóvenes quieren que cambie todo el sistema, en todos los niveles de poder. Es mucho más que un cambio individual, son los combustibles fósiles y más”.

A partir de que los científicos declararon el año pasado que al planeta le quedaban 12 años antes de que sucediera una catástrofe global en el caso de que no cambiemos el rumbo, los jóvenes que heredan el planeta comenzaron a movilizarse masivamente, inspirados en la emblemática figura de Greta Thunberg.

La activista a sus 15 años se plantó sola frente al parlamento sueco para exigir medidas urgentes contra la crisis climática. Transcurrido un año desde entonces y galardonada por Amnistía Internacional como Embajadora de Conciencia, Greta encabeza una formidable movilización de más cuatro millones de personas en todo el mundo.

En la marcha neoyorkina los manifestantes hablaban siempre de un cambio global e importante, no de meros hechos individuales. En general, su objetivo es cuestionar a los gobernantes para que tomen acciones concretas.

Makana, universitaria, contó que fue a la huelga para “probarle al gobierno” que le importa el medioambiente y que quiere que “actúen ahora, porque no tenemos tiempo”. Agregó que las corporaciones deberían tener mayores regulaciones, además de ayudar a la población. Por otra parte, Florence, otro universitario, agregó: “Los políticos no hacen nada y por eso estamos acá. La gente no se da cuenta de lo que pasa”.

Sherley (17), estudiante secundaria, reclamó “justicia climática” a “su gobierno”, además de varias medidas internacionales. Anna (21), también preocupada por los estudios científicos, exigió “acciones urgentes”.

En la delegación argentina se encontraba Máximo Mazzocco, fundador de la ONG Ecohouse. En diálogo con LID, Mazzocco dijo que venir a la marcha fue una “cita casi obligada”. Para él, la estrategia de su fundación tiene dos ejes: actuar localmente a través de la educación ambiental y, por el otro lado, pensar globalmente. Según él, a su organización le sirve “venir a ver cómo se gestionan las luchas” en Nueva York.

Un grupo de universitarios nos contó sobre su presencia en la marcha. “Estamos en huelga. Estamos viviendo con otros jóvenes del mundo este movimiento. -Y le exigimos a los líderes que tomen acción”. Cuando fueron consultados sobre cuál es su propuesta ante los líderes mundiales, respondieron al unísono “¡Green New Deal!”.

En noviembre y enero recién pasados, unos 300 jóvenes activistas fueron arrestados luego de que ocuparan las oficinas de Nancy Pelosi, presidenta demócrata de la Cámara de los Representantes, y del senador neoyorkino Chuck Schumer. El objetivo era exigir la creación de un Green New Deal (GND), es decir, un plan estatal de reconversión tecnológica de Estados Unidos hacia las energías renovables 100% subsidiado a las empresas privadas, “similar en escala a los esfuerzos de movilización en la Segunda Guerra Mundial o el Plan Marshall”, según definió Alexandria Ocasio-Cortéz, la emergente diputada neoyorkina autodenominada “socialista democrática” y una de sus principales referentes.

Sin embargo, es bastante difícil de creer que las mismas corporaciones, que poseen miles de millones de dólares y que son responsables de nuestra crisis ecológica, serían las encargadas de sacarnos de esta a través del desarrollo de infraestructuras sostenibles. Este escepticismo también se expresó en la marcha de Nueva York, con una posición más abiertamente anticapitalista.

Malí, agrupada en la International Workers Solidarity Network, explicó que la crisis climática es un problema de la clase trabajadora, que puede pararla, y que la culpa la tienen los gobernantes y las empresas contaminantes. Por su parte, Nathalien, miembro de Left Voice y la Fracción Trotskista, contó que estas marchas “están muy buenas”, que son “un paso importante para la revolución”, pero que lo que más buscan las personas por ahora es una mayor “regulación”. Sin embargo, “el partido creció un montón estos últimos dos meses con todo el tema ambiental”. Sobre el movimiento juvenil aclaró que existen muchas opiniones dentro de él sobre si sólo se centran en cambios individuales o globales.

A las 13.00 comenzó la caminata, llena de cánticos, hasta Battery Park, en donde a las 15 horas los discursos tomaron su lugar en el escenario. Hubo bandas de música y referentes juveniles, en su mayoría mujeres.

La emoción vibraba en la multitud que pasaba de saltar cantando los temas de Jaden and Willow Smith hasta llegar a la emoción y las lágrimas cuando se nombraran los casos de muertes por cáncer ocasionadas por el cambio climático. Es decir, por las medidas gubernamentales de no respetar la vida. “Hablar de medioambiente es hablar de derechos humanos”, era la frase que se oía con insistencia entre los oradores, entre ellos, Marisol Rivera (13), una de las activistas y sobrevivientes del huracán Sandy.

La oradora final fue Greta Thunberg (16). Al verla, la multitud no paraba de gritar y cantar su nombre. “Make America Greta again” decían algunas pancartas, ridiculizando el eslogan de campaña del presidente ultraderechista y negacionista climático Donald Trump. Clara y concisa, como suele ser, la activista envió un duro mensaje para los gobernantes: “Somos una ola de cabio. Juntos y unidos somos imparables. Así se ve el poder de la gente. Estaremos a la altura del reto. Haremos que rindan cuentas quienes son más responsables y haremos que los líderes mundiales actúen. Podemos hacerlo y lo haremos. Y si perteneces a ese pequeño grupo de personas que se siente amenazado por nosotros, entonces te tenemos muy malas noticias, porque este es solo el comienzo. El cambio viene, les guste o no”.