Queremos contarte cómo y por qué es posible que trabajemos todes con plenos derechos y lograr tener tiempo libre. Lejos de quedarnos con los brazos cruzados, somos estudiantes y abogades que nos organizamos por una sociedad donde aprovechemos el tiempo para decidir sobre nuestro futuro. Hoy en día, la reducción de la jornada laboral es más que una propuesta, es una pelea de la juventud.
Jueves 2 de junio de 2022 17:51
La educación es tu derecho, si tenés cómo costearla…
La realidad dentro de la Facultad de Derecho, no escapa de la realidad del país, donde la pobreza aumenta, la desocupación baja pero el trabajo que se recupera es precarizado, en empresas tercerizadas, contratos flexibilizados o de manera informal donde no se cuenta con derechos básicos como recibo de sueldo, aguinaldo o vacaciones. El 70% de la juventud hoy está precarizada. Para una gran mayoría los ritmos laborales y de estudio que manejamos abarcan todas las horas del día sin dejarnos tiempo libre. Una realidad que afecta a muches compañeres de cursada o a nosotres mismos. Otres directamente tienen que elegir entre trabajar o estudiar, porque si además, sumamos la inflación que no baja, poder estudiar una carrera cuyos costos aumentan (SUBE, comida, apuntes, libros) se hace difícil.
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Para les estudiantes de abogacía o abogades recientemente recibidos esta situación no cambia mucho. Con el esfuerzo que muchos jóvenes hacen para recibirse y con la aspiración de tener mejores trabajos, muchas de las ofertas laborales que les esperan son precarias: 8 o 9 horas en estudios jurídicos con sueldos entre $30.000 a $60.000 que no llegan a cubrir la canasta familiar, y en su mayoría, en negro o como monotributistas. Mientras tanto, en el transcurso de la carrera, nos inculcan que “el trabajo en estudios te da experiencia”; sí, esa práctica profesional que nuestro plan de estudio sólo deja para el último año. Más que continuar con ese sentido común, hay que llamarlo por su verdadero nombre: precarización laboral ¿Este es el futuro que ofrecen a la juventud?
Cuando hablamos de deserción, hay que poner sobre la mesa que 1 de cada 4 estudiantes tiene que dejar la universidad. La academia lejos de cuestionar está realidad plantea un ritmo que excluye a esa juventud con laburos precarios. Las becas integrales o el boleto educativo no entran en las prioridades de las autoridades de nuestra facultad.
Dentro de la Facultad de Derecho, la decisión de los que gobiernan no es para nada ingenua. Desde la conducción de nuestro Centro: Franja Morada y la Nuevo Derecho (agrupaciones que son parte de Juntos por el Cambio) hacen oídos sordos a las problemáticas del estudiantado, eligen no dar respuesta ni organizar espacios de debates para nosotres. Porque quieren una facultad elitista, con una lógica meritocrática del “sálvese quien pueda”. Y no podemos olvidar que son quienes en el 2017 se opusieron a que la facultad se pronuncie por Santiago Maldonado, un joven desaparecido en democracia, o los que están con Gerardo Morales que criminaliza la protesta y encarcela a quienes salen a las calles porque no tienen para comer, o quienes junto a Horacio Rodriguez Larreta quieren privatizar nuestro río y reemplazar Costa Salguero por viviendas para lujosas.
Del otro lado, Acción Colectiva (La Cámpora y Nexo) + La Centeno, siendo parte del Consejo Directivo, votaron todos juntos la elección del decano Vergara, ligado al macrismo. Esto es contradictorio ya que son agrupaciones que responden al gobierno nacional del Frente de Todos, con sus distintas alas: tenemos a quienes están con el Ministro de Economía Guzmán que defiende la idea de que “hay que esperar a que los empresarios ganen” para que nos llegue “el derrame”; y por su lado, la Cámpora, el ala Cristinista, denuncia el pago de la deuda al FMI, proponiendo “que la paguen los fugadores”, pero está lejos de recuperar esos fondos para las necesidades sociales, ni tomar medidas que afecten al poder económico más concentrado, en medio del fuerte deterioro de las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras por la pérdida de poder de compra y los niveles históricos de inflación.
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Espacios políticos como estos proponen una salida individualista, tanto Juntos por el Cambio, como el ala de extrema derecha representada por Milei y Espert con discursos anti-pobres, quienes llaman “delincuentes” a quienes se manifiestan por un pedazo de pan y exigen la prohibición de la protesta. Tampoco es nuestra salida la utopía del “Estado presente” que hoy en día plantea Cristina Fernandez de Kirchner, escondiendo la pata ajustadora que pacta con el FMI el ordenado pago de una deuda ilegal.
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Estos modelos se presentan como opuestos pero en la realidad esconden la más grande de sus coincidencias: a toda costa quieren evitar tocar las ganancias de los grandes empresarios.
Nosotres vamos más allá de eso.
El futuro que deseamos, es el futuro que peleamos
Lejos de resignarnos y que la disyuntiva se acote en estudiar o comer, proponemos y peleamos por la reducción de la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, con salario igual a la canasta familiar. Esta propuesta que planteamos junto a Nicolás del Caño y Myriam Bregman desde el PTS en el Frente de Izquierda Unidad, garantiza no sólo más tiempo libre para poder estudiar todes, sino una mayor oportunidad laboral para esa juventud que se encuentra en la informalidad, precarizada y que sueña con entrar a la UBA.
Desde la última vez que se redujo la jornada laboral pasaron más de 100 años. Respecto a Argentina, ningún gobierno tocó la herencia de la flexibilización laboral y precarización laboral que dejó el menemismo en los ‘90 ¿Por qué tendríamos que resignarnos ante esta situación?
Actualmente, las plataformas condenan a que miles de pibes salgan con una mochila a pedalear 12/14 horas, sin derechos y con el riesgo de morir debajo de un colectivo para poder llegar a fin de mes. Todo el avance que se logró en materia de automatización, digitalización y robótica no se usó para que trabajemos y vivamos mejor, sino que es utilizado por los capitalistas para aumentar los niveles de explotación y sus ganancias. Es por esto que, la reducción de la jornada de trabajo tiene su fundamento en esta realidad material.
En Argentina podrían crearse un millón de puestos de trabajo si se aplicará la reducción de la jornada a 6 horas, 5 días en las 12 mil empresas más grandes del país. Sin reducción salarial, en el camino de repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados. Queremos que todo el avance tecnológico sirva para mejorar nuestra calidad de vida, tener tiempo libre para estudiar, para el arte y lo más ambicioso: organizarnos para ser protagonistas de construir colectivamente un futuro alterno al que nos ofrece este sistema. Para eso, es necesario cuestionar las ganancias de los capitalistas.
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Otro tipo de facultad, otro tipo de sociedad
Estudiamos en una facultad donde por un lado, tenemos docentes ad-honorem (trabajando gratis) y por el otro, tenemos a jueces federales, defensores de genocidas, fiscales e incluso hasta al propio presidente. Una facultad con una fuerte formación hacia la defensa de la propiedad privada y las ganancias empresariales, que además de excluir por su elitización a una juventud precarizada, orienta al estudiantado a defender a quienes violan sistemáticamente las libertades democráticas, los derechos de les trabajadores y el pueblo pobre, y a aceptar las leyes cómo “lo natural”, sin la posibilidad de cuestionarlas.
Nosotres no nos resignamos a ese discurso y formación, antes de quedamos de brazos cruzados, queremos formar una red de estudiantes y abogades que defienda a la juventud trabajadora, se sensibilice con las causas sociales y que ponga sus conocimientos en defensa de les que luchan por mejores condiciones de vida,por comida de calidad en los colegios, con las mujeres y familias que pelean contra la violencia de género y por vivienda digna, a la juventud que levanta la bandera del ambiente contra las políticas del fracking y la megaminería.
Defendemos a les que llenan las calles y se organizan por su derecho al pan y al tiempo libre.
Estudiamos para poner nuestra profesión en defensa de las fábricas recuperadas bajo gestión obrera, como lo hicieron nuestros compañeres del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) y Myriam Bregman. Cerámica Zanon y la gráfica MadyGraf son ejemplos, que aún en pequeño, muestran la posibilidad que la clase trabajadora puede dirigir de manera democrática la producción, buscando orientarla a las necesidades de las mayorías y no a la ganancia capitalista (de unos pocos). Citando a la obrera Celia Martínez de Brukman“Si los y las trabajadoras podían manejar una fábrica, podían manejar el país”.
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Cuestionarlo todo, eso queremos. Aspiramos a otra facultad y a otro tipo de sociedad. Queremos que nuestra profesión esté puesta al servicio de la gran mayoría a los fines de pelear por otra forma de organización social, política y económica y terminar con la miseria e irracionalidad capitalista, donde “los que trabajan no poseen y los que poseen no trabajan” como decían Marx y Engels.
Queremos traer a la mesa la discusión para cambiar este sistema. Robémosle al capitalismo el tiempo de vida que nos quita. El acto de mayor rebeldía, autodeterminación e independencia que podemos hacer es recuperar el tiempo que nos sacan, utilizarlo para la organización política y pelear por una reorganización social. Aspiramos fuertemente a una sociedad donde sean los de abajo, las trabajadoras y los trabajadores les que tengan las riendas verdaderas de la misma, socializando los medios de producción, planificando la economía democráticamente y avanzando hacia la construcción de la sociedad socialista.