El avance de las Sociedades Anónimas Deportivas en el mundo todavía no logra desembarcar en Argentina. El fenómeno del “fútbol popular” en Europa como reacción a los clubes empresa.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Domingo 18 de abril de 2021 17:13
⚽ DEPORTES | Los "clubes empresa" y la experiencia europea: ¿por qué no prosperan Argentina? - YouTube
El lunes pasado se cumplieron 130 años del primer partido del primer torneo del fútbol argentino. Un 12 de abril de 1891 jugaron el Buenos Ayres Association Football Club y St. Andrew’s Club en un predio en Flores, detrás de la playa de cargas del famoso Ferrocarril del Oeste, el actual Sarmiento. Ese momento fue más bien una prehistoria de nuestro fútbol porque todavía no se terminaban de consolidar ni clubes ni ligas permanentes y tampoco estaban definidas del todo las reglas. Pero podemos partir de esa fecha para pensar cómo se fueron configurando los primeros clubes del fútbol argentino que perduraron en el tiempo y en qué medida ese origen tiene algo que ver (o no) con las dificultades que encuentran los intentos de privatización de nuestros clubes.
La gran mayoría, incluyendo a los clubes grandes de Primera División, en lo formal son Asociaciones Civiles sin fines de lucro y se basan en una masa de socios y socias que eligen a las autoridades del club de acuerdo a un estatuto. Todo esto por supuesto después está mediado por infinidad de intereses económicos y políticos, dirigentes que tratan de usufructuar en su paso por el club, etc. En los últimos años se está dando el fenómeno de la presencia de pesos pesados de la dirigencia sindical en las comisiones directivas (como desarrolla el colega Federico Yáñez en esta nota del sitio Letra P). Los clubes actuales en Argentina están muy lejos de ser un paraíso de democracia ni son instituciones impolutas que cumplen fundamentalmente un rol social. Pero si comparamos con la realidad de los clubes europeos, es para pensar que hay algo bueno que sobrevive en el fútbol argentino y es importante defenderlo.
El periodista Ezequiel Scher en su newsletter para el sitio Cenital está haciendo una radiografía de los dueños del fútbol en las ligas europeas, un trabajo muy interesante para tener un panorama club por club y liga por liga de esta situación en toda Europa donde los clubes prácticamente dejaron de ser de sus hinchas, socios y socias. Dentro de unos días se concretará el cruce por la Champions League entre el París Saint Germain y el Manchester City (la primera semifinal es el 28 de abril): el club francés es propiedad de un grupo inversor de Qatar que es mayoría en el directorio (porque estos clubes son como empresas y tienen directorios de accionistas) y el club de Manchester está en manos de un miembro de la familia real de Emiratos Árabes que fue primer ministro de ese país. Así como a Sheik Mansour no lo votó nadie porque es parte de una monarquía en Emiratos Árabes Unidos, en Manchester City tampoco lo votó nadie porque compró al club. Pasan a ser instituciones que funcionan con una lógica de rentabilidad, de generar ganancias, y todo lo que no sea rentable no existe.
Como reacción a esta configuración de los clubes en Europa está surgiendo algo que llaman Fútbol Popular, sobre todo en el Estado Español, agrupamientos de hinchas y socios que rechazan que su club pierda identidad y se transforme en Sociedad Anónima Deportiva, por lo que deciden fundar un nuevo club o refundar el propio.
Así el Atlético Club de Socios en 2007, obra de socios del Atlético Madrid disconformes con la injerencia empresarial en la vida del club: el Aleti es propiedad de una familia de financistas españoles junto al grupo inversor chino Wanda y a otro grupo inversor israelí, sólo el 2 % de las acciones pertenece a los socios. En cambio, el Atlético Club de Socios que se desprendió del colchonero compite en una liga regional madrileña y se sostiene económicamente con la cuota social de sus integrantes y con peñas, rifas y fiestas barriales.
Hay una veintena de clubes de este tipo, por ejemplo, el Social Deportivo Logroñés en la región española de La Rioja, que se funda luego de la quiebra y desaparición del Club Deportivo Logroñés. El de este último es el caso de clubes que “no rinden”, no son rentables, quiebran y desaparecen por más historia deportiva que tengan en su haber. Este movimiento del Fútbol Popular que va ganando simpatías y tiene un lema insignia que expresa algo de furia anticapitalista mezclado con nostalgia deportiva: “Odio eterno al fútbol moderno”.
Volviendo al fútbol argentino ¿por qué hasta el momento nunca prosperó ese modelo de Sociedades Anónimas Deportivas? Recordemos que, en su paso por la AFA, Mauricio Macri presentó un proyecto para modificar el estatuto que prohíbe este modelo de clubes y obtuvo un solo voto: el suyo propio. Tal vez este fracaso que se mantiene hasta nuestros días tiene que ver con dos cosas: por un lado, con que en la génesis de los clubes argentinos más importantes, en el origen, hubo algo que el sociólogo Julio Frydenberg denomina “militancia futbolera”, un concepto muy interesante desarrollado en su libro Historia Social del Fútbol. Del amateurismo a la profesionalización. Básicamente lo que dice es que cuando nacen los clubes modernos, impulsados por jóvenes estudiantes o compañeros de trabajo o pibes de barrio, había una lucha por lograr un reconocimiento en un medio dominado por los ingleses a principios del siglo XX. Tenían que “militar” para comprar una pelota, conseguir una cancha, crear una liga, ser reconocidos. Ese proceso se desarrolla en las dos primeras décadas del siglo, en la era amateur, pero podemos afirmar que deja su huella en la configuración de los clubes como lugares en los que la actividad social es muy importante.
La otra cuestión, más cercana en el tiempo, tiene que ver con que los intentos privatizadores del fútbol sucedieron en la segunda mitad de los años 90, cuando se estaban agotando el menemismo y su modelo privatizador: ya no había tanto consenso con la idea de que “capitales privados” podían hacer funcionar mejor una empresa, era un modelo que empezaba a demostrar su fracaso en las empresas de servicios públicos.
Pero además en los intentos privatizadores concretos que hubo apareció la resistencia de hinchas y socios: pasó en San Lorenzo en el año 2000 cuando rechazaron la entrada del grupo inversor ISL, además de que luego esa “militancia futbolera” se trasladó al objetivo de volver a Boedo; y también pasó en Racing donde el club presentó quiebra, asumió un fideicomiso, luego pasó un período de gerenciamiento, pero la gente de Racing luchó a brazo partido para volver al modelo de Asociación Civil sin fines de lucro, el modelo de la mayoría de los clubes.
En alguna próxima nota podríamos abordar cuáles son las ventajas y cuáles los límites que ofrece este modelo de Asociaciones civiles sin fines de lucro en la actualidad. Pero para mencionar solamente una cuestión, la movida en muchos clubes del fútbol argentino por restituir la condición de socios a miembros de cada club desaparecidos durante la Dictadura seria inimaginable en un modelo de clubes empresa o clubes S.A. que son las Sociedades Anónimas Deportivas. Para entender la importancia de defender espacios como los clubes en esta gran industria del espectáculo en que se transformó el fútbol, es muy interesante pensar este contraste con los clubes del fútbol europeo.