Aumento de casos, tope de ocupación de camas, falta de personal y trabajadores acorralados por el desgaste y la acumulación de horas de trabajo, apertura de actividades y nulas respuestas, son el detonante de un colapso sanitario vertiginoso en el Alto Valle de Río Negro. La situación se agrava, faltan hisopados y el Estado llega tarde a tratar de atender la situación.
Lunes 31 de agosto de 2020
La directora del Hospital Pedro Moguillansky de Cipolletti Claudia Muñoz reconoció en las últimas horas que no cuentan con camas de terapia intensiva (UTI) y que debieron comenzar a derivar a otras ciudades a pacientes con Covid. El Ministro de Salud de la provincia, Fabián Zgaib por su parte reconoció que hay 50 camas en el sector privado pero que se encuentran sin personal para cubrirlo. La realidad de un sistema de salud que alcanzó un cuello de botella que parece imposible de solucionar, y puso en jaque a las principales ciudades del Alto Valle, Cipolletti, Fernández Oro, Allen, Fiske Menuco (General Roca) y Villa Regina, alcanzaron su tope de camas disponibles y la solución parece más lejana de lo que se necesita.
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La noticia de que el paciente, Luis Anastassi de 80 años oriundo de Fernández Oro, había sido derivado a Cipolletti ante por el agravamiento de su cuadro y fuera rechazado por falta de respiradores encendió el alerta en los medios nacionales. Desde La Izquierda Diario ya venimos denunciando el colapso del sistema sanitario y las consecuencias que esto tiene en el personal de salud, desgastado por la sobrecarga horaria. El alerta ya estaba en el personal de salud, recordemos que el colegio médico de Cipolletti la semana que pasó ya advertía este escenario, principalmente ante el rechazo de retorno a fase 1 de la cuarentena por parte de comerciantes y empresarios que priorizan sus ganancias por sobre la salud de la población.
Desde el Gobierno provincial buscan poner paños fríos con las derivaciones pero es evidente que la falta de recursos agudiza el colapso, si bien alegan contar con 50 respiradores parados en aduana, insisten que el mayor inconveniente es con el recurso humano, Asegura el Ministro que le solicitaron a Nación el envió de profesionales pero que no han recibido respuesta favorable ya que es una situación que comienza a agudizarse a nivel nacional. Mientras tanto la situación llega a su pico y se espera que se complique aun más.
Los y las enfermeras, médicos y camilleros vienen alertando la falta de recurso humano para las guardias debido a la saturación del sistema donde trabajan más de 16 horas por día y los sucesivos contagios entre ellos que provoca la cuarentena y el aislamiento obligatorio de turnos completos. Otro sector expuestos ante los contagios y sobrecargado de horarios son los trabajadores tercerizados de limpieza que prestan servicio en el Hospital quienes afirman que “la pandemia desenmascara la precariedad laboral” y que desde el nosocomio hacen oídos sordos a sus demandas. ¿La excusa? Según palabras textuales de la Directora Claudia Muñoz, “no son trabajadores de salud”.
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En Cipolletti frente a los más de 300 contagiados se han habilitado además del Hospital, la Escuela de Policía, el Hospital viejo, el Hotel ACA y el centro acondicionado en calle Arenales. Todos estos espacios necesitan personal médico, de enfermería y de limpieza para su funcionamiento. Los trabajadores tercerizados de limpieza suman a su incansable labor, la desinfección de los centros periféricos e incluso los centros comunitarios de los barrios. Dentro de sus tareas también se encuentra asistir al lavadero, la cocina, coser ropa, cortar el pasto entre otras tareas de mantenimiento.
Las y los trabajadores contratados por la Cooperativa Yahudi Limitada, que ganara la licitación pública para realizar la limpieza del Hospital Pedro Moguillansky en el año 2015 se encuentran totalmente desarmados ante el colapso sanitario. En dialogo con La Izquierda Diario denuncian que “la grave situación los ha saturado y que los contagios comenzaron a producirse dentro de la cooperativa. Hasta el momento son 3 los trabajadores infectados contagiados aunque aseguran aguardan resultados de otros compañeros”.
Durante estos 5 meses de pandemia ni la empresa ni el hospital se han ocupado de brindarles elementos de seguridad, afirman que se les entrega solo un ambo por año, y que este contexto los más de 40 trabajadores cuentan con 6 pares de botas que se van intercambiando cada vez que tienen que desinfectar un lugar y como si esto fuera pocos los pocos trajes para desinfección, (aunque son descartables) se los intercambian de la misma forma que las botas y que incluso hasta los han tenido que coser y muchas veces no llegan a secarse entre el uso de uno y otro servicio por lo que muchas veces se los tienen que colocar húmedos.
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La demanda de desinfección de lugares que se van sumando para la atención de personas contagiadas sigue en aumento, aunque no es proporcional a la miserable suma de 23 mil pesos que abona la cooperativa a cada trabajador como suma mensual en concepto de haberes. Ni si quiera gozan de una obra social.
Para sumar al hartazgo quienes están en primera línea frente al coronovirus, no recibieron nunca una charla, jamás se les hizo hisopado aunque se han cansado de pedirlos. Y el enojo es aún mayor cuando el representante de la cooperativa en la zona Pedro Rodríguez, obligo a trabajar a una compañera con 40 grados de fiebre, cuando una enfermera nota el síntoma recién entonces se procedió a hacer el hisopado que arrojo resultados positivos.
Aunque han levantado la voz con delegados de UPCN, ATE y aseguran que la directora del Hospital tiene plena conciencia del maltrato, abandono y precariedad en la que trabajan nunca se acercaron a escuchar sus demandas, apoyarlos en sus legítimos reclamos o a crear lazos para defender los derechos del conjunto de los y las trabajadores de salud. Ellos siguen haciendo negocios con la salud de todos nosotros, los trabajadores y la comunidad, se llenan los bolsillos y nos mandan a la guerra sin armas.