El sistema de salud en el estado de Chihuahua colapsó, a diez días de su regreso al semáforo en Rojo. Denuncian “listas de espera” de hasta 24 horas en hospitales públicos y privados, mandando a los pacientes a “bien” morir a sus casas.
Jueves 5 de noviembre de 2020
Bajo el discurso de que “No se negará el servicio” sin embargo, se tendrá que esperar (hasta 24 horas en algunos lugares) por una cama hospitalaria, desde el pasado 3 de noviembre las autoridades de la secretaría de salud estatal, tuvieron que reconocer lo que, en principio, trataron de ocultar: las clínicas y hospitales públicos y privados de la capital están saturados por pacientes Covid-19.
“Están saturados los hospitales, hay líneas de espera, están a tope los hospitales, tanto los del Gobierno del Estado como los privados. Son padres de alguien, madres, hermanas, maestros, amigos, hermanos, que están luchando, y prácticamente 1 de cada 5 termina intubado”.
Con 443 casos positivos por Covid-19 y arriba de 60 defunciones en las últimas 24 horas, se habla de una escala de trasmisiones, con 3 mil 32 casos, solo en las últimas 2 semanas, llegando a total de registros, según las cifras oficiales, de 27 mil 293 contagios y 2 mil 126 personas fallecidas por Covid-19, en todo el estado de Chihuahua. Resultando notorio que Ciudad Juárez y Chihuahua sean las alcaldías más afectadas, con 15 mil 14 y 6 mil 285 casos positivos respectivamente, así como en el rubro de personas fallecidas con 1 mil 354 en Ciudad Juárez y las 581 en Chihuahua, así como en defunciones por municipio.
Lo anterior tomó relevancia debido a las recientes disputas políticas previas al proceso electoral 2021, entre los gobiernos de la 4T mandatado por Andrés Manuel López Obrador y el estatal encabezado por el panista Javier Corral Jurado, toda vez que el incremento de las defunciones y contagios surgió en el inter de las disputas y reajustes presupuestales.
Las y los trabajadores de los hospitales y clínicas públicas y privadas del país y sus estados, tendrían que dar importancia a su propia salud y no dejarla en manos de las direcciones burocráticas del sindicato de salud y mucho menos de las autoridades en sus 3 niveles de gobierno, quienes ya han dejado ver su principal interés por la industria maquiladora y sus ganancias, más que por la salud de sus trabajadores y compañeros.
Un programa obrero de emergencia
Lo primero que tendría que pasar es que todas las direcciones sindicales rompan con su criminal tregua con el gobierno federal y los gobiernos estatales. Sus bases, las y los trabajadores sindicalizados quienes padecen en primera línea los efectos de la pandemia, deben exigir a sus direcciones y de ser necesario quitarlas, para poder convocar a la organización política y la lucha social por un programa obrero de emergencia ante la crisis Covid-19.
Es indispensable reforzar el presupuesto de salud, dejando de pagar la fraudulenta deuda externa e imponiendo impuestos extraordinarios a las grandes fortunas como la de Carlos Slim, Alfonso Romo y el grupo de los Salinas Pliego, entre otros y de la misma manera que a las empresas trasnacionales que han operado y siguen operando con grandes beneficios en el país, como han sido la industria automotriz, la industria maquiladora, la minería y la construcción, principalmente.
Debemos dejar de lado las presiones del gobierno estadounidense de Donald Trump, o su nuevo representante, debido a que las cadenas productivas del sector automotriz estadounidense con las autopartes y las maquiladoras en México se encuentran íntimamente ligadas.
Se hace necesario la centralización de todos los servicios de salud y sus instituciones, en donde sean las y los trabajadores del sector salud quienes tomen bajo su gestión y fiscalización los recursos, insumos y medicamentos, de la misma manera que sean ellos los que dicten y tracen un “Plan emergente de salud covid-19”, en nuestro caso, para el estado de Chihuahua.
Con los fondos y lo que se recupere de la tributación a las grandes fortunas y no pago de la deuda externa, administrados por las y los trabajadores del sector, es necesario abastecer de equipos personales de protección de calidad, así como de pruebas PCR masivas y periódicas para todas las personas que presenten al menos uno de los síntomas de Covid-19, así como la aplicación de vacunas contra la influenza para toda la población.
De la mano de estas medidas, es necesario exigir la basificación de todas y todos los trabajadores del sector salud, incluso la recontratación de aquellos trabajadores afectados por las reformas privatizadoras de últimas décadas, así como todos los afectados por la subcontratación en dicho sector. Deben contar al menos con salarios equivalentes al costo de la canasta básica y ajustables según la inflación.
Deben surgir comisiones de higiene y seguridad de las y los trabajadores con independencia de las patronales, para que les impongan a estas las medidas necesarias para evitar que los centros de trabajo sean focos de contagio; con pruebas regulares a los trabajadores, horarios que impidan grandes aglomeraciones y el equipo necesario (guantes, caretas, cubre bocas, gel antibacterial) que reduzcan el riesgo de contagio.
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¡Porque nuestra salud vale más que sus ganancias!
¡Que la crisis la paguen los capitalistas!