Cold War, una película del polaco Pawel Pawlikowski, director ya premiado en Cannes 2018 y en Hollywood con el Oscar en el 2015 con el film Ida como la mejor película extranjera.
Cold War es una película de amor. Aunque con ese título es difícil imaginar que se trata de una relación amorosa entre un hombre y una mujer. Pero si pensamos en una relación que durante 40 años debió atravesar la Cortina de Hierro entre idas y venidas, encuentros pasionales y rupturas enloquecedoras, el contexto histórico parece copar el primer plano y todo pasa a tener sentido, hasta el título.
La historia de amor es real y está basada en parte en la historia de los padres del director. “A mis padres” dice Pawel en la dedicatoria, que además quería que todo en la película fuera verdad, pero cambió también muchos detalles para evitar la identificación y que el artista pueda ver con distancia una parte importante y desgarradora de su vida. Sus padres no llegaron a ver la caída del Muro de Berlín, murieron en 1989.
En la Polonia de la post Segunda Guerra Mundial, que había quedado bajo dominio soviético, la burocracia stalinista busca prestigiar el país divulgando su cultura. Con este objetivo diseña un plan para encontrar talentos que representen la cultura popular, músicas, canciones y danza. Empiezan por buscar en el campo, en un territorio aún dolido por la guerra. El comienzo de la película se sitúa en 1949. Polonia aparece como un lodazal y Wiktor Warski (encarnado por Tomasz Kot), el músico contratado para esa misión, viaja en una camioneta, recorriendo los pueblos, visitando campesinos, recogiendo sus canciones. Una tradición no escrita que permaneció frente a la destrucción, las masacres y los campos de concentración. El de los nazis, el conocido Auschwitz entre muchos otros, o las cárceles estalinistas que copiarían el mismo régimen de represión.
Tal vez sea en Polonia donde más se demuestra en forma dramática aquello que Trotsky denunció a fines de los años 30, Hitler y Stalin eran dos astros gemelos: “Cuando Hitler, con la velocidad del rayo, invadió Polonia por Occidente, Stalin cautamente se deslizó en Polonia por Oriente”. Los prisioneros que hizo el stalinismo, unos 25.700, se repartieron en los campos de trabajo forzado en Rusia, de Kozelsk, Ostashkov y Starobels.
En uno de los pueblos recorridos por el músico, Wiktor descubre a quien será su musa, una joven (casi niña) de trenzas muy rubias, Zula Lichon (interpretada por Joanna Kulig), que canta una canción muy emotiva, de añoranzas y llantos contenidos. Esta canción recorrerá la película como sus vidas, transformándose extraordinariamente. Salida de la tierra labrada de un campesino se convierte en un estridente canto grupal, y termina en una melodía de jazz en las noches del suburbio parisino, en un hermoso susurro al borde del llanto.
La película Cold War evoca permanentemente a su época. Entre sus recursos estéticos se encuentra el uso del blanco y negro, también presente en su película anterior, la premiada Ida. Él mismo confiesa que
… no es que me guste más el blanco y negro, o quiera convertirlo en mi seña de identidad. Es solo que la Polonia de los 50, en general, no tenía mucho color. Así que no se me ocurría cómo mostrarla en color sin caer en la arbitrariedad o el manierismo. En este caso, paradójicamente el blanco y negro es menos manierista que el color. Además, la expresión en esa época tanto en la fotografía como en el cine era en blanco y negro, así que tenía sentido.
También el formato cuadrado de la película era de aquellos años, opuesto al panorámico más cinematográfico que impuso la industria ya consolidada en Hollywood en los años 50. La atmósfera creada por el blanco y negro por momentos llena de bruma, humo de cigarrillos en subsuelos under, la acotada pantalla cuadrada que oprime, son usados también como recursos narrativos.
La música merece un capítulo aparte. Veremos los inicios del jazz al menos en París, y una extraña fusión con aquellas canciones populares polacas. De repente el estallido del rock, que en los primeros acordes de Rock Around the Clock, de Bill Haley y sus Cometas, saltaron de sus mesas para bailar. Seguimos en los inicios de los años 50.
Aunque la realidad cambió bastante después de la caída del muro de Berlín, la actualidad en Polonia parecería no haber abandonado del todo el viejo régimen stalinista, algo que se mantiene como las viejas canciones de la tradición campesina. Para el director Pawel
… en realidad, aunque Cold War está ambientada en los 50, conecta de forma clara con el presente. Los comportamientos de quienes entonces sacaron tajada del marxismo-leninismo son muy similares a los de determinadas personas del presente, aunque las ideologías de unos y otros sean muy distintas.
Se refiere al gobierno de derecha de Andrzej Duda del conservador PiS (Partido Ley y Justicia), antinmigración, y que en estos días está amenazando con adoptar una ley que pondría bajo control del ejecutivo al poder judicial.
Un ejemplo tomado de la película y que podríamos identificar con el presente, según Pawel, podría ser “el personaje del apparátchik (funcionario del viejo aparato stalinista del PC) que es un oportunista redomado, y usa la retórica política, esa especie de neo lengua ideológica, para labrarse una carrera y eso es totalmente concebible hoy. De hecho es algo muy habitual en Polonia”.
Sin embargo, hay que destacar que las analogías entre el pasado y el presente, el funcionario del régimen stalinista y su similitud con los del gobierno de derecha actual, se comprenden mejor si se tienen en cuenta las derrotas por las que pasó el pueblo polaco. Ese salto en el tiempo que refiere el director, el ayer y el hoy, dejan en el interregno episodios como Octubre de 1956, una revuelta contra el stalinismo que parecía haber conquistado libertades políticas, pero en las que al poco tiempo se retrocedió. Años después, entre 1980 y 1982, el sindicato clandestino Solidaridad, reuniría a obreros para enfrentar de nuevo al régimen. Pero el peso de la iglesia católica en el sindicato y en su dirección permitió que la lucha contra el stalinismo fuera aprovechada a favor del capitalismo imperialista por el papa polaco Juan Pablo II (Karol Wojtyła) y por los gobiernos de Estados Unidos (bajo Ronald Reagan) y Gran Bretaña (con Margaret Thatcher). Todo terminó en una gran derrota para la clase obrera mundial, la restauración del capitalismo y el inicio del llamado “neoliberalismo”.
Por lo tanto, la situación del régimen actual en Polonia no podemos pensarlo simplemente como una desgraciada herencia del stalinismo. También hubo derrotas, y con el triunfo del neoliberalismo y su actual crisis a nivel internacional, la falta de alternativas de izquierda revolucionaria deja lugar al surgimiento de esas derechas xenófobas y nacionalistas que vemos extenderse por el mundo.
Estreno argentino: jueves 1° de noviembre 2018.
TRAILER:
FICHA TÉCNICA:
Título original: Zimna wojna
Año: 2018
Duración: 88 minutos
País: Polonia
Director: Pawel Pawlikowski
Guionista: Janusz Glowacki, Pawel Pawlikowski
Productor: Ewa Puszczynska, Tanya Seghatchian
Fotografía: Lukasz Zal
Montaje: Jaroslaw Kaminski
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