SEMANARIO 01 . 10 . 23 ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO DECIMOS SOCIALISMO? 14 preguntas y respuestas sobre la sociedad por la que luchamos Ariane DíazMatías MaielloJosé Montes
SEMANARIO 1 ¿Por qué luchar hoy por el socialismo? Porque el sistema capitalista, regido por el afán de obtener ganancias, no solo no garantiza a las trabajadoras, los trabajadores y el pueblo cubrir las necesidades sociales básicas, sino que multiplica las formas de explotación y opresión y nos arrastra a todos en sus reiteradas crisis y guerras mientras destruye el planeta. Pero también porque una sociedad liberada de la explotación del trabajo asalariado permitirá conquistar tiempo libre para desplegar nuestra creatividad, dedicarnos a desarrollar nuestros intereses, nuestras capacidades, y poder compartirlas con los otros.
SEMANARIO 2 ¿Quién produce la riqueza social? La riqueza se produce socialmente, con el esfuerzo y la colaboración de una mayoría de productores que, sin embargo, no disfruta de los frutos de ese empeño colectivo que es apropiado por una minoría mediante un “robo legalizado” de tiempo, talentos y capacidades que en la sociedad capitalista se llama “trabajo asalariado”.
SEMANARIO 3 ¿Por qué el capitalismo aumenta la desigualdad social y genera crisis recurrentes? Porque en este sistema, para que algunos pocos acumulen riquezas, es necesario que las y los trabajadores no cuenten con sus propios medios de subsistencia y se vean, entonces, obligados a trabajar para los capitalistas. Pero la propia lógica en que se desarrolla el sistema lo lleva a crisis recurrentes que son parte de su ADN.
SEMANARIO 4 ¿Los cambios producidos en el capitalismo no acabaron con la fuerza social y política de la clase obrera? A pesar de los mitos de la “globalización”, el capitalismo sigue alimentándose de la explotación del trabajo. Aún cargando a cuestas con las toneladas de propaganda capitalista sobre el fin de la clase obrera y con las consecuencias de las políticas neoliberales que fortalecieron sus divisiones y debilitaron su organización independiente, hoy está ensayando nuevas formas de resistencia. Sin minimizar la complejidad y magnitud de los obstáculos que deberá enfrentar, no hay un muro insalvable entre el reconocimiento de su potencialidad para parar la maquinaria capitalista y una lucha decidida por fundar las bases de una nueva sociedad.
SEMANARIO 5 ¿A los socialistas solo les importa liberar a la clase obrera? ¿Qué pasa con las otras formas de opresión que existen? Sabemos –y sufrimos cotidianamente– que este sistema no solo es explotador, sino que sostiene y multiplica múltiples formas de desigualdad (de género, de raza, de nacionalidad, entre otras) para seguir reproduciéndose. Por eso creemos que la lucha contra la explotación no puede estar separada de la lucha actual contra todas las formas de opresión; y a la vez, que la única manera que tenemos para evitar que se vuelva atrás con los derechos conquistados y de erradicar definitivamente las distintas formas de sometimiento que promueve este sistema, es acabando con el capitalismo y, sobre nuevas bases sociales, construir una sociedad verdaderamente igualitaria.
SEMANARIO 6 ¿Puede el Estado controlar al capitalismo? No, porque el Estado no es neutral, es el que garantiza los negocios de los capitalistas. Por eso los ajustes y recortes de derechos siempre recaen sobre el pueblo trabajador. Solo cuando la burguesía vio amenazada su dominación hizo concesiones, pero para luego quitarlas pasado el peligro. Por eso los socialistas luchamos por una revolución que ponga en pie un Estado de los trabajadores, que sea capaz de extinguirse a medida que avancemos en el camino de una sociedad sin clases.
SEMANARIO 9 ¿El socialismo no está pensado para los “países ricos” o “avanzados”? Cuando los socialistas decimos que no queremos “repartir la escasez”, no decimos que solo los países ricos –que en este capitalismo en que vivimos son las potencias imperialistas– tengan la alternativa de construirlo mientras los países más pobres tengan que esperar que derrame la abundancia. Tampoco que estos últimos necesariamente tengan que seguir el mismo desarrollo que tuvieron esas potencias, que de hecho avanzaron expoliando a otras zonas del planeta. Por eso sostenemos que cualquiera sea el lugar donde comience triunfando la revolución obrera –con las particularidades, ventajas y desventajas que deba afrontar–, es obligación de los revolucionarios buscar desarrollar y extender internacionalmente, como una misma lucha, la liberación de todos los pueblos de las garras del imperialismo y la lucha anticapitalista. El capitalismo es un sistema global, y los males capitalistas se extienden internacionalmente; la lucha por terminar con ellos debe ser, entonces, internacionalista.
SEMANARIO 7 ¿Los socialistas estamos en contra de la democracia? Al contrario, somos los que luchamos más consecuentemente por los derechos democráticos de las grandes mayorías. Pero la democracia burguesa está pensada para limitar lo más posible la soberanía popular porque tiene un solo “derecho sagrado”: la propiedad privada capitalista. Queremos una democracia efectiva, real, basada la autoorganización de las clases oprimidas. Desde luego, la democracia es un régimen estatal, aspiramos a ir más allá: a que no sea necesario ningún Estado, ni “gobernantes” y “gobernados”.
SEMANARIO 8 ¿No sería más fácil proponerse avanzar en reformas cada vez más amplias que apostar a una revolución socialista? La historia muestra lo contrario: los principales derechos que se conquistaron siempre fueron producto directo o indirecto de grandes revoluciones. No hay acumulación evolutiva de reformas, el neoliberalismo está aquí para demostrarlo. El capitalismo es crisis, es desigualdad, es destrucción del planeta, es guerras. La izquierda que se dice “realista” siempre termina administrando los negocios del capital. Lo más “realista” para lograr una existencia digna y ampliar derechos es cuestionar la propiedad privada burguesa.
SEMANARIO 10 ¿El proyecto socialista no termina siempre en dictadura? Las revoluciones socialistas que durante el siglo XX recorrieron el mundo y con su fuerza abrieron nuevos horizontes fueron derrotadas por el desgaste y aislamiento que les impuso la resistencia del capital, permitiendo el desarrollo de la burocracia y de la contrarrevolución allí donde los pueblos le habían infringido una primera gran derrota al sistema. Pero no hubo en ello nada de inevitable. Revolucionarios en todo el mundo combatieron esas derivas y dejaron invaluables experiencias y lecciones para enfrentar los obstáculos y desafíos que presente un nuevo embate revolucionario en el siglo XXI. La única garantía que el capitalismo tiene para imponerse nuevamente es que elijamos resignarnos y no pelear por una oportunidad de construir una sociedad sobre nuevas bases.
SEMANARIO 11 Si todos tuviéramos nuestras necesidades satisfechas, ¿no terminaríamos agotando aún más al planeta? Es el capitalismo en su afán de obtener ganancias el que considera que “riqueza social” es producir mercancías a toda costa, que la felicidad es sinónimo de consumismo y que la naturaleza es un mero reservorio de recursos. Los socialistas, que defendemos las luchas actuales en defensa de los bienes comunes naturales, sabemos que las consecuencias que nos dejarán siglos de expoliación capitalista de la naturaleza traerán nuevos desafíos, pero consideramos que terminar con este sistema es un paso necesario para que una sociedad de productores libremente asociados pueda tomar decisiones colectivas sobre sus formas de producción y de vida teniendo presente en todo momento la necesidad de establecer un metabolismo racional y en armonía con la naturaleza, de la que somos parte.
SEMANARIO 12 ¿Los socialistas somos pacifistas o, al revés, solo confiamos en una revolución violenta? En el capitalismo imperialista en que vivimos, las guerras no son un incidente desafortunado o excepcional sino un recurso al que recurren las clases dominantes para defender sus intereses siempre que haga falta, a costa de la destrucción y violencia que, mayormente, recaen sobre las masas. Por eso las enfrentamos. Pero sabemos por experiencia que los capitalistas no están dispuestos a entregar pacíficamente sus privilegios, y por eso no confundimos la violencia de los explotadores con los legítimos intentos de los oprimidos de defenderse o de pelear por su liberación. Solo si estos triunfan podrán erradicarse, definitivamente, las tendencias guerreristas y destructivas que este sistema social engendra.
SEMANARIO 13 ¿Para los socialistas las revoluciones las hacen los partidos revolucionarios? Las revoluciones no son conspiraciones, complots o golpes de Estado, sino la movilización de sectores de masas luchando por terminar con la opresión y para poder forjar sus propios destinos. Pero la revolución es un proceso, no un solo acto, y en él habrá momentos de avances y retrocesos, sectores de vanguardia y de retaguardia, distintas alternativas políticas. Para enfrentar la resistencia de sus enemigos, para sortear sus maniobras, para ganar para su causa nuevos aliados entre los oprimidos, es necesario forjar un partido revolucionario que, en base a la experiencia y las lecciones de las luchas pasadas, pelee por promover la autoorganización independiente de las masas que le permita desplegar su fuerza, y que sea capaz, en los momentos decisivos, de definir una estrategia para vencer.
SEMANARIO 14 ¿En el socialismo seremos todos iguales? En una sociedad sin explotación ni opresión, la igualdad significará que todos tengamos nuestras necesidades básicas satisfechas y las mismas posibilidades para desarrollarnos, no que todos hagamos lo mismo o deseemos las mismas cosas. El desarrollo de lo comunitario y colectivo no significa uniformidad ni se contrapone al desarrollo de la individualidad; al contrario, es la base para poder ejercer verdaderamente la libertad de cada uno desplegando nuestros talentos, nuestra creatividad y nuestras pasiones.
SEMANARIO Para seguir leyendo… Para quien quiera ampliar y profundizar en los temas abordados y las definiciones que hicieran distintos autores marxistas, dejamos a continuación las referencias bibliográficas de los textos que citamos o parafraseamos a lo largo del folleto.
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