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Red Internacional
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Colombia. Colombia vivió una nueva jornada de movilización contra el Gobierno de Duque

En el séptimo día de protestas y en el marco del llamado al segundo paro nacional, en Colombia se desarrollaron nuevas movilizaciones. Aunque la nueva jornada no tuvo la masividad del 21N, y la adhesión al paro también disminuyó, no por ello dejó de mostrar la inconformidad del pueblo colombiano contra las políticas del Gobierno represor de Duque. Además de un primer análisis de la jornada de este miércoles, en este artículo explicamos el papel jugado por las direcciones sindicales y de los movimientos en el proceso que se ha venido desarrollando.

Milton D’León Caracas / @MiltonDLeon

Jueves 28 de noviembre de 2019 00:00

En todas las movilizaciones que se desarrollaron, tanto en Bogotá como en otras grandes ciudades como Medellín, Cali, Pereira, Bucaramanga, entre otras, en las que participaron diversos sectores, como del magisterio, la administración pública, trabajadores en generales y sectores indígenas hicieron bloqueos en el interior, pero una vez más la preponderancia la tuvo la juventud tal como se ha venido observando en los últimos días.

En Bogotá las manifestaciones se desarrollaron en distintas regiones de la ciudad. Sectores importantes lo hicieron hacia el centro político del país, llenando la emblemática plaza Bolívar, donde se encuentra la Casa de Nariño (sede Presidencial); otro grueso de manifestantes lo hicieron hacia el norte de la ciudad quizás aquí el más numeroso de todos protagonizado por los estudiantes universitarios, además del occidente de la capital. En las otras ciudades del país las manifestaciones concluyeron más temprano que Bogotá, pero también mantuvieron su importante presencia.

Pero es de destacar también que durante la jornada se realizaron importantes bloqueos en las carreteras en el país, tal como sucedió en la Panamericana, hacia la región del Cauca, donde movimientos de indígenas bloqueaban el paso vehicular.

La juventud, como adelantamos, mostró su fuerza. Es que, además de la situación que vienen viviendo, con la precariedad laboral, los ataques del Gobierno, el difícil acceso a la educación y la represión que sufren cada vez que salen a protestar, han acumulado razones para hacer sentir su rabia, esta vez, tras la salvaje represión de los últimos días que ya se ha terminado cobrando la vida de cuatro personas en el país, entre ellas, está Dilan Cruz, que se ha convertido en el símbolo de las movilizaciones. Por eso, uno de los cantos centrales, era "Dilan no murió fue asesinado por las fuerzas de la represión".

En esta jornada de protestas el Gobierno busco medir mucho más la acción de las fuerzas de la represión durante el día, aunque no fue así durante la noche. En la jornada diurna buscó dar "más vía libre" para las marchas buscando mostrarse ante las cámaras como más "tolerante", seguramente por el impacto que tuvo el asesinato de Dilan Cruz, que no sólo generó mayor rechazo contra el Presidente y puso en el tapete nacional la demanda popular muy sentida de la disolución del asesino y represivo escuadró del ESMAD. Pero hacia la noche, el panorama cambió llegando la represión, sobre todo contra los estudiantes universitarios; a las 10:30 pm se denunciaban 20 manifestantes que fueron retenidos por la policía en zonas aledañas a los puntos de concentración del Portal Norte, Portal 80 y Portal Suba, donde las detenciones estuvieron precedidas de fuertes arremetidas policiales contra los y las manifestantes.

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Un punto aparte merece lo que muchos medios han destacado, la comparación con la jornada que se vivió el pasado 21N y la actual, sin hacer sus lecturas completas. No se puede dejar pasar por alto que si hubo falta de contundencia en este día no ha sido por falta de disposición a la movilización del pueblo colombiano, allí está el propio 21N para demostrarlo. Una gran cuota de responsabilidad cae en las propias direcciones convocantes al paro que con la fuerza desplegada el jueves pasado lo primero que hicieron fue correr a pedirle una reunión a Duque cuyo contenido no es otro que darle una tregua al Gobierno, cuando de lo que se trata es organizar la energía desplegada para pasos más decisivos.

El paro que fue convocado literalmente de un día para otro, y sin ninguna preparación para llevarlo a cabo, luego de una fracasada reunión con el gobierno de Duque en la Casa de Nariño, difícilmente iría a tener la contundencia necesaria.

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Sectores del llamado Comité Nacional del Paro, en vez de utilizar toda la fuerza de la jornada histórica del 21N, que puso en aprietes al Gobierno e incluso sectores del establishment político, se pusieron a buscar cómo encontrar salidas dentro del régimen político. Lo primero que hicieron fue pedirle una reunión a Duque, utilizando toda esa fuerza que se puso en movimiento para dirigir sus objetivos a reuniones de manteles con rancios políticos cuyo único objetivo era desmontar las movilizaciones y para nada atender a alguna de las demandas que se habían puesto en las calles.

Con la inamovible propuesta de Duque de llevar todas las discusiones a un esquema de “conversación nacional” con la participación de gremios y cámaras patronales, entes rectores y empresarios, es decir, en una serie de mesas técnicas para no discutir absolutamente nada, las direcciones sindicales salieron a media mañana del martes convocando al paro nacional del día siguiente. No fue casualidad que el sector universitario mostrara más músculo en este miércoles en las calles de Bogotá y otras ciudades, fueron ellos los que se negaron a participar de la reunión convocada por Duque, siendo que además reclamaron a los demás sectores del Comité Nacional del Paro que se retiraran de la reunión montada en la Casa de Nariño.

Tras la masividad y fuerza del 21N estas direcciones del Paro no tuvieron política alguna, mientras siguieron transcurriendo las protestas de diversos sectores, con cacerolazos incluidos, pero sobre todo de la juventud, más por iniciativas propia que por un plan centralizado de lucha. Corrieron cinco días de manifestaciones en el país a la par que la salvaje represión cundía, con varios muertos, para llegar al caso de mayor repercusión, el de Dilan Cruz, en la capital del país.

Pero no está escrito que la fuerza desplegada de las masas colombianas desde el 21N, sobre todo de la juventud, vaya hacia una dinámica distinta a la que se ha venido expresando en estos días, Chile ha sido un ejemplo de que cuando se abren procesos de movilizaciones más allá de altos y bajos, trampas de por medio, difíciles son de contener, salvo que sean sometidos a una gran represión o una alta traición. Duque no ha dado absolutamente nada, ni concedido la más mínima demanda, y el movimiento puesto en escena el pasado jueves que se ha venido expresando en los días subsiguientes, incluso este 27N, está intacto.

Pero es importante sacar las primeras conclusiones del camino recorrido hasta ahora. Para llevar hasta el final la lucha por las demandas fundamentales que ha salido a pelear el pueblo colombiano, es fundamental avanzar en mayores niveles de organización pues la lucha no puede quedar dejada a la espontaneidad o a caprichos de las burocracias sindicales y de los movimientos que buscan utilizar las protestas como moneda de cambio en mesas de negociaciones. A mayor nivel de organización se hace necesario el mayor programa de acción para conquistar las demandas.

Por eso, al mismo tiempo que se avanza en la movilización es esencial crear nuevos organismos de lucha o extender los que existan, en un sentido de autoorganización, con democracia directa desde las bases, tomando cada decisión en sus propias manos, avanzando en la coordinación de los mismos, sobre todo desde aquellos centros neurálgicos como los centros de producción, las grandes ramas de servicio como el transporte y las comunicaciones, y en esos lugares importantes como el magisterio y la salud, de igual manera en el campo. Desde allí, el clamor del Fuera Duque se ha puesto en las calles en los últimos días junto al conjunto de las demandas, solo puede lograrse desplegando toda la fuerza social capaz de derrotar a los enemigos del pueblo imponiendo una verdadera huelga general hasta que caiga él y todo el podrido régimen político colombiano.