Domingo 15 de noviembre de 2015
Conversando con mis amigos, a uno de ellos, Ariel, genial cineasta y profesor de filosofía, a sabiendas de su lectura de este libro, le pedí un comentario para tener en cuenta mientras preparaba la charla para dar en la Universidad de Catamarca.
Su respuesta me sorprendió y quería compartirla con los lectores de este diario: “Creo que lo que mas me impresionó del libro de Trotsky es la coherencia que el tipo mantiene durante toda su vida. Y esto que se remonta a Sócrates de decir lo que se piensa y actuar como se dice y piensa (que tan funesto efecto tuvo en la vida de aquél) es una constante notable en Trotsky. Enfrentado por sus ideas a su tierra natal y obligado a separarse de su familia e incluso amenazado en cuanto a su fama y lo que la historia fuera a decir de él, el tipo mantiene siempre el norte (no fanáticamente porque es inteligente) y no sin sufrirla (porque es sensible) pero es siempre fiel a sí mismo y coherente en sus ideas/actos y palabras. Por momentos de formas que desesperan (como con su familia o con su propio arte).
Yo soy un fanático de las auto-biografías y esta es (gracias a vos) una de mis preferidas. Tiene todos los condimentos de un buen film: Nostalgia, costumbrismo, intrigas, acción y aventuras. Estuve tentado de releerlo para ser más específico pero pensé que iba a ser demasiado tarde y preferí quedarme con las impresiones que recuerdo (seguramente porque me marcaron). Desde el principio, el hecho de que existían otras formas antiguas y radicales de proto-bolcheviques antes que él. De todo el libro la cantidad inaudita de deportaciones, viajes, exilios y movidas que se lo obliga hacer y cómo el tipo siempre termina imponiéndose a todo (tenacidad sin limites). Mi parte preferida por supuesto es la que cuenta la revolución en el Kremlin con Lenin y la parte del tren que es para hacer una peli con eso sólo... del final la sensación de injusticia y la claridad de los argumentos con los que explíca y sopesa las controversias.”