La discusión sobre el derecho al aborto legal, seguro y gratuito comenzó como estaba previsto, en la Comisión de Legislación General. Pero Carrió intenta frenarla pidiendo que en tiempos de Semana Santa no se discuta.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Miércoles 21 de marzo de 2018
La diputada de Cambiemos, que gusta de autoproclamarse la “reserva moral de la República” y siempre encomendada a Dios, envió una carta a Daniel Lipovetzky, que preside la comisión donde se discute el proyecto de la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito”.
En esa carta solicita que se suspenda el debate debido a que “ (…) estamos transitando un tiempo sagrado para muchos argentinos y no quisiera que el inoportuno tratamiento de este tema tan sensible se convierta en un agravio para millones de judíos y cristianos”. Esto en referencia a las proximidades de la Semana Santa.
Son días de oración; yo les pido que sean días de arrepentimiento y de oración, es lo único que salvará la Argentina. pic.twitter.com/kotrub2l4c
— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 20 de marzo de 2018
Lo que Carrió llama “agravio”, por el debate del derecho a la libre interrupción del embarazo, es un tema de salud pública. Pero a la diputada poco le importan las centenares de mujeres, pobres en su gran mayoría, que se mueren por abortos mal practicados o que por no contar con una legislación que contemple ese elemental derecho a decidir sobre los propios cuerpos, muchas veces terminan presas.
El oprobio por el que tuvo que pasar Romina Tejerina, como caso emblemático, lo recuerda. Romina sufrió una violación y en los hospitales de su provincia, Jujuy, se negaron a practicarle un aborto. El trauma pos parto hizo que rechazara el fruto de esa violación y la joven fue enjuiciada a 14 años de prisión. Solo la persistente campaña por su liberación logró que tras 9 años, quedara en libertad.
Pero a Carrió nada le importan las vidas y las muertes de esas mujeres, para ella eso no es un agravio. Esto es debido a su militancia porque el oscurantismo siga rigiendo nuestros cuerpos.
No se trata de simples creencias religiosas, que cualquiera tiene el derecho de sostener en el ámbito privado. Así lo entienden hasta las Mujeres católicas por el derecho a decidir, que son parte de la Campaña nacional por el derecho al aborto.
Pero Carrió mira para otro lado cuando de la vida de mujeres sin recursos se trata. E insiste en la defensa a ultranza de que sea la iglesia Católica la que continúe determinando qué derechos o no, podemos detentar las mujeres y toda persona con capacidad de gestación.
Recordemos que desde el Papa Bergoglio, pasando por el derechista Monseñor Aguer y los llamados curas villeros, -más allá de los diferentes argumentos-iniciaron una campaña contra ese derecho.
Pero eso sí, todos ellos defienden y consienten con su silencio, los casos de pedofilia de esa institución. Cuando salen a la luz por la denuncia de las víctimas, la Iglesia traslada al pedófilo a otro destino. Eso parece que no constituye un agravio para la diputada de Cambiemos.
Como vienen insistiendo los diputados del PTS/FIT, es la movilización la que podrá imponer este derecho. Pasando por encima de posiciones que atrasan siglos, como las de Elisa Carrió.
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