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Red Internacional
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NUESTRAS VIDAS VALEN MÁS QUE SUS GANANCIAS. ¿Cómo resolver el problema de la vivienda y los tarifazos?

En los últimos meses las consecuencias de los tarifazos y el aumento de alquileres ha golpeado el bolsillo de millones, que gastan más de la mitad de sus salarios para tener un techo o no morir de frío.

Sábado 3 de junio de 2017

Ale trabaja en el Aeroparque de Buenos Aires. Vive en la Villa 31, como miles de trabajadores precarios que hacen funcionar los servicios o los comercios porteños. Paga 1500 pesos una pieza en una casa compartida. “Y eso que la conseguí barata”, cuenta. Según el último censo, en la última década aumentó un 50% la gente que vive en villas y asentamientos en la Ciudad de Buenos Aires.

Jony vive en La Matanza, laburando por agencia hace años, pero se siente un “privilegiado” al lado de sus compañeros. “El sueño de la casa propia se te hace pedazos. Matías se levantó la pieza en un terreno con la suegra, porque la guita no te alcanza para comprar uno. Cada mango que cobra es para hacerle una pieza a sus chicos y no dormir todos juntos”. Solo en la Provincia de Buenos Aires la emergencia habitacional afecta a 1.600.000 hogares.

Gisela llegó a Neuquén capital desde Chos Malal para hacer el profesorado. Consiguió “barato”: un monoambiente a $7000 con las expensas. Pero cobra $5.000. “Seguiré mientras me puedan ayudar mis viejos”. Según la Unión de Inquilinos de Neuquén, el 60% de la población destina la mitad de sus ingresos a pagar el alquiler. Si quisiera comprar, Gisela debería “ahorrar durante al menos dos vidas” dice esa organización.

Cata vive en el Sur de Rosario, en uno de los 50 mil hogares que necesita un techo nuevo por hacinamiento o malas condiciones. No cree cuando le cuentan que en Rosario hay 80 mil viviendas vacías.

Son pequeñas historias sobre el drama de la vivienda, pero representan a millones en la Argentina de hoy.

La precarización de nuestras vidas

Doce años de gestión kirchnerista dejaron millones de familias en medio de la pobreza, con bajos salarios y precarización. Precarización del trabajo, pero también de las condiciones de vida. En este casi año y medio de Cambiemos todo empeoró.
Según el último informe del Indec publicado, la mitad de los argentinos que perciben ingresos – sean salarios, jubilaciones, rentas, planes sociales o changas – tuvo que sobrevivir con menos de $8.500 por mes. Sólo un 10% ganó más de $ 20.100, que ni siquiera cubre el valor de la canasta familiar.

Según el último informe, la pobreza supera al 30 % de la población, y aumenta entre los jóvenes y niños. Con la inflación que se anunció, esa miseria crece. Entre que este periódico se escribe y sale de imprenta, un día, habrá 5.500 pobres más.

Sueños rotos

Con estos ingresos, ¿quién puede pensar en hacer realidad “el sueño de la casa propia? Más aún: ¿cómo hacen millones de familias para afrontar alquileres desorbitantes?

Los gobiernos kirchneristas dejaron un déficit de más de 3,5 millones de viviendas. Son 14 millones de personas, con problemas que van desde la carencia total de vivienda, pasando por condiciones inadecuadas (hacinamiento, precariedad), hasta la carencia de servicios básicos. Las historias que contábamos al principio.

Un trabajador en blanco necesita 60 salarios para comprar una vivienda. Por eso el sueño de la casa propia se aleja. Por eso, en la Argentina ya hay más de 6 millones de inquilinos. Y cada vez más. Desde el 2003 a este año, los inquilinos pasaron del 23% al 35% en la capital porteña. Gastan más del 50% de sus salarios al alquiler.

En estos días se discute una ley de alquileres en el Congreso, que propone ampliar a tres años el plazo mínimo de los contratos, regular los aumentos anuales y las comisiones de las inmobiliarias y los plazos de rescisión sin causa. Si se aprueban podrían limitar algunos “abusos”, pero en manos de los responsables del drama de la vivienda no vendrán las soluciones.

Los servicios impagables

Juli vive con dos amigos en el Oeste de Neuquén. No llega el gas natural así que gastan tres garrafas por mes, para bañarse y calefaccionar la casa, $180 cada una.

José vive en La Boca y le llegó este mes 290 pesos de luz, 470 de agua y 190 de gas. Pero leyó en el diario que este invierno con los tres calefactores que tiene puede llegar a gastar $1000. Hace cuentas. “Saquemos el cable”.

María tiene 3 hijos y vive en La Matanza. Trabaja en la peluquería de su madre, su esposo en una fábrica de plásticos. “La luz aumentó mucho, de 400 pesos bimestrales ahora pagamos entre 800 y mil. El gas también, pasamos de 300 por mes a 700 pesos. La comida aumentó el doble así que se acabaron los postres. Pero lo peor es el alquiler. Renuevo el mes que viene y de 2300 que pagamos ahora nos van a renovar a 4500”.

El tarifazo a los servicios del último año fue otro mazazo al bolsillo popular. Según la Dirección de Estadísticas del GCBA, las tarifas de gas aumentaron un 224%, las de agua un 283% y las de electricidad un 578% promedio. La garrafa, que usan los más pobres, aumentó un 40 % a fines de abril. Según el último censo nacional, la mitad de la población no tiene acceso a gas natural, y 4 provincias enteras (Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones) directamente no tienen acceso a la red siquiera. Y un 45 % utiliza gas en garrafa, pero casi nunca puede conseguir la garrafa social valuada en $140, así que termina pagando hasta el doble.

El gobierno se salió con la suya y con los aumentos ya anunciados, en pleno invierno volverán a llegar boletas de gas con aumentos de entre un 300 y 500 %. Lo admite sin ponerse colorado el ministro de Energía, el ex gerente de Shell Juan José Aranguren. Antes de que empiece el invierno, nos quieren matar de frío.

Según un informe publicado por Clarín, una familia compuesta por 4 personas, que habita en un departamento de Ciudad de Buenos Aires con 3 estufas de tiro balanceado, y en uso sólo durante 8 hs (el resto en piloto) pagarán con este nuevo cuadro tarifario alrededor de $ 1000 por mes (cuando el año pasado pagó alrededor de $ 200). Y, por el aumento en la luz, aquellos que utilicen calefacción eléctrica deberán pagar más del doble que el año pasado.

Sus ganancias

Mientras el drama de la vivienda y los tarifazos atraviesa estas historias y la vida cotidiana de millones, un puñado de empresarios y funcionarios ven crecer sus ganancias.

En la Ciudad de Buenos Aires, el metro cuadrado se acerca a los 2 mil dólares promedio y el 80% de las viviendas construidas en los últimos años son de alta categoría, de menos de 45m2. De las 350 mil viviendas vacías, el 44% son exclusivas para la especulación. En el Gran Buenos Aires los countries avanzan gracias a los beneficios municipales y en perjuicio de los barrios populares. En Rosario hay más viviendas desocupadas que familias que necesitan un techo en buenas condiciones. Muchas de ellas pertenecen a los desarrolladores inmobiliarios que manejan la plata del “boom sojero” o las empresas que invierten “en ladrillo”, así como de la Iglesia o el propio Estado.

Mientras tanto, los bancos privados hacen negocios siderales con los créditos y el Estado solo destina el 1% del PBI al crédito hipotecario (el más bajo de América Latina). Los promocionados créditos del gobierno – como el Procrear – solo son accesibles para quienes trabajan en blanco y cobran entre $14 mil y $28 mil, y la construcción anual de viviendas va detrás del déficit que se va generando. Además, generan negocios millonarios para la patria contratista que ayer los Kirchner y ahora Macri defienden.

En los servicios básicos el negocio capitalista no tiene límites. Los recursos hidrocarburíferos privatizados en los 90 (gas y petróleo) y los servicios básicos (luz y agua) siguen en manos de multinacionales o funcionarios corruptos, solo guiados por el lucro capitalista. Entre 2004 y 2014, los subsidios a las empresas de luz y gas alcanzaron los $ 342.000 millones, y otros millones recibieron gracias a la “condonación de deudas”. Ahora los aumentos de tarifas.

Para ellos, millones con los subsidios, millones con los tarifazos. Para nosotros, servicios pésimos y con un 50% de la población sin cloacas ni gas natural.

No va más. Nuestras vidas valen más que sus ganancias. Solo el Frente de Izquierda no tiene compromisos con los especuladores inmobiliarios y las privatizadas, y plantea una salida al drama de la vivienda y los servicios públicos.

Las propuestas del Frente de Izquierda

Vivienda

» Plan de Obras Públicas, infraestructura y viviendas populares bajo gestión de los trabajadores y las organizaciones barriales. Basado en impuestos progresivos a las grandes fortunas y en la expropiación sin pago de las construcciones ociosas en manos de especuladores, las propiedades de la Iglesia y de las grandes fortunas.

» Derogación de los códigos urbanos que sirven al capital financiero e inmobiliario. Prohibición de desalojos. Que el alquiler no supere el 20% del salario. Establecer un máximo de un mes adelantado, más datos personales como únicos requisitos para alquilar una vivienda. Extender los contratos de 3 a 5 años.

» Créditos baratos para poder acceder a una vivienda digna, cuya cuota no exceda el 20% de los salarios.

» Urbanización de las villas y asentamientos en base a un plan de emergencia controlado por los trabajadores y vecinos.

Tarifas

» La anulación inmediata de los tarifazos y que se investigue el destino de los subsidios millonarios que recibieron las empresas.

» Nacionalización sin pago de todas las empresas de servicios públicos, incluido el transporte, y que sean gestionadas por sus propios trabajadores y usuarios.