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Red Internacional
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Estatales. ¿Cómo seguir la lucha contra el ajuste en Ciencia?

Desde antes de la asunción de Milei becarixs, investigadores, personal de apoyo y administrativo de ciencia y tecnología, principalmente de CONICET, pero también de otros organismos nacionales, vienen movilizados contra el ajuste de Milei. Un repaso sobre el proceso de organización al día de hoy y cómo seguir la lucha para derrotar la motosierra.

Sábado 20 de abril

El “plan motosierra” incluye un sistema científico vaciado o al servicio de los grandes empresarios. Hoy ese ataque se combina con una situación de ataque a la educación, la cultura y al conjunto de los trabajadores y el pueblo pobre ¿Cómo seguir la lucha?

Una ciencia para los mercados

El sector de Ciencia y Tecnología fue de los primeros en movilizarse contra el gobierno de Milei. Apenas asumido, realizamos acciones y denuncias públicas contra un ataque feroz: el nuevo gobierno vino a plantear que éramos ñoquis, que éramos parte de la casta y que por eso merecíamos el brutal ajuste que se está llevando contra el sector. El gobierno nacional nos declaró la guerra, despidió a más de 150 trabajadorxs (parándose sobre la precarización laboral existente de trabajadores que renuevan su contrato año a año), el recorte de becas a más de la mitad, el ajuste presupuestario y una campaña de desprestigio apelando a ejércitos de trolls que repiten una y otra vez fake news contra todo el sistema científico nacional.

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Desde este lado se sumaron apoyos y comenzó la organización. Asambleas de cientos de becarixs, festivales y reuniones en todo el país, apoyos internacionales (incluidos más de 60 premios nobel), solidaridad de asambleas barriales y de trabajadores de otros sectores. En muchas de esas instancias lo dijimos claro: el ataque al sistema científico no sólo es económico (el presupuesto de CyT representa una porción mínima del PBI) sino político e ideológico.

Milei quiere profundizar la orientación mercantilista y pro empresarial del sistema científico. Quiere que se produzca una gran transferencia de conocimiento generado con recursos públicos hacia el sector privado. Esto se funda en una concepción empresarial de la ciencia, sumisa del imperialismo, cuya "utilidad" se mediría en términos de ganancias de laboratorios, empresas tecnológicas, farmacéuticas, cerealeras, llegando a comparaciones ridículas como la cantidad de trabajadores en Conicet vs la NASA (aunque dicho sea de paso, el CONICET figura por arriba de aquella institución en los rankings). Por eso también se ataca en particular a las ciencias sociales, las cuales, según anunciaron, serán completamente desfinanciadas bajo el argumento de que son poco “productivas” (útiles). En realidad lo que no toleran es el pensamiento crítico de sus políticas y que parte de nuestros conocimientos se destinen a pensar y discutir las problemáticas que atraviesa hoy nuestra sociedad.

Por otra parte, mientras ataca al sector, el gobierno de Milei mantiene los privilegios de “la casta” que se beneficia del sistema científico nacional: actualmente son parte del directorio del CONICET un representante de la Sociedad Rural y también de la Unión Industrial Argentina. Manuel García Sola es un empresario ganadero con negocios en el rubro veterinario que fue parte del gobierno de Menem siendo ministro de educación y responsable de aplicar el ajuste en el sistema educativo y científico. Se lo recuerda también por impulsar la introducción del paquete tecnológico de trigo HB4 durante la gestión de Alberto Fernández en beneficio de Bioceres. Más de mil científicos se expresaron en su momento ante el peligro ambiental que representa la introducción de millones de litros del peligroso agroquímico glufusinato de amonio en el ambiente. No sorprende que García nuevamente se encuentre a la cabeza de ejecutar el ajuste en Conicet. Menos sorprende aún que el propio director del Conicet de la gestión Milei, Daniel Salamone, se haya reunido con el embajador Marc Stanley en marzo en una reunión donde los yanquis se mostraron interesados en tener injerencias en áreas como biotecnología, salud, energía, medicina y proyectos en oceanografía y meteorología.

Organización desde abajo, coordinación y un nuevo momento de la lucha

Muchas de las iniciativas que tuvimos hasta acá surgieron “desde abajo”. Ante la inacción de las conducciones sindicales de UPCN y ATE frente a los primeros ataques, se organizaron asambleas y acciones autoconvocadas. Organizaciones como Jóvenes Científicxs Precarizadxs o la Asamblea Nacional de Becarixs cumplieron un papel importante en este sentido. Desde esos espacios no solo nos organizamos por nuestras demandas sino que fuimos parte de peleas clave en este período contra el gobierno de Milei, como la marcha del 20 de diciembre del año pasado, el paro nacional del 24 de enero, las jornadas contra la Ley Ómnibus y el DNU 70/2023 en conjunto con organizaciones de izquierda, asambleas barriales, estudiantes y otros sectores de trabajadores en lucha.

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ATE comenzó a realizar algunas acciones tardías para visibilizar el conflicto, pero sin convocar a asambleas entre el conjunto de los trabajadores para deliberar de forma democrática un plan de lucha. En los casos que hacen asambleas son informativas, trayendo propuestas que se discuten quién sabe dónde. Muchas veces nos enteramos directamente de las acciones unos días antes sin que hayan sido discutidas antes por los laburantes del sector. Exigimos asambleas porque es en esos espacios donde se puede definir un plan de lucha escalonado y un verdadero paro con movilización del sector. Ni siquiera cuando la gran movilización al polo científico del 14 de febrero exigió una asamblea a los representantes gremiales (jornada que terminó con la toma pacífica del edificio y de la cual nos fuimos con 600 becas doctorales luego de que la conducción de ATE haya dicho que ni siquiera nos iban a recibir), se dignaron a poner a votación un plan de lucha. A esto le siguieron una decena de acciones rutinarias en donde sólo tuvieron la palabra los representantes gremiales, que la usaron para hacer discursos políticos de resignación llegando a decir que “no hay plata” o “cuando seamos gobierno de nuevo vamos a pasar a todos a planta permanente”. ¡Como si pudiéramos aguantar cuatro años más así! La Verde y Blanca (conducción de ATE CONICET) reproduce en este sentido la política de un sector del peronismo que parece decir: dejemos que Milei haga el ajuste y nosotros ganemos las elecciones en dos años. Es una política criminal que pone la especulación electoral por delante de la lucha que es ahora, porque el ataque y el ajuste es ahora. En años tendremos que discutir ya sobre tierra arrasada. Es necesario avanzar ahora mismo en la organización por medio de asambleas de todos los que quieren luchar.
A esto se suma una perspectiva divisionista en el marco de un ataque generalizado. Así como CONICET sufre despidos, vienen habiendo ataques en todo el sector público. Ministerios, INCAA, TÉLAM, Aerolíneas Argentinas, ANSES, etcétera. Sin embargo, la conducción de ATE no levanta ni una acción de coordinación, ni una perspectiva de organizar un plan de lucha en conjunto: si algo le viene bien a Milei es que estemos divididos, que cada uno pelee por lo suyo y que no juntemos fuerzas.

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Pero otra perspectiva es posible. Pese al amedrentamiento del gobierno, con policía en la puerta del edificio del Polo tecnológico, la amenaza de nuevos despidos en tres meses y el constante ninguneo de los sindicatos, en las últimas semanas se viene viendo una nueva oleada de organización y de instancias autoconvocadas entre personal administrativo. Las universidades en todo el país comenzaron a ponerse en movimiento con clases públicas, paros y la perspectiva de una gran movilización el próximo 23 de abril. Sectores de despedidos autoorganizados vienen realizando reuniones de coordinación para pelear por su reincorporación. Los trabajadores de GPS (tercerizados de AA) junto a las asambleas barriales vienen haciendo acciones contra el cierre de la empresa. Se empieza a expresar un clima de nuevos combates.

En este marco también se convoca a un nuevo paro nacional el 9 de mayo. La CGT y la CTA lo convocan al mismo tiempo que rosquean una reforma laboral con el gobierno y dividen las luchas, dejando en banda a los despedidos, abandonando a su suerte a los precarios y abriendo la puerta a más flexibilización.

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Se vienen semanas de intensa actividad en donde tenemos que expresar nuestros reclamos en máxima unidad con el resto de los sectores en lucha. Cada uno por su lado no va a ganar porque el ataque es de conjunto. ¿Podríamos lograr becas o mayor presupuesto para la investigación si las universidades están cerradas? ¿Podría haber reincorporación de todos los despedidos en CONICET sin que retrotraigan los despidos en el resto del sector público? Es muy poco probable, por no decir imposible.

Por eso el 23 nos tenemos que encontrar masivamente en las calles con los estudiantes, los docentes y los trabajadores de la educación. Seremos parte de la gran marcha nacional universitaria y educativa. Pero allí no podemos quedarnos con la política de los rectores y de tipos como Yacobitti o Lousteau que mientras dicen defender la educación pública negocian leyes anti obreras en el congreso. Tenemos que expresar un sector combativo, que plantee la unidad de las distintas luchas, que exija un paro con plan de lucha surgido desde abajo hasta terminar con el plan de Milei.

Para fortalecer todas esas peleas, creemos que es necesario poner en pie un encuentro de los sectores combativos, apostando a juntar fuerzas y coordinarnos desde abajo, para tener un punto de reagrupamiento desde el cual dar estas batallas. Unidxs contra los despidos es actualmente un espacio de coordinación de trabajadores estatales para enfrentar los despidos, superando la fragmentación de los gremios y tomando el método asambleario que se popularizó con las asambleas barriales.

Una ciencia de otra clase

Desde nuestro punto de vista, como docentes, investigadores y becarixs de izquierda, referenciados en el PTS-FIT, tenemos que poner todas nuestras energías para frenar este ataque. Pero eso no significa defender el sistema científico tal cual está orientado actualmente. Sabemos que parte del ajuste se lleva a cabo apoyándose en la precarización previa, en la orientación pro-empresarial que ya venía gestándose en los gobiernos anteriores y en la subejecución presupuestaria. Ni las universidades ni el sistema científico son una “isla” respecto a la sociedad en la que vivimos. No queremos una ciencia al servicio del modelo de agronegocios y del extractivismo minero que es el “consenso del FMI” que vienen sosteniendo los últimos gobiernos. Necesitamos una universidad y una ciencia con una crítica sistemática e inclaudicable a la sociedad en la que vivimos. No queremos naturalizar vivir en una sociedad con el 60% de los niños pobres, niveles exorbitantes de inflación, crisis en el sistema de salud y educativo. Creemos que nuestro conocimiento tiene que ser crítico de esa realidad y estar orientado a transformarla en férrea unidad con el resto de las y los trabajadores del país. Por eso, acompañamos la crítica con una práctica que apunta a esa transformación. Es decir: defendemos la educación y la ciencia pública pero denunciamos su carácter de clase bajo los márgenes de esta sociedad.

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Gabi Phyro

Historiador. Miembro del Comité Editorial de Armas de la Crítica