Reproducimos a continuación un testimonio de una estudiante que marchó el 8M por primera vez.
Viernes 11 de marzo de 2022
Al vivir en una época llena de violencia de género, fue muy difícil mantenerme indiferente ante la preocupante situación de México (y del mundo).
Conocí el feminismo por y en mi universidad: la Ibero. Por mucho tiempo me asumí como feminista, pero el feminismo que viví en mi universidad comenzó a exigir de mí ideales con los que no concordaba; por ejemplo, la idea universal de mujer que excluye conceptos transversales y termina por opacar la circunstancia de mujeres indígenas, trabajadoras, pobres, etc.
Estas nociones no me permitían considerar las condiciones de la mujer en la sociedad mexicana que aumentan su vulnerabilidad dentro del patriarcado; y la de los hombres también, que pueden llegar a ser víctimas del mismo. El machismo, al ser estructural, involucra la participación de todos los miembros de la sociedad, no solo de las mujeres.
Estos sentimientos dentro de mí y que no me permitían sentirme cómoda en el movimiento, me impidieron marchar con mi universidad, ya que además el contingente que se armó, aunque muy numeroso, era separatista.
Así fue como le pregunté a mi gran amiga Damaris si iba a marchar, y me comentó del contingente Pan y Rosas. Me enamoré. Me sentí en familia.
Desde el principio vi una increíble organización de un colectivo MIXTO, TRANSINCLUYENTE y... ¡SOCIALISTA! La transversalidad del contingente me cautivó.
Por fin llegó el día de marchar y no podía con los nervios, pero en cuanto nos incorporamos con el contingente, todo cambió. Nunca me había sentido tan acompañada, entendida, abrazada, segura y LIBRE, compartiendo espacios con hombres, mujeres y niñxs que luchan por lo mismo que yo: acabar con el machismo estructural enmarcado en un sistema capitalista.
La batucada iba hasta el frente, marcado el ritmo de todos nuestros corazones y marcando el tiempo de las consignas. Dentro de ellas, mis favoritas fueron:
• Somos la marea verde que sube... somos la marea verde que lucha... somos la marea verde que canta... somos la marea verde que exige aborto legal, seguro y gratuito.
• Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal.
• Mujeres contra la guerra, mujeres contra el capital, mujeres contra el machismo y el terrorismo neoliberal. mujeres contra el despido y el charrismo sindical, mujeres organizadas luchando contra la patronal.
• Ni cis, ni trans, ni una muerta más.
Lector, imagina esto: el sonido de los tambores, miles de personas a tu alrededor gritando por los derechos de la mujer. FUE MÁGICO.
Lo mejor vino al final. Llegamos al zócalo victoriosxs. Yara reafirmó nuestros sentimientos de descontento contra el gobierno, así como la indiferencia de las autoridades.
También tuvimos la oportunidad de conocer a los familiares de Perla Beatriz, una víctima de feminicidio. No supe cómo reaccionar. El feminismo de mi universidad nunca me hubiera abierto esta posibilidad. En ese momento, no pude hacer más reconocerles su valentía y resiliencia. Ayer investigué sobre Perla y su feminicidio, nunca olvidaré su nombre; y quiero que toda la Ibero la recuerde también.
Agradezco infinitamente a la vida que me llevó a Pan y Rosas, quien, a su vez, me llevó a repensar al feminismo que puede ser incluyente y transversal. No podría estar más feliz de haber marchado por primera vez con este contingente.