La mercantilización de la maternidad en la ficción y en la vida real. El cuerpo es quien recuerda y los mercados reproductivos. Las fosforeras vuelven a casa, el cristal y una supernova. Nueva entrega del newsletter No somos una hermandad.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Lunes 11 de julio de 2022 22:24
Rita, Nadiya y Victoria protagonizan El cuerpo es quien recuerda (Tusquets, 2022) de Paula Puebla. En Buenos Aires, Rita vive una vida acomodada pero no feliz. No tiene amigas, sí una relación pésima con su madre, aceptable con su padre y turbulenta con su pareja. Busca su origen, más movida por la confirmación de no pertenecer, de ser una extraña en su familia. O quizás solo quiere la verdad. Sabemos que es argentina pero nació en Ucrania, unas horas antes de que Fernando De La Rúa se subiera al helicóptero que lo alejaría de la Casa Rosada en diciembre de 2001.
La muerte de una actriz de Hollywood confirma el tema que recorre el libro: la llamada maternidad subrogada o, directamente, la mercantilización de la maternidad. ¿Cómo funciona la industria de bebés?
El deseo y el mercado
El elemento que suele destacarse cuando se habla de maternidad o gestación subrogada (“alquiler de vientres” o mercantilización de la reproducción) es el deseo. Las narrativas del deseo de ser madre o padre, de formar una familia, permiten opacar las condiciones en las que se realiza. Entre las más importantes, la desigualdad que subyace en que la mayoría de las que gestan sean pobres.
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Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.