Durante los últimos días se sumaron al oficialismo Aníbal Fernández, Chacho Álvarez y Aníbal Ibarra. Rechazados en las urnas, renunciados, desplazados. Ahora: premiados.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Jueves 30 de enero de 2020 23:47
A medida que pasan los días, pareciera que las autoridades del nuevo gobierno se van poniendo cada vez más inclusivas en su interpretación del concepto “con Todos”. Cada vez más laxas tal vez. ¿Más desprejuiciadas...? Probablemente la mejor forma de decirlo sea: cada vez tienen menos filtro y más impunidad.
Así lo demuestran los nombramientos de nuevos funcionarios de los últimos días: Aníbal Fernández, Carlos Chacho Álvarez y Aníbal Ibarra. Típicos camaleones, capaces de adaptarse a cualquier situación. Han preservado siempre la posibilidad de influir en la vida de la población de una u otra manera, aunque con más o menos exposición. Todos han sido ampliamente repudiados. Cuestionados. Rechazados en las urnas, obligados a renunciar, desplazados. Ligados a escándalos. Y sin embargo, ahí están: premiados. Otro cargo más para el currículum y para seguir viviendo de la función pública. Poniéndose la camiseta del gobierno de Todos.
Aníbal Fernández
Esta semana se lo nombró “interventor del Yacimiento Carbonífero de Río Turbio y de los Servicios Ferroportuarios con terminales en Punta Loyola y Río Gallegos de la provincia de Santa Cruz”. El decreto fue publicado en el Boletín Oficial el miércoles.
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Llega a un nuevo cargo de su carrera a través de un decreto después de cinco años alejado de los cargos políticos. La última vez que intentó ganarse un puesto a través del voto popular, perdió la gobernación de la provincia de Buenos Aires en manos de María Eugenia vidal, en 2015. La candidata de Cambiemos ganó con un 39.42% de los votos contra un 35.28% del candidato del Frente para la Victoria.
En tercer lugar quedó Felipe Solá, de la alianza Unidos por una Nueva Alternativa (massismo). Este señor es otro que no quiso quedarse abajo del tren de Todos y es el actual ministro de Relaciones Exteriores. Durante la campaña electoral de 2015 publicó un spot en el que vinculaba a Aníbal con el narcotráfico y la inseguridad en la provincia. Allí se lo veía con Daniel Arroyo, otro actual ministro de Todos, a cargo de la cartera de Desarrollo Social. "Cuando apagamos la luz, y nos quedamos a solas, pensamos en serio. Bueno imaginen a Aníbal Fernández conduciendo la provincia", decía Solá en el video.
Sigue impune por su responsabilidad política (junto a Solá) en la Masacre del Puente Pueyrredón de junio de 2002, cuando era secretario general de la Presidencia de Eduardo Duhalde , en la que la maldita Bonaerense asesinó a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
Carlos “Chacho” Álvarez
El Senado acaba de aprobar el pliego para que se desempeñe como embajador en Perú. Quizás, esta nueva designación a la edad de 71 años, sea la forma que encontraron Alberto y Cristina para homenajear al impulsor de la experiencia que el Frente de Todos emula. La idea de Todos unidos contra el macrismo no fue nada original. En 1993 Chacho formó el partido opositor Frente Grande (suenan parecido, ¿no?). Con la incorporación de otros sectores se transformó en el Frepaso. En las elecciones de 1999 fue compañero de fórmula de Fernando de la Rúa por la Alianza UCR-Frepaso.
La Alianza hacía de la unidad de todos contra Duhalde y el menemismo, su gran caballito de batalla: la del mal menor contra el mal mayor. La Alianza combatía además, a la corriente liderada por Domingo Cavallo y Gustavo Beliz, de la que formaba parte... Alberto Fernández. Cómo terminó la experiencia de la Alianza, es una historia conocida. De la Rua huyendo en helicóptero, represión salvaje y muertes en las calles durante las jornadas de diciembre de 2001.
Chacho Álvarez no tuvo que huir ese día, porque había tenido que huír mucho antes. Renunció a la vicepresidencia en el 2000, en medio de un escándalo por el pago de sobornos en el Senado, para conseguir la aprobación de la Ley de Reforma Laboral, la famosa Ley Banelco (por la forma del pago de las coimas). La reforma aumentaba los niveles de precarización y flexibilización laboral. Y Chacho fue la cabeza que tuvo que rodar en el medio de una profunda crisis económica, porque saltó a la luz el mecanismo que puso en marcha para pasar ese ajuste en las condiciones de vida de la clase trabajadora. A fuerza de billetazos o mejor dicho, tarjetazos.
Sorprendentemente, Chacho estuvo hasta hace nada más que dos años ocupado en la función pública. Lo suyo vienen siendo las tareas diplomáticas y de comercio exterior. Como no garpa mucho en su propio tierra, los últimos gobiernos han optado por mantenerlo activo, pero en el exterior. Entre entre 2005 y 2009 fue presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, con sede en Montevideo. Entre 2011 y 2017 fue secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).
Aníbal Ibarra
Es el flamante “asesor” jurídico del presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Miguel Ángel Pesce. Entre 2001 y 2003 Pesce fue el secretario de Hacienda y Finanzas de la Ciudad de Buenos Aires cuando Ibarra era jefe de Gobierno. Son viejos conocidos y se devuelven favores.
En el 2000 fue electo jefe de Gobierno porteño por la Alianza. Sobrevivió al tembladeral cuando renunció Chacho Álvarez, pero en 2001 huyó de la jefatura de Gobierno escondido en una ambulancia.
Logró ser reelegido como alcalde porteño en 2003, con el apoyo de Néstor y Cristina Kirchner. El 30 de diciembre del 2004 tuvo lugar el crimen social de Cromañón. Las movilizaciones de sobrevivientes, amigos y familiares de las víctimas, lograron que sea sometido a juicio político y destituido de su cargo en 2006, aunque salió impune. Su nombramiento en el nuevo cargo, “ofende la memoria de las víctimas y avala impunidad”, sostuvieron sobrevivientes de Cromañón en un comunicado.
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Desde entonces su carrera política se limitó a acompañar al kirchnerismo en la Ciudad de Buenos Aires y fue legislador entre el 2007 y 2015. A comienzos de 2018, la por entonces senadora Cristina Fernández, lo eligió como su abogado defensor en la causa en la que fue imputada por el supuesto encubrimiento en el caso AMIA. El ex intendente renunció sorpresivamente después.
Son los mismos de siempre, reciclados e impunes. Ante las crisis y ante la derecha, siempre las mismas caras y la misma receta. El Frente de Todos sigue sumando funcionarios con raigambre noventista, neoliberal y represora. Cuando dijeron que era con Todos, efectivamente no pensaban dejar afuera nadie.