En una entrevista al diario El Mercurio, el ministro Monckeberg reapareció en escena para arrojarse en contra del proyecto que pretende reducir la jornada laboral a 40 horas sin reducción de salario, valiéndose de la negativa de diversos economistas, incluyendo ex personeros del gobierno de Bachelet.
Domingo 15 de septiembre de 2019
Nicolás Monckeberg salió a paso de la discusión sobre 40 horas del cual es uno de los principales afectados, luego del vergonzoso espectáculo que brindó junto al Diputado Patricio Melero, quienes rechazaron el proyecto de reducción de la jornada con argumentos ridículos que inundaron las redes sociales en burlas.
A pesar del cuestionado desempeño del ministro en el debate éste no se sonroja al señalar a El Mercurio que “el debate ha sido malo, pareciera que lo único que importa es ganar un punto político al Gobierno o subir en la próxima encuesta… Con el trabajo y el sueldo de los trabajadores no se juega. He visto en estos días un debate cargado a la demagogia, al populismo, a las propuestas fáciles”.
En la entrevista además señala que “Las autoras del proyecto incorporan una indicación que dice que ningún sueldo, una vez que esté vigente este proyecto, se va a poder bajar. ¡Es absurdo!”.
Así mismo, el ministro insistió en que “Aquí no se trata de mi, ni de la popularidad del gobierno. Se trata de decirles la verdad a los trabajadores respecto de un proyecto que puede constituir un grave daño en su salario y en sus trabajos. Aquí no se trata de competencia de dos proyectos, de qué proyecto es más popular”.
“Es bueno que la reducción de la jornada sea un objetivo a buscar, porque hoy no solo se están demandado mejores pegas y mejores sueldos, sino que más tiempo. Lo fundamental es nunca hacer eso a costa del sueldo de los trabajadores.
Pero eso no se puede hacer a costa de perder el empleo o bajar el sueldo. Por eso lo que hemos planteado y defendido es que toda rebaja de jornada debe ir vinculada estrechamente con mejoras en la productividad. Eso se hace en primer lugar con la posibilidad de adaptar la jornada laboral para que sea más eficiente e inteligente, optimizando el tiempo”. Es decir que el gobierno mantiene su línea de reducir la jornada a costa de condiciones más flexibles y desventajosas para los trabajadores.
En nombre de la productividad el ministro deja ver el verdadero interés del gobierno al señalar “un proyecto de rebaja de jornada sin gradualidad, sin mejora en la productividad, sin tomar los resguardos para los momentos malos de la economía es un error”.
Sin embargo, lo más curioso de este último argumento es que se vale de las recientes opiniones de diversos economistas, incluyendo personeros de la ex Nueva Mayoría y del Gobierno de Bachelet, como son Rodrigo Valdés y Nicolás Eyzaguirre, que se suman al rechazo que hicieran otros famosos Concertacionistas como Andrés Zaldivar.
“Tenemos plena coincidencia con todos los expertos de distintas tendencias políticas: no se puede hacer una reducción de jornada desvinculada de la productividad. El PC ha vendido una realidad y con desprecio a los economistas ha dicho que no le importa la economía. Acá no hay diferencias con los expertos” señaló Monckeberg.
Finalmente, no dejó de recordar que el gobierno mantiene bajo la manga la carta del Tribunal Constitucional.
Tras abandonar por unos días la exposición pública, el Ministro vuelve a arremeter en contra del proyecto del Partido Comunista que busca reducir la jornada laboral a 40 horas a menos que sea a costa de flexibilizar el trabajo en nombre de la productividad, para lo cual se vale de un arsenal prestado a los personeros de la ex Nueva Mayoría y retoman sus amenazas de recurrir al reaccionario TC. Todo con tal de resguardar las ganancias de los empresas.
Sabemos que el gobierno y los empresarios usarán todos sus medios para que la reducción de la jornada sea a la medida de sus intereses. Por su parte el Partido Comunista, aunque está a la cabeza del proyecto de las 40 horas, ha reducido la defensa del proyecto al lobby parlamentario, sin embargo si queremos reducir la jornada a la medida de los trabajadores tenemos que imponerla.
En este debate los grandes ausentes siguen siendo los trabajadores. Ahora, si las organizaciones de los trabajadores, dirigidas mayoritariamente por el PC y el Frente Amplio, se pusieran a la cabeza de llevar este debate a los sindicatos con un plan para que sean los trabajadores los que decidan cuanto y como trabajar.