×
×
Red Internacional
lid bot

Gran Bretaña. Con el apoyo de las bases se impone el ala izquierda del laborismo

Alejandra Ríos

Alejandra Ríos Londres | @ally_jericho

Martes 15 de septiembre de 2015

Fotografía: EFE

El 12 de septiembre, Jeremy Corbyn resultó electo líder del Partido Laborista con el 59,5 % de los votos. Este importante triunfo es una señal clara de la resistencia a los recortes, a la austeridad, al racismo y la guerra, llevada a cabo por sucesivos gobiernos. También es una derrota humillante para las alas centro y derecha del Partido Laborista.

Cuando Jeremy Corbyn se presentó en la contienda por la dirección del partido en junio, nadie pensaba que tuviera oportunidad de ganar. Sin embargo, su campaña tomó vuelo inesperadamente y desde ese momento, la prensa amarillista, los blairistas dentro del partido e incluso los conservadores hicieron todo lo posible para socavar y desacreditar su campaña.

Su elección marca un punto de inflexión para la política británica. Envía un mensaje claro contra las políticas thatcheristas neoliberales impulsadas por Tony Blair desde su asunción en 1997 y profundizadas por el actual gobierno de mayoría conservadora. Después de la importante derrota electoral de mayo, la mayoría de los legisladores del laborismo y la dirección del partido creyeron que la única forma de volver al gobierno era profundizar todavía más su giro a derecha.

Sin embargo, el resultado mostró que la base del partido rechazaba ampliamente esta visión. Liz Kendall, candidata abiertamente blairista, obtuvo solo el 4 % de los votos, mientras Andy Burnham e Yvette Cooper alcanzaron el 19 % y el 17 % respectivamente. Sumado a esto, el 11 de septiembre, se conocieron los resultados de la elección de candidatos para alcalde de Londres, donde la candidata blairista, Tessa Jowell, también fue duramente derrotada.

Corbyn ganó con el apoyo aplastante del 84 % de los votos del reciente influjo de simpatizantes del partido -es decir, aquellos que se registraron para votar en la elección de la dirección, mediante un pago de 3 libras-. Entre los miembros de los sindicatos afiliados, ganó casi el 60 %, e incluso entre los viejos afiliados del partido alcanzó casi el 50 %. Estos números muestran claramente que la gente se registró expresamente como simpatizantes del partido, no porque tuvieran expectativas en la dirección del laborismo, sino porque veían en Corbyn una forma de expresar su indignación frente a la austeridad y la intervención militar en Medio Oriente, y para transformar al Labour en una organización que represente políticas progresivas.

El descontento con las políticas neoliberales ha venido creciendo desde la crisis de 2007/8, y cientos de miles han salido a las calles desde entonces. El 20 de junio, casi 500 mil personas marcharon en Londres contra los recortes del gasto público, contra la precarización laboral (a través de los “contratos de cero horas”) y el aumento de los aranceles universitarios. Sin embargo, solo obtuvieron logros limitados en cuanto a la política del gobierno, y hoy parece que existe, especialmente entre la juventud, un giro hacia la búsqueda de soluciones alternativas a través de la candidatura de Corbyn.

Lo interesante es que Corbyn se benefició de la reforma electoral impulsada en 2013 por Ed Miliband. El sistema “un afiliado un voto” fue una solución de compromiso propuesta por el exlíder que enfrentaba estridentes exigencias del ala derecha para debilitar la influencia de los sindicatos en la elección de la dirección, atrayendo a una voz más “moderada” del público en general a través de elecciones primarias.

De acuerdo con The Guardian, cerca de 400 mil personas se registraron para participar en la contienda desde la elección general de mayo de este año, lo que llevó el electorado laborista a 600 mil votantes. Hoy es claro que la abrumadora mayoría de ellos se registraron para poder votar a Corbyn.

La campaña de Corbyn reunió un ejército de 16 mil voluntarios, la mayoría de ellos jóvenes, que organizaron mítines a lo largo de todo el país, prepararon y distribuyeron volantes, contactaron a los afiliados por teléfono, mail y redes sociales. Esto contrastó claramente con los 4.300 voluntarios de Yvette Cooper, los 3.000 de Andy Burnham y los 1.800 de Liz Kendall.

Algunos comentaristas describen la situación como un terremoto político. No hay dudas de que Corbyn enfrentará inmediatamente una batalla con el ala derecha del partido. Ahora está intentando formar su gabinete en las sombras de representantes de la oposición, y algunos miembros del parlamento de larga trayectoria ya han rechazado servir bajo su dirección. Chucka Umunna, un ardiente pro-Unión Europea del ala derecha del laborismo, con claras intenciones de disputar la dirección en un futuro, renunció como ministro de Negocios en la oposición, aduciendo que la posición de Corbyn con respecto a la UE es ambigua.

Por otro lado, muchos exmiembros del laborismo vuelven a afiliarse después de abandonar el partido durante la era Blair por la guerra de Irak o por la enmienda de la Cláusula Cuatro, que eliminaba de la Constitución el compromiso del partido en la propiedad pública. Corbyn tiene el apoyo de los sindicatos, incluido Unite, el más grande de Gran Bretaña con casi 1.5 millones de afiliados, cuyo secretario general, Len McCluskey, ha asegurado una fuerte oposición a la reaccionaria ley antisindical.

Aun cuando Corbyn nunca votó a favor de ninguna forma de intervención militar de las fuerzas occidentales, defiende a los palestinos, y ha apoyado cada marcha contra la austeridad, cree que es posible alcanzar el socialismo mediante el Parlamento y se describe a sí mismo como un “socialista democrático”, no un “socialista revolucionario”.

Existen grandes expectativas sobre su dirección del Partido Laborista, por sus 32 años como legislador del ala izquierda, y sus partidarios sostienen que puede llevar al laborismo a izquierda. Sin embargo, ahora enfrenta la difícil tarea de unir al partido, crecientemente polarizado, y debe prepararse para las elecciones generales de 2020. Contra él se encolumnan el establishment del Reino Unido y la mayoría de los diarios, con el Daily Mail a la cabeza: “Corbyn le otorga una posición de alto rango a un simpatizante del IRA”, declara en su portada del 14 de septiembre, en referencia a la designación de John McDonnell como canciller en las sombras. David Cameron también salió al ataque, diciendo que “el laborismo es una amenaza para nuestra seguridad nacional, nuestra seguridad económica y los valores de nuestra familia”.

El manifiesto de Corbyn incluye demandas progresivas (Ver “El manifiesto de Corbyn”), pero éstas no representan un programa revolucionario. De hecho, su programa es bastante general como él mismo ha declarado: “Mi candidatura marca el lanzamiento de un movimiento antiausteridad para cambiar los términos del debate político en este país, presentando una alternativa a la agenda de austeridad socialmente devastadora y ampliamente desacreditada”.

Un tema espinoso entre el Reino Unido y Argentina es la soberanía sobre las islas Malvinas. Corbyn se opuso a la invasión en 1982 de la dictadura argentina, y al mismo tiempo se opuso a enviar fuerzas británicas a las islas. Es miembro del “Malvinas Pro-Dialogue Group” (grupo prodiálogo sobre Malvinas), declaró que es necesario avanzar hacia una “paz verdadera” y que Gran Bretaña debe abrir un “diálogo” con Argentina sobre el futuro de las islas.

Después de décadas de políticas neoliberales existe un nuevo estado de ánimo entre los trabajadores y la juventud. Resta por confirmar si esto puede transformarse en un movimiento de lucha que enfrente los ataques de los capitalistas y construya una alternativa política lo suficientemente poderosa y organizada para defender los intereses de la clase obrera.

Gran Bretaña no es Grecia, no caben dudas sobre ello. Sin embargo, el ejemplo de Syriza muestra, como muchos otros en la historia, que para revertir la austeridad y las privatizaciones, para realizar reformas por mínimas que sean, será necesario enfrentar la resistencia de los grandes capitalistas y las instituciones financieras.

El manifiesto de Corbyn

Crear un nuevo banco nacional de inversión para alentar el crecimiento y reducir el déficit.

Estatización del ferrocarril y la energía.

Reemplazar el programa nuclear Trident con puestos de trabajo para los trabajadores calificados.

Reducir el gasto de los Beneficios Sociales mediante el crecimiento y la inversión.

Aumento masivo de la construcción de viviendas sociales. Introducir control de los alquileres en el sector privado.

Integrar el cuidado social con el médico para crear un nuevo NHS (Sistema Nacional de Salud).

Otorgar cuidado infantil gratuito y universal, eliminar los aranceles universitarios, restablecer los préstamos estudiantiles y proveer financiamiento para mantener la educación para adultos.

Abolir los “contratos de cero horas” e introducir un salario mínimo vital y móvil nacional para todos, sin importar la edad.

Traducción: Celeste Murillo.