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Red Internacional
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Magisterio Democrático. Con la CNTE a la cabeza: Nuestra pelea por la democratización del SNTE

Con la reciente lucha magisterial que tuvo como epicentro la capital del país y el llamado de la CNTE a reorganizar el movimiento, se abre la pregunta: ¿ cómo lograr que el movimiento que hemos desarrollado siga avanzando con la lucha por la democratización del SNTE y la recuperación de éste como herramienta fundamental para pelear por nuestras demandas?

Viernes 28 de junio de 2024

La lucha magisterial cerró este primer episodio el pasado 11 de junio con la conquista de importantes demandas en lo salarial y prestaciones, el compromiso de nuevas mesas de trabajo con distintos organismos y de diálogo entre el Ejecutivo y la Comisión Nacional Única de Negociación (CNUN) de la CNTE para avanzar sobre las que aún no se han cumplido.

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Pero esta no fue una lucha más sino una que surgió de la desilusión luego de la confianza en las promesas del gobierno, la cual irrumpió a finales de un sexenio que prometía cerrar sin que emergiera la contradicción entre las retóricas progresistas y la realidad que se vive en las escuelas. Una lucha que no dudó en desafiar a un gobierno con altísima popularidad a 18 días de las elecciones presidenciales y quebró a su paso la “paz social” que logró AMLO con la tregua que le dieron la mayoría de las direcciones sindicales para no comprometer la gobernabilidad y avanzar con su proyecto.

Fue la lucha que recuperó, con la CNTE a la cabeza, la idea de que “gobierne quien gobierne, los derechos se defienden”, y dejó como gran lección, tanto para los trabajadores como para los gobernantes, que la fuerza de la unidad en las calles puede comenzar a cambiar la historia que se escribe en las leyes y se vota en los parlamentos.

Pero en este capítulo también el charrismo sindical que dirige el SNTE buscó su protagonismo. Y un mes antes de que se hiciera el anuncio oficial del mísero aumento salarial que pactaron a espaldas de la base magisterial, ya se habían plegado en favor del gobierno e intentando desalentar nuestra lucha y dividir al magisterio democrático creando expectativas con el anuncio de que “se esperaba una buena noticia para las y los maestros”. Pero si bien en un sector de la docencia pudo generar ilusiones, éstas se disiparon inmediatamente cuando llegó el anuncio del triste aumento salarial del 4% al salario base el 15/5. Generando más fuerza para iniciar el 16 nuestra lucha por el pliego de demandas de la CNTE.

El papel traidor de la dirección del SNTE en el proceso de la lucha se vio claramente desde el 15 de mayo, al dejar correr la amenaza permanente dentro de las escuelas de supervisiones y directivos; negándose a hacer asambleas democráticas para debatir las demandas y votar el paro, sembrando miedo a los descuentos y la pérdida del trabajo.
Pero el rechazo profundo a estas prácticas día a día fue sumando a más escuelas, y allí donde no pudimos convencer a toda la plantilla, muchos se sumaron en grupos o individualmente.

También, los dirigentes charros del Comité Ejecutivo Seccional (CES) de las secciones 9, 10, 11 y 60 intentaron desacreditarnos en cada escuela y atribuirse los logros que comenzaba a obtener el movimiento, publicando minutas para confundir sobre acuerdos salariales con el gobierno, buscando así desactivar la movilización. Y mientras miles de maestros inundábamos las calles de la capital y los estados, ellos se dedicaban a impulsar la campaña electoral de Sheinbaum, Alfonso Cepeda y Morena, tratando de llevar maestros a sus mítines proselitistas y garantizando que representantes sindicales fungieran de representantes de casilla el día de la elección.

Todo esto, combinado con el papel histórico que han jugado los charros del SNTE ─como avalar la reaccionaria reforma educativa de Peña Nieto y la Ley del ISSSTE de 2007 durante el gobierno de Felipe Calderón-, profundizaron el descontento sobre el papel que juegan los actuales líderes del sindicato quienes, lejos de representar nuestras aspiraciones y derechos, sólo buscan puestos políticos y beneficios particulares, siendo así garantes de las políticas gubernamentales.

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¿Qué hacer entonces con el SNTE?

De Elba Esther Gordillo hasta Alfonso Cepeda, no hay cambios: los charros se siguen enriqueciendo con nuestras cuotas sindicales, y encima éstos obtendrán una curul de Morena en el Senado. Pero su principal rol es evitar la independencia política del sindicato en relación al Estado y sus instituciones, la histórica subordinación de las direcciones del SNTE al gobierno en turno ha sido la vía mediante la cual se ha garantizado el control burocrático del magisterio, mientras que esos mismos dirigentes han sido agentes ─al interior de nuestra organización sindical─ de la imposición de políticas en contra de nuestros derechos laborales y de la educación pública.

Por ello, la respuesta de AMLO ─que podría permitir recuperar la bilateralidad del sindicato presentando una iniciativa para que los procesos de USICAMM (cambios, promociones, etc.) tengan participación, pero sólo con representantes del SNTE-, creemos que será en detrimento del movimiento democrático y de la CNTE, por un lado porque fortalece el rol de los charros e invisibilizar que ellos son quienes permitieron la situación actual del magisterio y se aprovecharon del tráfico de influencias y de plazas, y por el otro, porque esta medida garantiza que la USICAMM siga vigente.

Por el contrario, la CNTE, desde su fundación en 1979 se ha pronunciado en contra del charrismo y por la democratización del sindicato para “devolverle al sindicalismo su contenido revolucionario cercenado por el gobierno y la burguesía”, siendo éste uno de los principios de la Coordinadora. Y si bien se ha expresado confianza en las promesas del gobierno, particularmente a los inicios de la administración de AMLO, la irrupción de su lucha a finales del sexenio ha mostrado la ruptura con ella y la posibilidad de recuperar esa independencia política en nuestro sector, como un apoyo fundamental en la organización de las bases para recuperar las conquistas perdidas con la mal llamada reforma educativa y mejorar las condiciones laborales y educativas.

Sabemos que las discusiones que están por delante sobre la democratización del sindicato son profundas, que implica luchar por recuperar los espacios de organización y las representaciones sindicales que nos permitan generar una fuerza suficiente para conquistar todas nuestras demandas, en vez de que el gobierno nos imponga sus condiciones y termine negociando migajas con los charros traidores que hoy tienen la representación legal.

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Pero el avance que ha tenido el movimiento democrático en estos meses de lucha es innegable. Desde el año pasado, con el voto de más de 5 mil maestros de secundarias en la sección 10 del SNTE, conquistamos seis carteras en el Comité Ejecutivo Seccional la cuales hoy están a cargo de las y los delegados democráticos de la CNTE. El desafío que existe por delante es hacer uso de esas carteras conquistadas para aportar al desarrollo de un sector fuerte, antiburocrático y con presencia en todos los sectores que componemos la Sección 10. Y unidos a la fortaleza que recuperó la Sección 9 Democrática, nos propongamos romper con la división en 4 secciones de la CDMX, y como en todos los estados, nos concentremos en una sola sección en Ciudad de México, que es el centro político del país.

La concentración de nuestras fuerzas nos permitiría extender el movimiento a cada rincón y conquistar la dirección de las 4 secciones en las próximas elecciones sindicales, como primer paso hacia la democratización del sindicato junto a las secciones democráticas de los estados y l@s trabajador@s de la educación de todo el país.

Es por ello que las maestras y maestros de la Agrupación Nuestra Clase, como parte de las Secciones 9 y 10 democráticas, vemos necesario plantear y desarrollar en las asambleas este elemental debate, con la libertad de ideas que permita a nuestro movimiento lograr la mas amplia democracia sindical y definir ─conjuntamente bases y dirección-, una ruta política de cara a las próximas elecciones sindicales. Fortaleciendo al sector democrático con presencia en todas las escuelas y planificar los nuevos desafíos del movimiento para preparar la pelea contra los charros, así como la confluencia de nuevas camadas de dirigentes sindicales que se sumen a este desafío.

Y para ello, nos apostamos a fortalecer los espacios de auto-organización conformando los comités de lucha para coordinar las fuerzas en cada escuela, región y zona escolar.