El presidente de la Cámara empresaria de la construcción (CAC), Gustavo Weiss, lanzó el lunes una amenaza en forma de advertencia. Por los acuerdos con el FMI, o se recorta el empleo público o el ajuste vendrá por la obra pública con centenares de miles de despidos.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Lunes 11 de junio de 2018
Weiss realizó declaraciones a la radio Cooperativa y desnudó las reuniones que vienen teniendo empresarios de esa rama con ministros provinciales, con el ministro del Interior y Obras Públicas Rogelio Frigerio y con el amigo de todos los gobiernos, el mandamás de la UOCRA, Gerardo “Batallón 501” Martínez.
Comenzó por repetir el argumento del Gobierno sobre que el acuerdo con el FMI no implica una baja en la Obra Pública, sino una reducción del gasto, “porque Argentina gasta más de lo que ingresa”.
Dejando de lado que ya un mes antes de la firma de ese acuerdo, cuando comenzó la discusión por el presupuesto 2019, Cambiemos ya había planteado reducir en ese rubro, para este año, $30 mil millones. Ahora con el ajuste que exige el Fondo y con miras a la discusión de las partidas presupuestarias del año que viene, la reducción en el rubro Obra Pública se prevé en $90 mil millones.
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El presidente de la CAC a la vez que continuaba reproduciendo el discurso ajustador del Gobierno, avanzó en lo que es lisa y llanamente amenazas hacia los trabajadores, que fue de la mano con advertencias hacia los gobiernos provinciales.
“El Gobierno nos ha manifestado que lo más fácil, lo más rápido, sin pasar por el Congreso, es recortar la Obra Pública, los gastos de capital…y si no hay consenso con las otras fuerzas políticas de bajar el gasto (NR: puso como ejemplo la necesidad de recortar jubilaciones por incapacidades. Porque según este empresario, se pagan mucho más de las incapacidades que realmente existen), entonces si los gobiernos provinciales, municipales no hacen los ajustes de gastos improductivos, lo vamos a tener que hacer nosotros y en vez de echar empleados de los muchos que sobran en las jurisdicciones, tengo que echar yo a obreros de la construcción…”
Toda una declaración de principios…patronales. Con estos dichos no solo buscaba advertir a los gobernadores (los dadores de gobernabilidad en estos dos años y medio del Gobierno, pero que ahora por la crisis del Gobierno, comienzan a calzarse el traje de oposición), sino amenazar y dividir a los trabajadores: si la reducción del gasto no se produce por la baja del empleo público, serán los obreros de la construcción que sufrirán las consecuencias. Cualquier cosa con tal de no dejar de obtener ganancias.
En el país hay 462.617 trabajadores registrados en la construcción, Weiss mencionó este número para plantear que muchos de ellos se verían afectados. Pero lo que no dijo este colega de Macri –es ingeniero como el Presidente-, es que en la rama de la construcción se calcula en un 65% la informalidad, es decir que el total de obreros ocupados sería de 1.300.000 aproximadamente. Muchos en el ámbito privado lógicamente.
Es decir que la construcción es una rama de la industria que tiene más de la mitad de sus trabajadores en negro. De esta situación son responsables tanto el Gobierno anterior, que no hizo nada para remediarla, Cambiemos con su ministro de Trabajo “no registrado” Jorge Triaca y el Secretario General de la UOCRA que consintió siempre este estado de cosas: que las patronales ganen a costa de las condiciones laborales de los trabajadores.
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En la misma entrevista Weiss reconoce que el año pasado tuvieron un crecimiento del 12% “muy por encima del resto de la industria y este año, antes de la crisis cambiaria, veníamos con un crecimiento del 6%”.
Tampoco dijo el ingeniero, que no es Macri, pero se le parece, que ya en el 2016 los salarios de los obreros de la construcción –los registrados- gracias a la inflación habían perdido un 6,8% del poder adquisitivo.
Muchos medios gráficos y televisivos se hicieron eco de los dichos del presidente de la CAC para demostrar el peligro que corren los puestos de trabajo, gracias al ajuste que Cambiemos acordó con el FMI. Lo cual es así, los “ajustados” serán los trabajadores y el pueblo pobre y una de las consecuencias directas de ese ajuste llamado “reducción del gasto público” son los despidos. Pero nadie dijo que las palabras del empresario de la construcción llevaban explícitas una amenaza y un intento de infundir temor entre los trabajadores.
Mientras las patronales comienzan a plantear que ellos no están dispuestos a perder nada y que el recorte tiene que venir por el lado de los puestos de trabajo, o públicos o privados, la CGT sigue armando reuniones, sin llamar a una medida de lucha.
El triunvirato de la Confederación continúa negociando con el Gobierno que no está dispuesto a ceder, ya lo planteó Triaca, empujándolos a una decisión que vienen retaceando: el llamado a un paro general que pueda expresar la fuerza social y el descontento –que viene creciendo- del conjunto de los trabajadores.
El llamado a un paro y un plan de lucha podría desenvolver esas fuerzas y que el ajuste no lo paguen las grandes mayorías, que la plata no vaya a pagar una deuda que contrajo el macrismo y no el pueblo trabajador.