El 2020 comenzó movilizado, como fruto del estallido social en Chile y movilizaciones a nivel internacional. En este contexto, ya está en marcha la preparación de un 8 de marzo histórico en Chile, donde la energía de las mujeres llene las calles contra los 30 años de herencia pinochetista y por conquistar nuestros derechos. ¿Cómo nos preparamos en el II Encuentro plurinacional de mujeres que luchan?
Jueves 9 de enero de 2020
Desde el primer día, el estallido social en Chile, ha tenido como protagonistas a miles de mujeres, que llenando las calles con pañuelos verdes gritamos contra 30 años de sueldos que no alcanzan a fin de mes, de pensiones que no permiten vivir la vejez, de condiciones laborales que nos someten a la más cruda precarización, como el subcontrato. Salimos junto a jóvenes y trabajadores, sin distinción, porque hemos sido distintos sectores quienes nos cansamos del Chile neoliberal. Pero sabiendo que las mujeres trabajadoras somos quienes cargamos el mayor peso de las herencias pinochetistas. La precarización tiene rostro de mujer, y además realizamos de forma gratuita tareas domésticas y de cuidado.
Hay ejemplos a seguir
Las mujeres trabajadoras nos encontramos en primera línea organizando y fortaleciendo la movilización. En asambleas y coordinadora territoriales y de trabajo. Así pasó en el Hospital Barros Luco, donde trabajadoras y trabajadores de la salud impulsaron una huelga con paralización y turnos éticos desde el primer día de movilización, contra el plan de militarización y represión del gobierno, por “Fuera Piñera”, y por imponer con la movilización una asamblea constituyente libre y soberana para acabar con toda la herencia de la dictadura. O la misma movilización que expresaron las trabajadores de Integra, en el día de la navidad, mientras peleaban por sus bonos y condiciones laborales.
Y, nuevamente, como marea se irradió esta fuerza, cuando la performance de “Las Tesis” dio la vuelta al mundo. La coreografía que se viralizó en Chile, contra la violencia machista y las violaciones a los derechos humanos, violencia político sexual e impunidad, cuya responsabilidad es del Estado chileno, le dio un nuevo destello al movimiento de mujeres mundial, contra las condiciones de vida que cada vez se empobrecen más en el marco de un sistema capitalista que demuestra que nada tiene para ofrecernos.
Un “acuerdo por la paz” manchado de sangre
Con toda esta fuerza, el gobierno y los partidos de la derecha y la oposición, vieron en peligro todo el orden cuestionado, y el 12 de noviembre cuando casi paralizamos el país, tuvieron que rápidamente buscar una forma de ponerle freno a nuestra movilización. Así, un par de días después ya se había cocinado una convención constituyente que, a pesar de tener un nombre que confunde, está diseñada para que la derecha pueda vetar cada resolución con ⅓, y donde no se modificarán aspectos como las condiciones laborales de precariedad que sufrimos.
Así, el Partido Comunista y el Frente Amplio, generaron una gran alianza con la ex Nueva Mayoría y la derecha, los mismos partidos que por años se han opuesto a nuestros derechos como el aborto y la educación sexual. Y ahora intentan depositar nuestra ilusión en que habiendo “paridad de género” y participando del plebiscito, podremos asegurar garantizar avances en nuestros derechos. Cuando es un proceso que, además, convive con un gobierno asesino, que ha violado sistemática los derechos humanos e impulsado la violencia político sexual para acallarnos
La Mesa de Unidad Social, y las organizaciones sociales que la componen, tomó la decisión con el “Acuerdo por la paz” de abandonar la pelea por la renuncia de Piñera, y por arriba y sin discusión de las bases, sacaron el “Fuera Piñera” de las convocatorias, que era lo que miles dijimos en las calles, para luego sentarse junto al gobierno a firmar una tregua, mientras nos siguen reprimiendo, atropellado, y disparando perdigones y lacrimógenas.
Se mantiene la impunidad y la persecución por movilizarnos. Ya van más de 2.000 detenidos y privados de libertad desde el 18 de octubre. Y la lista sigue con nuevos casos con los que el gobierno busca acallarnos limitando nuestra libertad de expresión, como pasó con Dauno Tótoro que fue querellado por el gobierno mediante la Ley de Seguridad Interior del Estado por decir en una asamblea “Fuera Piñera”. Y hoy son los voceros de la ACES, Víctor Chanfreau y Ayelén Salgado, junto a 32 estudiantes más, quienes fueron querellados por movilizarse contra la PSU.
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Vamos por un 8 de marzo con un gran paro nacional con las mujeres al frente
Este fin de semana se realizará el II Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan, para comenzar a preparar la huelga del 8 de marzo y un plan de movilización. En este encuentro debemos ser miles, discutiendo nuestras demandas y organizar un plan de movilización para enfrentar la represión del gobierno que ha cobrado vidas y ha mutilado a miles. Por juicio y castigo a los responsables de la violaciones a los derechos humanos, y contra la impunidad.
Además, este debe ser un impulso para que con ese plan de movilización, enfrentemos también la tramposa normalidad del gobierno de Piñera y la convención constituyente que pretende cambiar un par de cosas para no tocar nuestros derechos estructurales. Y, con esa fuerza, pelear por una asamblea constituyente libre y soberana, donde seamos nosotras, los trabajadores, la juventud y el pueblo quienes decidamos. Para acabar realmente con el sistema de AFPs, o financiar una salud y educación gratuita renacionalizando los recursos naturales.
El 8 de marzo, con un gran paro nacional y las mujeres en primera línea, puede ser un gran puntapié para desarrollar la fuerza del conjunto de la clase trabajadora y el pueblo, tomando la experiencia del estallido social y fortaleciéndose. Organizando en cada lugar de estudio y de trabajo un plan de lucha contra el plebiscito de abril y la convención constituyente. Las organizaciones sociales, estudiantiles y sindicales deben convocar a estas asambleas y preparar un gran paro nacional con marchas en cada ciudad para este 8 de marzo.