Mientras se debate sobre las clases virtuales, dos estudiantes de la Facultad de Humanidades despedidas en sus trabajos, cuentan la experiencia de estudiar en época de pandemia.
Belén Juares Militante de En Clave Roja
Victoria Gutiérrez Militante de En Clave Roja
Lunes 4 de mayo de 2020 14:56
El COVID-19 le puso freno al regreso a las aulas, pero no al calendario académico. Pareciera que nada pudiera trastocar la pretendida “normalidad” a la que se aspira con las clases virtuales. A principios de año era noticia el récord de inscriptos a las diversas carreras de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Hoy es noticia que el 60% de las y los ingresantes abandonaron sus carreras o, directamente, nunca empezaron a cursar.
Este fenómeno no es nuevo: en la UNCo hay un 85% de deserción, una de las tasas más elevadas de todo el país. Ya antes de la pandemia estudiar y recibirte en la universidad estaba lejos de ser algo fácil. Si bien el acceso es gratuito, mantenerte cursando significa afrontar los gastos enormes en materiales, transporte y la comida, porque nunca hubo un plan de becas integrales, jardines materno parentales y residencias para quienes lo necesitábamos. Además, a estos gastos se suma el alquiler, las tarifas de la luz, el gas, internet, etc. Costos que fueron aumentando potencialmente por los tarifazos del macrismo y que todos los sindicatos conducidos por el peronismo dejaron pasar. En consecuencia, a muchos tuvimos que salir a buscar trabajo por primera vez, porque los ingresos de nuestras familias no alcanzaban.
Los primeros trabajos que encontramos como mujeres y jóvenes sin experiencia fueron en casas particulares de maestranza o cuidando niñes por un sueldo totalmente miserable, que exige seguir buscando opciones. Entonces las alternativas son trabajar 8 horas o hasta 10 en algún local de comida rápida o comercio, o pedalear hasta morir para Rappi, Pedidos Ya o Globo. Ninguna de estas opciones significa mejores condiciones laborales. Seguís trabajando en la informalidad, sin obra social, con horarios que no te permiten cursar por un sueldo que nunca va a alcanzar para llegar a la segunda quincena del mes. Entonces empezás a elegir qué materia o qué cuatrimestre cursar para poder llegar a fin de mes.
Ahora en cuarentena, se profundizaron las pésimas condiciones de vida de la juventud. Para nosotras, y para cientos más, significó ser despedidas, sin goce de sueldo ni indemnización, sin posibilidad de solventar el día a día ya que si salís a la calle solo encontrás la brutalidad policial, como ocurre sobre todo en los barrios.
La “solución” del gobierno fue el pago por única vez del ingreso familiar de emergencia de $10.000, del que miles de pibas y pibes nos quedamos afuera. Lejos de defender nuestros derechos, el Ejecutivo pactó con los empresarios y la burocracia sindical de la CGT rebajas salariales van del 25% en adelante.
Como lo demostró una encuesta que realizamos desde el centro de estudiantes de Humanidades (CEHUMA), el 60% de los alumnos y alumnas tenemos trabajos no registrados, y alrededor del 50% entre quienes trabajábamos antes de la cuarentena sufrimos suspensiones con rebaja salarial, despidos o reducción en nuestros ingresos.
Te puede interesar:Universidad del Comahue: clases virtuales, desigualdad y precarizacion
Te puede interesar:Universidad del Comahue: clases virtuales, desigualdad y precarizacion
En este contexto es imposible pensar en seguir las clases virtuales, porque nuestro mayor problema es saber cómo vamos a sobrevivir hasta el final de la cuarentena. Frente a esto las autoridades de la universidad miran a otro lado y su preocupación sigue siendo continuar con el año académico, avanzando en evaluaciones que expulsan a cientos de pibes y pibas. La Federación Universitaria del Comahue tampoco hace nada por organizar a quienes estamos en nuestra situación, y se limita a pedir condiciones para la cursada.
Parece que en esta universidad que tiene convenios con las empresas de 2 de los 5 tipos más ricos del país y que hoy despiden a sus trabajadores, como las petroleras Tecpetrol o Pan American Energy, las voces de las y los jóvenes trabajadores no son escuchadas.
Pero no nos quedamos con los brazos cruzados frente al atropello de las empresas, con el aval de los sindicatos y los gobiernos. Nos empezamos a organizar en nuestros lugares de trabajo y estudio. Denunciamos públicamente por las redes a las empresas que despiden, suspenden o rebajan salarios como Betos Lomos, NyS food Hall, McDonald’s, Mostaza, Burger King, Panino, etc; con el hashtag #PandemiaSonLosEmpresarios. Empezamos a coordinar acciones concretas entre los distintos sectores afectados por la crisis en diversos puntos del país.
En nuestros lugares de estudio denunciamos los convenios entre la universidad y empresas que nos hacen pagar los costos de esta crisis para salvar sus ganancias, y exigimos, por el contrario, la disposición inmediata de todos los recursos existentes en la universidad para hacer frente a la crisis en curso.
Además, exigimos al Estado un impuesto del 3% a las grandes fortunas para cubrir un bono de $30.000 para aquellos que tengan que cumplir el aislamiento obligatorio sin licencia laboral paga. Por eso es que, como propusimos y votamos en una reunión virtual del CEHUMA, estamos iniciando un relevamiento de despidos, suspensiones y rebajas salariales durante la cuarentena, con el fin de organizar, unificar y darle voz a quienes los grandes sindicatos le dan la espalda.
Sabemos muy bien que cuando se trata de organizarse contra el hambre, no hay cuarentena que lo impida. Así lo demostraron los mineros de Andacollo que cruzaron más de 400 kilómetros para venir a la ciudad de Neuquén y exigirle al gobierno provincial que interceda para que la empresa Trident Southern Exploration SRL pague los sueldos adeudados hace 2 meses. También por eso junto al CEHUMA estuvimos ahí, solidarizandonos activamente con su lucha, como lo hacemos todos los días colaborando con las obreras textiles de Neuquén, que reorientaron su fábrica para producir insumos para el sistema de salud.
Queremos forjar la unidad obrero estudiantil capaz de darle otra salida a esta crisis capitalista, tal como lo dijo nuestro compañero Nicolás Del Caño en el acto de cierre del FIT Unidad por el día internacional de los trabajadores.
Te invitamos a sumarte a esta perspectiva. Porque nuestras vidas valen más que sus ganancias.
Relevamiento a estudiantes de la Universidad del Comahue sobre los efectos económicos de la crisis.
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeUfhyYhDzuwgN0r6l85exrloIAiDWo_E_dvS1X1tfwi0n_QQ/viewform