Ayer a las 12.30 el Tribunal dio a conocer las condenas para los cuatro imputados por la Masacre de Villa Moreno, donde resultaran asesinados Adrián “Patóm” Rodríguez de 21 años, Jeremías “Jere” Trasante de 17 años y Claudio “Mono” Suárez de 19 años. Afuera, mientras se esperaba la condena, se congregaron organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles y territoriales en la espera del veredicto.
Viernes 5 de diciembre de 2014
Pasaron 35 meses desde que resultaran acribillados en Villa Moreno los chicos del Frente Popular Darío Santillán por la banda narco liderada por el “Quemado” Rodríguez, uno de los principales imputados. Este caso que fue un punto de inflexión en la ciudad en la medida que reveló los profundos vínculos que ligan el narcotráfico, con la policía y el poder político. Gracias a la movilización perseverante y firme de familiares y compañeros de los chicos asesinados, hoy finalmente se hizo justicia.
El Tribunal presidido por los jueces Gustavo Salvador, José Luis Mascali e Ismael Manfrín dictaminó la pena de 32 años de prisión para Sergio “Quemado” Rodríguez, 33 años de prisión para Brian Sprio y 30 años de prisión para Daniel “Teletubi” Delgado. Fueron imputados por ser coautores penalmente responsables. Estos tres fueron quienes dispararon aquel 1 de enero a Jere, Mono y Patóm. Mauricio Palavecino, que fue quien condujo la Kangoo que trasladó a los asesinos hasta la cancha de Villa Moreno, fue condenado a 24 años por ser partícipe necesario y penalmente responsable del delito.
Se cerró así una etapa en la lucha contra de la impunidad. Las condenas, si bien son relativamente menores a las solicitadas por la querella, son por demás de significativas e importantes. En una ciudad donde el accionar de las bandas narcos se sostiene gracias a la complicidad policial y del poder estatal, las víctimas de ello son en su inmensa mayoría jóvenes y pobres. El gobierno encubre estos asesinatos cometidos por los sicarios de las bandas bajo el título de “ajuste de cuenta”. Así intentaron en vano catalogar este caso gracia también a la ayuda de los medios de comunicación que no dudaron en decir que este caso se trataba de una disputa de soldaditos narcos. Los familiares dijeron bien claro, Jere, Mono y Patóm no eran soldaditos de nadie, eran jóvenes militantes de uno de los barrios más castigados de la ciudad de Rosario.
Las causas en su inmensa mayoría son archivadas y por falta de pruebas, y fundamentalmente por falta de voluntad política para desmantelar el circuito del narcotráfico, son cajoneadas y nunca más se hablan de ellas. La importancia de esta condena reside, justamente, en poder dar con los imputados, en poder develar la inmensa trama de complicidades que atraviesa la ciudad de Rosario y en hacer posible una condena efectiva para los asesinos. Sin lugar a dudas, este histórico fallo es el resultado de la lucha incansable de los familiares, los compañeros de Jere, Patóm y Mono, de las organizaciones políticas y sociales que en estos 35 meses se movilizaron para decirle al gobierno provincial y municipal que este caso no iba a quedar impune.
La trama del narcotráfico se sigue manteniendo en la ciudad. Como reflejamos en este diario, el modus operandi de estas bandas se cobran la vida de cientos de jóvenes en las barriadas rosarinas e incluso de aquellos que salen a denunciarlos, como el caso de Norma Busto. La condena de hoy demuestra que la impunidad no es la única salida.
Por supuesto que esto es recién una primera etapa. Resta que se resuelva la causa de complicidad policial, una causa conexa a la que se acaba de resolver. En esta están imputados tres policial, dos de ellos de jerarquía por encubrimiento agravado e incumplimiento de deberes de funcionario público. Mientras tanto una primera etapa se cerró. Los familiares y compañeros de Jere, Mono y Patóm y las organizaciones que acompañaron esta lucha pueden decir con orgullo que se hizo justicia.
Rodrigo López
Nació en Rosario en 1989. Es licenciado en Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.